La Voz de Galicia

El 4 % de los adolescentes gallegos tienen adicción a los videojuegos

Sociedad

marta otero la voz
Carmen Arias, directora de la Fundación Barrié, y Antonio Rial Boubeta, profesor de la USC

El 22,9 % de los alumnos de ESO y bachillerato sufren acoso escolar y el 17,8 % presenta síntomas de depresión moderada o grave, según el informe «Adolescencia, tecnología, salud y convivencia», de la Fundación Barrié y la USC

30 Nov 2022. Actualizado a las 17:04 h.

El uso de las tecnologías por parte de los adolescentes gallegos y el impacto de este uso sobre su salud es una realidad que ha puesto sobre la mesa el estudio «Adolescencia, tecnología, salud y convivencia», realizado por la Fundación Barrié, en colaboración con la Universidade de Santiago de Compostela y cuyos resultados se han presentado este miércoles en A Coruña. 

Carmen Arias Romero, directora de la Fundación Barrié, y Antonio Rial Boubeta, profesor titular del Área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la USC y responsable científico del estudio, han sido los encargados de presentar las conclusiones del informe de mayor envergadura presentado hasta la fecha, en el que han participado más de diez mil adolescentes de 59 centros de la comunidad y que se realiza un diagnóstico del uso que los adolescentes gallegos hacen de las TIC (Tecnologías de las Relaciones, la Información y la Comunicación).

Los resultados ofrecen conclusiones alarmantes. Una de ellas es que la tasa de adicción a los videojuegos se sitúa en Galicia en el 4%, lo que afecta a más de 5.000 adolescentes. «A ese porcentaje habría que añadir un 13,1% adicional para los que los videojuegos estarían empezando a convertirse en un problema», explica el informe, que aclara que las cifras crecen cuanto mayor es la frecuencia de juego y más horas le dedican.

En general, al menos 1 de cada 4 adolescentes gallegos hace un uso problemático de Internet. Entre sus principales riesgos destacan la pornografía, el sexting y el grooming. El 44 % de los adolescentes gallegos reconoce consumir pornografía online, el 42,2 % reconoce haber intercambiado mensajes sexuales online (sexting) y el 11,6 % reconoce haber recibido una proposición sexual por parte de un adulto. Las chicas son presionadas con mayor frecuencia para enviar fotografías o vídeos íntimos (18,6% frente al 6,9%de los chicos).

Por otra parte, se observa una relación entre el consumo de videojuegos y el acoso escolar: Al menos1 de cada 5 adolescentes sufre acoso escolar (22,9 %) en Galicia. Las cifras son mayores entre los que juegan habitualmente a videojuegos violentos designados como PEGI 18. Su consumo frecuente al comienzo de la adolescencia (12-13 años) hace duplicar las tasas de agresores (3,6 % frente al 1,7 %).

Uno de los datos menos malos que refleja el informe es el que habla del descenso del número de adolescentes que apuestan de forma presencial o virtual. Aunque la cifra se ha reducido, un 8,2 % reconoce que ha jugado alguna vez y al menos 1 de cada 10 adolescentes que apuestan (12 %) podría estar desarrollando una adicción al juego.El 12,5% reconoce haberse visto obligado a pedir dinero prestado para jugar o saldar sus deudas y un 12,1% incluso a robar. Estos problemas se multiplican por 10 cuando existe una adicción al juego.

Por último, los expertos están preocupados por los datos de la salud emocional de los adolescentes gallegos, que reflejan «una alarmante realidad»: El 17,8 % de los adolescentes presenta síntomas de depresión grave y moderada y el 12,7% tiene ideas suicidas recurrentes. Estas cifras se multiplican por 3o 4 entre quienes sufren acoso escolar.

 

 Carmen Arias Romero, directora de la Fundación Barrié, ha asegurado que «la adecuada utilización genera muchos beneficios y las TIC, se han convertido en fuente de conocimientos, instrumentos para el aprendizaje y la formación intelectual, profesional y personal, y un medio constante y permanente para el entretenimiento y la diversión», pero al mismo tiempo ha alertado de que «la implementación de las TIC también genera problemas. Además de la posible adicción, las TIC recogen también otros problemas como el cyberbullying, el grooming y el sexting y muchos otros hábitos que este informe pone de manifiesto». Por todo esto la Fundación Barrié consideró necesario «elaborar un estudio que nos ayude a delimitar la fina línea que separa el uso, el mal uso, el abuso y la adicción en el terreno de las nuevas tecnologías. Ya que, pese a su relevancia social, son todavía muy pocos los estudios que han abordado esta temática en España».

«Hay que evitar que los chavales se lleven el móvil a la cama»

 Por su parte, Antonio Rial Boubeta ha señalado que, ante lo alarmante de las conclusiones, «lo que no podemos hacer es decir que no se puede hacer nada, porque hay muchas cosas que se pueden hacer», y animó a los padres a poner límites a los adolescentes, como evitar que se lleven el móvil a la cama o al colegio, sobre todo en los primeros años de ESO. 

«En los colegios estamos fiando todo el esfuerzo preventivo a darles seis o siete charlas a los chavales -asegura- que a veces son de gente diferente y con mensajes poco coherentes. Eso está bien pero no es suficiente, hay una parte que tiene que ver con las familias que es muy importante».

Boubeta da algunas claves que pueden ser útiles: «Si resulta que las tasas de todos estos problemas se triplican entre los chavales que utilizan el móvil de madrugada, podemos reducir el riesgo a una tercera parte si no duerme con el móvil». O «si en edades muy tempranas no lleva el móvil a clase todos los días, evidentemente la probabilidad de que haya problemas de sexting o ciberacoso se reduce, porque incluso durante las clases también lo utilizan». El experto quiere mandar un mensaje positivo: «Hay que transmitir a los padres que pueden ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío, porque hay una sensación de impotencia, de que es imposible».

En cuanto a la edad a la que se le puede o debe dar un móvil a un adolescente, Rial explica: «Si se retarda la edad de llegada del móvil también se evitan cosas. Porque la media son los once años, pero los tienen ya con ocho, nueve o diez años, y el nivel  de maduración no es el mismo. Si se lo quieres dar tempranito, tendrás que acompañar más, supervisar más y redoblar el esfuerzo de poner normas, porque están más indefensos y vulnerables». Concluye con una frase lapidaria: «Si tu le pones con 9 años a un chavalín un móvil, que es una ventana al mundo, preocúpate de que esté bien armado porque si no lo estás dejando a la intemperie». 

Por último, habla también de la necesidad «de hacer un ejercicio de responsabilidad por parte de los legisladores y del sector del juego para hacer leyes que protejan a nuestros hijos». 


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