Gente de clase alta dedicada al metal vivía en el castro romano de Vilamartín de Valdeorras
Sociedad
El poblado de O Castelo de Valencia do Sil está vinculado con Las Médulas
04 Jun 2022. Actualizado a las 14:22 h.
A finales de los años setenta, un vecino del concello ourensano de Vilamartín de Valdeorras que trabajaba las viñas halló restos arqueológicos en la parroquia de Valencia do Sil. Y se lo comentó a uno de los miembros de Os Escarbadores, un grupo de aficionados a la arqueología de O Barco. Comenzaron entonces a excavar lo que se conocía como O Castelo. Con todo lo encontrado fundaron un museo, del que acabaron desapareciendo muchos de sus hallazgos. Lo que queda tiene difícil catalogación. «Quedou só morralla e está todo remexido, non se sabe de onde é cada cousa», explica José Fernández, responsable de la sección de arqueología del Instituto de Estudios Valdeorreses (IEV). Porque Os Escarbadores también sacaron a la luz yacimientos en otros puntos del oriente ourensano y en el Bierzo. Pero —al no ser profesionales— no documentaban el trabajo ni dónde aparecía cada pieza.
Aquel trabajo de aficionados se paró en los años ochenta y la maleza fue invadiendo O Castelo hasta que en 1993 el IEV consiguió que la Diputación de Ourense le cediese una brigada de obras para limpiar el lugar. Y volvió a caer en el olvido, hasta que en el año 2019, Fernández y el arqueólogo Santiago Ferrer (que siendo un chaval ya había subido al castro con Os Escarbadores) volvieron a excavar lo que pensaban que eran cabañas del castro y que finalmente se desvelaron como habitaciones de una domus romana.
Meses más tarde comenzó a trabajar en el yacimiento el grupo Sputnik Labrego, que acaba de rematar la cuarta fase de intervención en la zona. En este tiempo han trabajado en los dos campos que iniciaron en su día Os Escarbadores y han abierto un tercero que les está dando grandes resultados, en palabras de Fernández. Y así lo confirma el director de la intervención, Carlos Tejerizo. «Hemos excavado varias casas de distintas familias y hemos encontrado un brazalete de bronce decorado, que podemos vincular con personas de estatus social alto», explica. Asegura que con los análisis de la tierra y los restos encontrados «hemos averiguado que se fabricaban aquí objetos de metal, no sabemos cuáles, de cierta calidad y valor». Y va más allá: «La hipótesis es que O Castelo estuvo vinculado con la minería y que estaba relacionado con Las Médulas —la impresionante explotación romana de oro del Sil, ubicada apenas cuarenta kilómetros río arriba—; aunque aquí se dedicarían a la extracción de cobre y hierro». Eso explicaría, entre otras cosas, la elección del lugar, «que es un entorno fantástico para ver pero de difícil acceso, para proteger lo que hacían», señala Tejerizo; así como los resultados de los análisis polínicos. Con los restos de polen hallados se ha podido reconstruir el ambiente del momento. «O Castelo estaba despoblado de árboles. Eso tendría que ver con la producción de hierro, ya que se necesita mucha madera», añade Tejerizo. Ahora están realizando pruebas para saber qué cereales comían. Habla de los puntos más interesantes de la investigación, para después remarcar que «para nosotros todo lo es».
O Castelo tuvo dos fases de ocupación en la época romana y tardorromana. Los trabajos actuales se centran en la etapa transcurrida en los siglos IV y V de nuestra era (entre los años 300 y 450).
Todo lo encontrado fue presentado ayer en un acto público en Vilamartín de Valdeorras. «Es fundamental para nosotros contar lo que estamos haciendo y establecer un diálogo con los vecinos, que tan bien nos han acogido», decía Tejerizo. Además, con la charla en un centro social intentaban llegar a todos aquellos que no pueden subir hasta el yacimiento. Muchos otros lo visitaron en las dos últimas semanas —el tiempo que duró esta cuarta fase—, ya que Sputnik Labrego invita a quien quiera a acercarse mientras trabajan en el yacimiento. La subida hasta la zona es recompensada además con una explicación interpretativa de lo que uno tiene ante sus ojos.
El siguiente paso será la puesta en valor del yacimiento arqueológico
Habrá quinta fase, avanza Carlos Tejerizo, el director de la excavación de O Castelo. Y parte fundamental de ese trabajo pasará por consolidar lo encontrado y ponerlo en valor. «En Valdeorras hay muchos sitios con riqueza patrimonil, pero no patrimonializados», explica. Quieren convertir O Castelo en un enclave visitable. Para ello cuenta con el apoyo del Concello de Vilamartín, que tiene en vigor un convenio con la Universidade de Santiago para que alumnos de arqueología puedan hacer sus prácticas en O Castelo.