El día que se torció todo, un año del covid en España
Sociedad
Del «como mucho algún caso diagnosticado», que persigue a Fernando Simón, a casi tres millones de positivos
31 Jan 2021. Actualizado a las 01:27 h.
«España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado». Nadie sabe cuántas veces se habrá arrepentido Fernando Simón de pronunciar una frase que, vista con la perspectiva que da un año entero, resume la imprevisión del Gobierno ante la mayor crisis sanitaria en el país desde la Guerra Civil. El director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias (CCAES) pronunció estas palabras, que le han perseguido desde entonces, hace justo doce meses, el mismo día que España notificó su primer caso de covid-19: fue el primero de casi tres millones registrados con prueba positiva y de otros tres millones que no están contabilizados en las estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad. Aquel ya lejano 31 de enero de 2020 ocurrieron muchas cosas que ayudan a entender por qué la covid-19 castigó con tanta dureza a España.
Unos días antes, el 28 de enero, las autoridades sanitarias alemanas avisaron a España de que un hombre que había tenido contacto con una compañera de trabajo que volvió de China contagiada estaba de vacaciones en Canarias. Llegó en avión a Tenerife y desde allí se desplazó en barco a La Gomera junto con cuatro amigos. A las pocas horas de aterrizar, los sanitarios canarios les hicieron las pruebas y los aislaron. Uno de los turistas dio positivo y el resto, negativo, pero todos permanecieron aislados 14 días, el tiempo máximo de incubación del virus.
Horas antes de que el Ministerio de Sanidad comunicara el caso de La Gomera, Fernando Simón ofreció una de sus primeras ruedas de prensa. Conocido hasta entonces por su labor como portavoz de la crisis del ébola, en 2014, Simón dirigía un pequeño y discreto departamento ministerial que en tiempos de normalidad pasaba inadvertido. Pero entonces comenzaba un tiempo excepcionalmente anormal, aunque ni él mismo, a tenor de sus palabras, lo sabía. «Esperemos que no haya transmisión comunitaria. Si la hay, será una transmisión muy limitada y muy controlada (...) Aunque esto puede cambiar, hay indicios de que esta enfermedad sigue sin ser excesivamente transmisible (...) Parece que la epidemia tiene posibilidades de empezar a remitir».
El centro encargado de detectar las alertas sanitarias no era consciente de que la enfermedad que había emergido semanas antes en la ciudad china de Wuhan estaba mucho más cerca de lo que parecía y lo más peligroso, tampoco estaba poniendo los medios preventivos para atajarla en el supuesto de que explotara aquí.
Porque ya entonces, los «indicios» de los que hablaba Simón no apuntaban únicamente hacia un análisis tan optimista como el suyo. Mientras se descubría en Canarias el primer caso, en Valencia un hombre de 69 años que acababa de llegar de Nepal tenía tos y fiebre, nada extraño en pleno invierno. Acudió a su centro de salud y le diagnosticaron una gripe. Dos días después, había empeorado seriamente y entonces fue ingresado. El 13 de febrero murió de neumonía. Los médicos trataron de hacerle una prueba para comprobar si había fallecido por la nueva enfermedad que se había descubierto en China. La petición se denegó porque el paciente no cumplía con la definición de caso: no había estado con contagiados ni venía de China, el país en riesgo. Pese a los ruegos de los profesionales sanitarios, que durante semanas sospechaban que muchos de los casos de gripe que trataban eran en realidad coronavirus, el Ministerio de Sanidad no cambió el protocolo hasta el 26 de febrero, cuando permitió que se hicieran pruebas a todos los pacientes con coronavirus. El 3 de marzo, la Comunidad Valenciana informó de que la causa de la muerte del paciente fue el coronavirus. Se había perdido un mes clave para detectar los casos.
Señales de crisis Pero el 31 de enero ya había otras señales que invitaban a extremar las precauciones. Diez días antes, la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyas recomendaciones han guiado a España durante la crisis sanitaria, confirmó que el virus se transmitía entre humanos. El 24 de enero, el jefe de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía, José Antonio Nieto, envió a sus superiores un informe, basado en los documentos publicados por la OMS, para que comenzaran a hacer acopio de mascarillas y guantes ante la gravedad del virus (Nieto fue destituido el 13 de marzo). El 27 de enero, la OMS recomienda que en los aeropuertos se compruebe si los pasajeros tienen fiebre o tos. El 28, el Gobierno dice que «no se puede descartar que aparezca algún caso importado en España». El 29, la OMS recomienda el uso de mascarillas. El 30, España asume las instrucciones de la OMS, pero sin test y sin material. Y el 31 de enero de 2020, hace justo un año, 21 españoles son repatriados desde Wuhan, Sanidad detecta el primer positivo en el país y Fernando Simón dice: «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado».