La Voz de Galicia

Un médico gallego crea la primera Car-T de Europa para el linfoma de Hodgkin

Sociedad

R. Romar Redacción
Javier Briones, médico gallego en el Hospital San Pau

Javier Briones lidera en Barcelona un ensayo clínico de terapia personalizada contra el tumor

05 Apr 2021. Actualizado a las 08:27 h.

Utilizar las células del propio paciente para destruir de forma selectiva las células tumorales. En esencia esta es la filosofía de los nuevos tratamientos Car-T, la más avanzada medicina personalizada contra el cáncer que resulta de una combinación de manipulación genética, terapia génica e inmunoterapia. De lo que se trata, en el fondo es de adiestrar al sistema inmune para atacar los tumores, algo así como entrenar a un recluta recién llegado al ejército para convertirlo en un Rambo en veinte días.

Son terapias innovadoras que actualmente solo están aprobadas en España para cánceres sanguíneos como la leucemia linfoblástica aguda o el linfoma B de célula grande, aunque la Agencia Europea del Medicamento también los ha aprobado recientemente para el linfoma de células del manto. Son una de las grandes esperanzas de la medicina, pero aún queda aún un largo camino por recorrer para extender el tratamiento a otros tumores, un paso que acaba de dar el investigador gallego Javier Briones (Pontevedra, 1966), jefe del Grupo de Investigación de Inmunoterapia Celular y Terapia Génica del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (IIB-Sant Pau), que ha liderado la creación del primer Car-T en Europa para utilizarlo en pacientes con linfoma de Hodgkin clásico y linfoma no-Hodgkin T.

El Servicio de Hematología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau acaba de administrar el primer medicamento específico a un paciente afectado por la enfermedad dentro de un ensayo clínico en el que participarán otras diez personas dentro de la fase I y unas veinte en la II, que se realizarán una a continuación de la otra. El proyecto ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III, la Fundación Josep Carreras contra la Leucemia, el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y la Fundación “La Caixa”. Gracias a esta última, que ha aportado 2 millones de euros, en los próximos meses se podrá administrar un segundo Cart-T académico enteramente producido en el hospital para pacientes con linfomas y leucemias de línea B.

«La primera gran novedad es que se trata de la primera terapia Car-T creada en Europa, hecha de principio a fin por nosotros, y la segunda es que está dirigida para un grupo de pacientes para el que no existía esta alternativa», explica Javier Briones. Tanto el linfoma de Hodgkin clásico como el linfoma no-Hodgkin T son tumores hematológicos poco frecuentes, pero para los que, sobre todo en el segundo caso, no existen demasiadas alternativas terapéuticas. La incidencia del primero es de unos 3 casos por 100.000 personas al año y el no-Hodgkin T es más raro aún. Pero este último es «tremendamente agresivo y con un arsenal terapéutico extremadamente limitado», de tal modo que la supervivencia global de los pacientes a 5 años se sitúa en torno al 20 %-30 % de los casos.

Para el Hodgkin convencional existen más alternativas, pero no para los algo más de 20 % de los pacientes que son refractarios a los medicamentos habituales. «Los enfermos que no responden al tratamiento son muy jóvenes en su gran mayoría, de entre 30 y 40 años, de ahí el interés que teníamos en desarrollar una nueva terapia específica y personalizada para ellos», apunta Briones.

El abordaje de los Car-T consiste en el uso de un receptor específico —el CD 19 en los medicamentos que ya se utilizan en clínica y en muchos otros en experimentación— de las células inmunitarias T que se une a los antígenos que se encuentran en la superficie de las células tumorales para poder destruirlas de forma selectiva. Son moléculas que se crean en laboratorio —receptores quiméricos de antígenos, de ahí el nombre Cart-T— como una especie de llave específica que permite abrir la cerradura de entrada a los antígenos asociados a las células tumorales. Es un procedimiento que se realiza a partir de la extracción de los glóbulos blancos del paciente por aféresis y, una vez seleccionados los linfocitos T, se les agrega en laboratorio el receptor de antígenos.

Pero la novedad del trabajo liderado por Briones es que han encontrado un receptor nuevo en los linfocitos T, el CD30, que se conecta específicamente con los antígenos de las células de los pacientes de Hodgkin clásico y linfoma no-Hodgkin T. Además, el equipo ha seleccionado linfocitos T de memoria, que tienen una mayor capacidad antitumoral.

«Tenemos que ir paso a paso, paciente a paciente»

Javier Briones, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago, llegó a Barcelona en 1992. «Con las Olimpiadas», recuerda. Y desde entonces sigue en Cataluña, donde es profesor asociado de Medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona y director de la Unidad de Hematología Clínica en el Servicio de Hematología del Hospital Santa Creu i Sant Pau. Ahora centra sus esfuerzos en las terapias innovadoras Car-T, aunque reconoce que queda un largo trabajo por delante antes de aplicar su procedimiento en pacientes de linfoma de Hodgkin y no Hodgkin T.

Si los ensayos en fase I y II que dirige culminan con éxito, a los que se añadiría una fase II extendida con un mayor número de pacientes, sería necesario contar con la industria farmacéutica para dar el último y gran salto. «No es posible afrontar una fase III, con un mayor número de pacientes, sin su colaboración, pero ni aquí ni en Estados Unidos», reconoce. Mientras tanto va paso a paso. O, casi mejor dicho, paciente a paciente.

«Estamos —explica— en un ensayo completamente nuevo que requiere sus tiempos, y cuanto más novedoso es más lento tiene que ir. No podemos administrar la terapia a todos los que tenemos a la vez, sino que tenemos que hacerlo secuencialmente, uno detrás de otro para analizar detalladamente la toxicidad que se pueda generar en cada uno de ellos y dar paso al siguiente».

Tampoco se ha planteado por ahora crear una terapia propia para abaratar los costes de estos tratamientos —más de 300.000 euros por paciente en los que ya se emplean—, sino que por ahora su objetivo es desarrollar una alternativa terapéutico para los enfermos que no la tienen.


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