La Voz de Galicia

Las vacunas después de la pandemia: de la vacunómica cuántica a la minería de datos

Sociedad

Tamara Montero Santiago / La Voz

Forovax arranca en Santiago con una mesa sobre investigación en vacunas en la que Federico Martinón, Carlos Martín y Cintia Muñoz-Quiles presentaron diversas líneas innovadoras en este campo

15 Jun 2022. Actualizado a las 20:45 h.

La búsqueda de una vacuna contra el coronavirus puso de repente el foco sobre un proceso que se había estado desarrollando con total seguridad y eficacia durante décadas y que seguirá haciéndolo después de la pandemia. La cuestión es hacia dónde: Quizá en el futuro, la investigación en vacunómica permita un calendario adaptado a cada paciente según sus factores de riesgo. Desde luego, lo que ya es posible es el uso de la minería de datos para ver el impacto en la vida real (fuera de los entornos controlados de los ensayos clínicos) de un fármaco concreto. Y en agosto comienza el ensayo clínico de una vacuna contra la tuberculosis desarrollada en España (y que fabrica en O Porriño Biofabra) para demostrar su eficacia.

Sobre las líneas de investigación en vacunas giró la primera de las mesas de Forovax, que reúne en Santiago a un panel de especialistas en salud pública para analizar y abrir el debate sobre el futuro de la vacunología. «Aparte de los que puedan ser obvios, porque puedan ser fenotipos clínicos claros, se pueden establecer fenotipos moleculares que permitan hacer una prescripción individualizada». Federico Martinón, jefe de Pediatría del CHUS y experto en vacunas, era realista a la hora de hablar de la posibilidad de tener una vacunación personalizada para cada paciente: sí, es hacia donde avanza la investigación y en el laboratorio es posible, pero queda un largo camino por recorrer.

«Podemos hacerlo cuando son rasgos muy claros». Por ejemplo, entre el 30 y el 40 % de determinadas poblaciones (como la nórdica) presentan una mutación de un gen (FUT2) que las hace resistente al norovirus. Si en algún momento se realiza una vacunación -y hay vacunas en desarrollo- «te puedes ahorrar un 40 % de las dosis si haces un test específico de screening», explicaba Martinón.

Desde luego, la aplicación de las diferentes ciencias ómicas hace avanzar la vacunología hacia la precisión: por ejemplo, no todo el mundo es igual de sensible o resistente a la enfermedad meningocócica y hay variaciones genéticas que lo explican, igual que hay condicionantes individuales entre los lactantes que los predisponen a padecer infección por el virus respiratorio sincitial grave.

Es decir, los efectos no dependen de una vacuna, sino del vacunado. Martinón ponía como ejemplo la respuesta a la vacuna de la gripe, que tiene relación con la presencia de una bacteria en la flora intestinal. El haber tomado antibióticos recientemente puede condicionar la respuesta a esta vacunación.

Y eso se puede aplicar también a los efectos adversos: «Es raro que las vacunas condicionen efectos adversos graves, lo habitual es que sean raras las personas que tienen efectos graves con las vacunas», explicaba Martinón. De nuevo, depende del paciente y no del fármaco. Un ejemplo es la fiebre alta con la administración de la vacuna del meningococo B: se ha visto que se relaciona con un perfil genético y eso permite predecir que vayan a tener esa fiebre.

Y más allá. Existe también la vacunómica cuántica, que se está aplicando en este momento a la infección con vectores, concretamente la garrapata. La idea básica es que en la interrelación de células vivas se producen ciertos mecanismos de mecánica cuántica y, buscando una «firma electrónica» de la interacción de las proteínas de los antígenos del virus y del vector. 

Minería de datos para ver el impacto en la vida real de una vacuna

Las posibilidades son muchas en el futuro, pero también hay líneas innovadoras en el presente, como el uso de big data para hacer estudios sobre cómo impactan las vacunas en la vida real. «Son un complemento a los estudios clínicos, pero se puede ver cómo funciona fuera de entornos controlados como los ensayos», explicaba Cintia Muñoz-Quiles, investigadora de Fisabio. 

Gracias al uso de la minería datos que permite el sistema de la sanidad valenciana, su grupo fue de los primeros en ofrecer datos de incidencia basal de trombosis en el momento en el que fue necesario comprobar si la vacuna de AstraZeneca mantenía el balance beneficio-riesgo, como sí se comprobó.

Y además, han hecho un seguimiento de una cohorte de jóvenes de ente 14 y 19 años para comprobar la efectividad de la vacuna del virus de papiloma humano (VPH) en la prevención de verrugas genitales. Se trata de cerca de 300.000 jóvenes, con más de 30.000 vacunadas, y se ha observado una eficacia del 77 % con la pauta completa de vacunación.

El seguimiento se ha ampliado ahora hasta los 23 años, y gracias a la posibilidad de saber el estado de vacunación individual de cada persona, se han visto indicios de que podría haber una protección indirecta por parte de las mujeres vacunadas sobre las que no han sido inmunizadas.

Eso sí, Muñoz-Quiles ha hecho una llamada a la precaución a la hora de interpretar los resultados, entre otras cuestiones porque se pueden dar sesgos. Por ejemplo, el estudio de efectividad con datos de la vida real de una vacuna no financiada por todo el sistema nacional de salud (como el rotavirus o el meningococo B) puede verse condicionado por el nivel educativo y el socioeconómico.

 Los menores que pertenecen a familias con un nivel socioeconómico mayor es más probable que reciban la vacuna que no está financiada. Y a su vez, hay estudios que demuestran un mayor riesgo de enfermedad meningocócica entre niños con menor nivel socioeconómico. Si no se corrigen estos factores, puede haber una sobreestimación de la efectividad de la vacuna.

¿Puede la vacuna de la tuberculosis proteger frente al cáncer de vejiga?

Carlos Martín, de la Universidad de Zaragoza, presentó la investigación sobre una nueva vacuna contra la tuberculosis (MTBVAC) que se fabrica en Biofabra, en O Porriño, uno de los candidatos más prometedores como alternativa a la actual vacuna (BCG) que tiene cien años y una eficacia limitada en adultos.

En agosto o septiembre se pondrá en marcha la fase tres de ensayos clínicos, con 7.000 bebés en Senegal, Madagascar y Sudáfrica, de una vacuna monodosis, con un sistema de producción igual que la actual pero que genera mayor protección, según los datos recopilados hasta el momento, lo que podría suponer un importante avance en la inmunidad contra una enfermedad que provoca prácticamente el mismo número de muertes que el covid-19 pero que tiene una inversión mil veces menor en la búsqueda de vacunas.

Pero en ocasiones, las vacunas tienen efectos no específicos. Cuando en el modelo de ratón la actual vacuna (BCG), que se utiliza en el tratamiento del cáncer de vejiga, «cuando se administra MTBVAC y anticuerpos monoclonales, la protección es del 100 %». Y también se ha visto que protegía frente al neumococo y además, interacciona con otras vacunas y aumenta su efectividad. 

 


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