La Voz de Galicia

«El juego del calamar», un fenómeno global que puede ser el mayor éxito de la historia de Netflix

Sociedad

Mariluz Ferreiro

Puedes participar para ganar una fortuna, pero si pierdes, mueres; esta violenta serie coreana tiene un poco de Los juegos del hambre y una pizca de Battle Royale y todo indica que será la más vista de la plataforma

07 Oct 2021. Actualizado a las 16:15 h.

Visten mono rojo con capucha. Empuñan armas de fuego. No dudan en disparar. Ocultan sus rostros detrás de misteriosas máscaras. Y vigilan sin descanso a sus aterrorizados huéspedes. Pero no son los atracadores de La casa de papel. Ni siquiera pueden considerarse los grandes protagonistas de la historia. Son los vigilantes de la serie El juego del calamar y se han convertido en uno de los nuevos iconos de Netflix. Esta producción coreana sigue escalando posiciones en el ránking histórico de éxitos de la plataforma y millones de fans se preguntan si habrá una segunda temporada, algo que todavía no está confirmado. Mientras, la serie está a punto de desbancar a Los Bridgerton del escalón más alto de las audiencias. Las cifras avanzan a un ritmo tal, que hasta han pillado desprevenidos hasta a los propios directivos de Netflix. Así lo confesaba Ted Sarandos, director de contenido del gigante de los contenidos de pago: «No lo vimos venir en términos de popularidad global». Sarandos acaba de hacer públicos datos de las series que han generado más adicción desde su plataforma. La primera temporada de Los Bridgerton reina con 625 millones de horas vistas (el dato siempre es el acumulado en los 28 días después del estreno), por delante la cuarta entrega de La casa de papel con 619 millones y de la tercera de Stranger Things, con 582 millones. Curiosamente, la aspirante al trono tiene un perfil totalmente distinto de la primera clasificada. Sangre coreana frente a un drama de época que juega a ser una especie de versión moderna de las historias de Jane Austen, pero interracial y con sexo (menos té y más picante). Estas son las claves del último pelotazo de Netflix.

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El planteamiento de partida

La idea no es nueva. Es otra vuelta de tuerca al «gana o muere». Así presentan en la propia plataforma el primer capítulo, Luz roja, luz verde: «El arruinado y desesperado Gi-hun acepta participar en un enigmático juego con la intención de ganar dinero fácil. Ya en la primera ronda se desata el horror». Acepta él, pero también se apuntan más de cuatrocientos compañeros en su misma situación. Todos aceptan y, de repente, se encuentran en un lugar desconocido, unas instalaciones de estética colorista e infantil, una especie de mundo irreal en el que deben convivir y, si no tienen suerte, morir. En ese episodio inicial queda clara la dinámica de la competición. Comienza la masacre. Y solo es el arranque, el primero de los nueve episodios de la temporada.

«Battle Royale»

Espejos en los que se puede mirar

El juego del calamar es una especie de versión canalla de Los juegos del hambre, sin necesidad de distopía, con más acidez y humor negro y con mucha menos solemnidad. Si en la película se aspira a cierto tono épico, en la serie más bien reina lo patético. Aquí los 456 aspirantes que intentan ganar el premio, un bote de 45.600 millones de wones (unos 33 millones de euros), visten una especie de chándal, son numerados y la presentación de los juegos no tiene ni pompa ni circunstancia. Quizás el pariente más cercano a esta criatura sea el filme Battle Royale, aquel largometraje japonés del 2000 en el que el profesor Takeshi Kitano lleva a adolescentes seleccionados por su rebeldía a una isla para que se masacren entre ellos adjudicándoles distintas armas. La idea también es que se salve solo el más fuerte. Y todo esto dentro de un bonito proyecto del Gobierno nipón que pretende dar una lección para prevenir futuras revueltas sociales. Es posible que los jóvenes enganchados a la serie recuperen esta película que sí habían visto generaciones anteriores.

Otra película más reciente, también japonesa, As The Gods Will (Como Dios quiera), del 2008, también somete a alumnos a juegos mortales. De hecho, El juego del calamar y este filme coinciden incluso en uno de ellos.

