Galicia empieza a probar el test rápido en colectivos más expuestos al virus
Sociedad
El Sergas estudia en qué casos puede resultar útil la nueva técnica, que no sustituirá al diagnóstico por PCR
05 Apr 2020. Actualizado a las 17:59 h.
Galicia ha empezado a probar los esperados test rápidos para la detección del coronavirus. Ya se han hecho centenares de pruebas en los últimos días. Son kits que tienen una apariencia similar a la de una prueba de embarazo, pero no funcionan con una muestra de orina, sino de sangre capilar -un pinchazo en el dedo-. Se coloca en un reactivo y a los diez minutos ofrece una raya o varias en función de si el resultado es negativo o positivo.
De momento, está en fase de pruebas. No se trata de comprobar su validez sino de estudiar en qué casos puede resultar útil utilizar estos test rápidos. «Los hemos llevado a varios colectivos de riesgo, para saber desde si la gente usa bien los equipos de protección individual hasta conocer si el virus se ha propagado sin control durante semanas antes de lo previsto, o si los modelos de predicción tienen sentido», explica el jefe de servicio de microbiología del área sanitaria de Vigo, Benito Regueiro. El resultado del test lo ve cada usuario. Con todos ellos, y más que se hagan, el Servizo Galego de Saúde tiene que decidir, a nivel central, en qué casos se emplearán estas pruebas.
Así que no hay que poner las esperanzas en los test rápidos como si fueran a sustituir a las técnicas diagnósticas más lentas que se hacen ahora, la prueba molecular, llamada PCR, que tarda unas tres horas desde que llega al laboratorio. No serviría de nada cambiar unas por otras. Las pruebas rápidas no detectan el virus SARS-CoV-2, sino los anticuerpos, que son proteínas que produce el propio cuerpo para defenderse del virus y que permanecen después de superar la enfermedad. En principio, la PCR detecta la infección desde que se origina, pero según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, en la mitad de los pacientes pueden empezar a detectarse anticuerpos siete días después del inicio de los síntomas y solo tras 14 días se detectan en todos los enfermos. Entonces, las pruebas, más que diagnosticar, como la PCR, pueden identificar si alguien está sufriendo o ha sufrido en el pasado el COVID-19 al comprobar que su cuerpo ha producido anticuerpos para combatir el virus. En fase aguda se genera un tipo de anticuerpos; más adelante, otro. «Por las tasas de sensibilidad que tienen, los negativos no nos sirven; pero los positivos sí son útiles», explica Regueiro, que es catedrático de microbiología en Santiago.
Por eso es clave decidir cuándo se usan. «El confinamiento ha sido muy beneficioso para controlar el virus; la curva se aplana», dice. Pero hay que preparar la vuelta a la normalidad sabiendo cuan extendido está realmente el virus y qué población está protegida. Ahí, los positivos de los test rápidos sí serían útiles. «Podremos hacer un llamamiento a los que ya están protegidos, cuando lo sepamos, para que hagan donaciones de suero para proteger a la gente que no produce anticuerpos», ejemplifica. De hecho, los hematólogos gallegos ya han empezado a seleccionar pacientes curados de COVID-19 para pedirles que donen plasma y así tratar a los enfermos más graves, aunque de momento son pocas las personas de las que se tiene constancia que han superado la infección y es probable que haya muchas más que la haya tenido de manera asintomática.
Por todo, la decisión de fondo no será utilizar la PCR o utilizar el test rápido. «Cuanta más rapidez se le pone a un sistema, menos sensibilidad», razona el jefe de microbiología de Vigo, que considera que lo importante será combinar toda la tecnología diagnóstica. «Está publicado que sumando tecnologías aumentas la capacidad de diagnóstico y la sensibilidad, y que puedes llegar al 98,6 %», dice.