La Voz de Galicia

Pizzería Cambalache: «Los fines de semana, la gente llama para darse una alegría»

Sociedad

e. v. pita vigo / la voz pizzería cambalache

El restaurante se mantiene a flote gracias a los repartos a domicilio a oficinas, cenas para trabajadores y domingos enn familia

02 Apr 2020. Actualizado a las 05:00 h.

Los repartidores de la pizzería Cambalache, en la avenida de García Barbón, entran y salen cargados con pedidos en hora punta. Los motoristas son los únicos, junto con dos cocineros, que se han librado del ERTE. A diferencia de otros locales que recurren a las plataformas Glovo, Uber Eat o Just Eat, Cambalache tiene flota propia. El gerente Antonio Rodríguez dice que están sobrellevando la cuarentena gracias al reparto a domicilio. «La gente sigue llamando, más que nada el fin de semana para darse una pequeña alegría. Por las mañanas, telefonean para comer y por las noches más flojas. Pero de festejar, nada. Aquí notas que ahora los clientes están más sociables y se ponen a hablar contigo. El domingo por la mañana piden comida más variada, no solo pizza sino también pastas, ensaladas, hamburguesas o carne, para variar un poquito su menú», dice Antonio Rodríguez.

Durante la semana, los pedidos para comida van destinados a las oficinas y despachos de abogados, donde siguen trabajando. A la noche, llaman empleados que salen de su turno, por ejemplo, cuando ya están cerrados los supermercados a las 21.30 o las 22.00 horas. «Notas el repunte; la gente llama porque no tiene tiempo para cocinar», añade.

M.Moralejo

Para las entregas, los repartidores siguen medidas de seguridad para evitar contagios por coronavirus. Los clientes hacen sus propuestas. «El 70 % del cobro es con tarjeta, también se puede elegir si hacer la entrega en la puerta o si van a bajar a ellos al portal», dice.

Le preocupa la incertidumbre por el baile de las medidas gubernamentales a adoptar: «Hubo un sábado que no sabías si abrías o no». El primer fin de semana cedió parte de las hortalizas y legumbres perecederas a otros locales y a una oenegé que ayuda a los refugiados.

Tuvo que recortar plantilla de su restaurante y apostar por los pedidos a domicilio. «Ves que hay cafeterías que anotó con los pedidos de plataformas», afirma. Su local tiene capacidad para 150 comensales y ya antes de las medidas de cuarentena habían puesto en marcha un protocolo de separación de mesas.

«Ojalá acabe esto cuanto antes porque es muy sufrido cada día estar con esto», desea este hostelero que montó establecimientos por toda Galicia.


Comentar