Los jugadores

Es una inmersión en la Corea del Sur de los desamparados, de los buscavidas que no tienen más horizonte que el presente y que saltan de una deuda a otra mayor. Los que participan en el juego son ciudadanos de serie B, más de cuatrocientos perdedores que no tienen otra salida. Y, en su mayoría, no precisamente entrañables. Gi-hun, el protagonista, es un hombre de mediana edad que vive con su madre (más bien a costa de su madre, a la que llega a robar) en una pequeña casa y funde el dinero que cae en sus manos apostando en carreras de caballos, que no es mucho porque perdió su trabajo hace tiempo. Ni siquiera tiene nada ahorrado para comprarle un regalo de cumpleaños a su hija, que vive con la madre. Queda claro que el país oriental, más allá de su fachada tecnológica y educativa, tiene un patio trasero bastante oscuro donde no florecen precisamente las flores. Sin entrar en comparaciones más profundas, tiene una pizca de esa biopsia social que proporcionó anteriormente Parásitos, la película dirigida por Bong Joon-ho que arrasó en los Óscar del 2020. En este caso hay un personaje central y unos compañeros que van ganando protagonismo. La presión y el paso de las pruebas va arrastrando a muchos hacia su lado más miserable y reajusta enemistades y alianzas.¿Quién sobrevivirá en este episodio? Esa es una de las cuestiones clave. Aunque quizás el consumidor de series, después de las matanzas sin piedad de Juego de tronos, está un poco curado de espantos y tiene otro callo audiovisual. Es cierto que el gran producto emblema de HBO ha cambiado la forma de digerir las muertes y la casquería. El precio de la sorpresa es mucho mayor que hace unos años.

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Los juegos

Como asegura su creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, los juegos son sencillos. «Los juegos son extremadamente simples y fáciles de entender. Eso permite a los espectadores concentrarse en los personajes, en lugar de distraerse tratando de interpretar las reglas», apunta. Algunos, de hecho, son conocidos casi universalmente, aunque aquí se reiventan de una forma brutal, siempre con víctimas mortales. Y ese es uno de los grandes cebos para enganchar a la audiencia, comprobar cuál será el siguiente reto.

Netflix Latinoamérica ha lanzado un vídeo de resumen en el que se explican los juegos. Pero, atención, la siguiente pieza contiene spoilers que destriparán la historia a aquellos que prefieran sorprenderse con el paso de los episodios.

Y, aunque las reglas son siempre sencillas, se van añadiendo condicionantes también muy simples (en alguna competición se pueden elegir grupos o parejas) que provocan giros inesperados y que convierten a un competidor teóricamente débil en fuerte y viceversa. El primer juego es un remake sangriento del Un, dos, tres, zapatito inglés en el que moverse o no alcanzar la meta cuesta, literalmente, la vida.

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Los organizadores

Aquí reside otro de los misterios de la producción coreana. ¿Quién o quiénes organizan estos juegos de sangre? Poco a poco el espectador irá conociendo el modus operandi del reclutamiento, el traslado de los jugadores y las instalaciones. Pero todos los que forman parte del engranaje para que ese mundo irreal funcione ocultan su identidad detrás de máscaras. No importa en qué parte de la pirámide de sitúen. Y, sí, los estilismos de los vigilantes de a pie recuerdan demasiado a los de La casa de papel.

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Los símbolos y la estética

El mono rojo y las máscaras de esta especie de soldados es uno de los símbolos de la serie que se ha viralizado. En las redes ya circulan disfraces y distintas imitaciones. La serie ofrece a los fans iconos muy reconocibles con los uniformes de los vigilantes, las formas geométricas de la invitación al juego, la vestimenta de los participantes e incluso los colores y la estética de las instalaciones e incluso la muñeca robot del reto inicial. Sin duda, carne de merchandising, diseños que ya se lucen en miles de camisetas.

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¿Por qué ese título?

Por uno de los juegos infantiles que ha inspirado al director. Los niños dibujan en el suelo unas formas geométricas (un cuadrado, un triángulo y un círculo) que pueden recordar a la silueta del cefalópodo. Uno defienden su posición dentro de las figuras y otro asume el papel de invasor que debe ir avanzando.

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¿Qué dice su creador?

Hwang Dong-hyuk, director y guionista de la serie, indicó a Variety: «Quería escribir una historia que fuera una alegoría o una fábula sobre la sociedad capitalista moderna, algo que representara la competencia extrema. Pero quería incluir a personajes parecidos a los que conocemos en la vida real. Como juego de supervivencia, es a la vez entretenimiento y drama humano». Pero también ha confesado que gran parte de su inspiración procede de la lectura de cómics manga basados en juegos de supervivencia.

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El giro final

Sí, El juego del calamar va resolviendo incógnitas poco a poco, pero también guarda un giro, un golpe de efecto, para el capítulo final que le proporciona un enfoque distinto a la historia, porque cambia totalmente el papel desempeñado por uno de los personajes durante todos los episodios anteriores.

¿Habrá segunda temporada?

La conclusión de la primera temporada no cierra la puerta a una segunda y el éxito casi hace que el proyecto sea una obligación para Netflix y para el creador de la producción. Pero Hwang Dong-hyuk ya ha confesado a medios estadounidenses que el parto de esa segunda entrega tardará, porque no tiene desarrollada la historia de esa hipotética continuación de la serie. Asegura que le llevó seis meses escribir los dos primeros episodios, porque tuvo que rehacerlos varias veces, y que el proceso creativo resulta «agotador». Hwang Dong-hyuk indica que, en todo caso, esta vez no hará el trabajo solo y que tendrá un equipo de guionistas. Suspense añadido al propio argumento de la producción. Además, señala que comenzó a planear el proyecto en el 2008 y a trabajar en él en el 2009.

Una teoría sobre la serie (atención, spoilers)

El director mantiene a los fans con el corazón en un puño y estos ya han comenzado especular sobre los derroteros que podría tomar la historia. Hay una que gana peso. Atención, que vienen spoilers. La teoría más elaborado y que más se extiende por redes es que el jugador número 1, el anciano enfermo, en realidad es el padre del protagonista, y  que este hilo será fundamental a la hora de desarrollar la segunda temporada. De hecho, los fans han recopilado supuestas pistas que apuntalarían esta hipótesis. ¿Disparatado? Para gustos.

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Las polémicas

Cuando una serie se convierte en un fenómeno de alcance mundial, un proceso en el que El juego del calamar recuerda a La casa de papel, en esa explosión siempre anida alguna polémica. En este caso, se trata de un producto que cautiva sobre todo a un público bastante joven y que no se entiende sin la violencia. Y ahí algunos inician un debate similar al que se inició hace años con los contenidos de ciertos videojuegos.

Pero con la viralización de la serie van surgiendo nuevas polémicas. Netflix tuvo que introducir una advertencia para avisar a los espectadores sobre la posible peligrosidad de ciertas escenas. «Algunas escenas tienen efectos estroboscópicos que pueden afectar a espectadores fotosensibles». Se trata del episodio cuatro, en el que, en un momento dado, se observan luces parpadeantes, fuertes destellos al tiempo que la cámara permanece en movimiento. Y este imput puede incrementar la posibilidad de que ciertas personas sufran un ataque epiléptico o sufra una migraña. Estos detalles contribuyen a alimentar que El juego del calamar siga generando actualidad y sume más audiencia.

También ha causado revuelo el hecho de que en la serie figure un número de teléfono que correspondía al de un ciudadano de Corea del Sur. Unas 4.000 personas intentaban contactar diaramente con el titular de la línea.

Otra propuesta coreana con sangre y aventura

Corea del Sur lanza propuestas audiovisuales que están conquistando el mercado internacional. Netflix cuenta entre su oferta con otra producción de este país que puede saciar a los espectadores que busquen aventura, sangre (otra vez) y zombies. Se trata de Kingdom, una serie que se estrenó en el 2019. Está basada en el cómic The Kingdom of the Gods y narra las batallas y las intrigas palaciegas en una Corea feudal que, además, se ve asolada por una plaga de muertos vivientes. ¿Planteamiento bizarro? Sí. ¿Serie entretenida? Para los que no reniegan de los zombies, mucho.

 


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