Dos años de la vacuna covid y 450.000 vidas salvadas: «Gañamos nós»
Sociedad
Galicia continúa siendo uno de los territorios con mayor cobertura vacunal en el aniversario de la primera dosis, que recibió Nieves Cabo en la residencia Porta do Camiño, que ha recuperado hasta los bailes previos a la pandemia
27 Dec 2022. Actualizado a las 05:00 h.
El día es frío y un poco húmedo, como suele ser típico en un Santiago invernal. Es exactamente igual que hace dos años, cuando un domingo temprano Nieves Cabo se arremangó y se dispuso a pasar a la historia: fue la primera gallega vacunada de coronavirus. Se hace un poco extraño y a la vez reconfortante el hecho de verla sin mascarilla — «téñoa aquí para poñer no autobús», dice levantando el bolso por el que asoman las gomas— y charlando tranquilamente con Dolores Budiño, Josefa Raposo y Jesús Fernández en la primera Navidad normal de los últimos dos años.
Ahora que la situación es distinta, y sobre todo, más tranquila, se puede echar la vista atrás para hacer un balance sosegado de lo acontecido durante los últimos dos años, los que lleva en marcha una campaña de vacunación sin precedentes que en Galicia, en un resumen rápido, ha supuesto más de siete millones y medio de dosis hasta el momento, un ritmo de administración sin precedentes (se completaban grupos etarios de la tercera dosis con hasta dos meses de antelación con respecto al calendario pactado entre las comunidades y el Gobierno) y una de las mayores coberturas vacunales de España.
«Ha sido un éxito colectivo» de profesionales sanitarios y responsabilidad de la población, dice la directora xeral de Saúde Pública, Carmen Durán, sobre un proceso que, según un estudio de The Lancet, ha permitido salvar unas 450.000 vidas en España en el 2021. Aunque todavía no hay datos definitivos sobre el impacto secundario del proceso de vacunación, el peso relativo de Galicia en el conjunto de la población española podría supone que aquí se hayan salvado más de 25.000 vidas gracias a la vacunación contra el covid, más teniendo en cuenta que la gallega es una de las comunidades con mayor cifra de mayores de 60 años de España.
«No nos has preguntado si nos ha tocado la lotería», dice Dolores en un momento de la conversación. Lamentablemente no, no ha tocado. En Nochebuena cenaron bacalao con coliflor, como está mandado. «Puxeron manteis», insiste Jesús, y ese gesto tan cotidiano es, en realidad, una metáfora de que la normalidad se impone.
La Asociación Española de Vacunología lanzaba hace unos días un documento de sensibilización sobre la necesidad de protegerse contra el coronavirus ante las discretas tasas de vacunación de la segunda dosis de refuerzo. ¿Ha caído Galicia en la fatiga pandémica? «Hay que decir que en Galicia parece que no». La directora xeral de Saúde Pública recuerda que la tasa de cobertura vacunal de la segunda dosis de refuerzo sigue siendo mucho mayor que la media de España y que en el caso de la población de 60 a 69 años, prácticamente la dobla. Siete de cada diez gallegos en esa franja etaria tienen sus dos dosis de refuerzo.
«Gañamos nós», dicen a la entrada de una residencia, la de Porta do Camiño, en la que han pasado muchas cosas (en realidad han pasado muchas cosas en todos los sitios). Pero si hay que marcar un hito, es la reapertura del centro sociocomunitario, ese espacio que conecta hasta la médula la residencia con el barrio que la cobija. En noviembre, regresaron los bailes.
«Aínda a poñemos de vez en cando», dice Jesús sobre el último recordatorio de que el covid-19 sigue ahí: el uso de la mascarilla. Hay usuarios de la residencia que nunca llegaron a quitársela y desde luego la plantilla y las visita siguen utilizándola. La de Vanessa Castro, la directora, es la típica azul quirúrgica. Detrás de ella se adivina una sonrisa al recordar todas las excursiones que han ido haciendo poco a poco: primero en espacios abiertos y con poca gente: la playa de Broña por la mañana, alguna salida al Gaiás, una excursión a las Cíes que aún la marea... y la última, al belén de Valga, aunque Josefa confiesa: hubo quien se saltó el Nacimiento para pasar directamente a los churros.
Así, entre carcajadas, reconocen que este año, por primera vez, han escuchado toses, porque con la normalidad, como era de esperar, han vuelto los catarros. Pero la alta cobertura vacunal es una de las principales bazas a favor de esta atípica campaña invernal, en la que han regresado, y con fuerza, virus respiratorios que habían dejado de circular durante lo peor de la pandemia.
La principal novedad de este invierno es la vacunación de los menores de entre 6 y 59 meses de la gripe. El objetivo «ambicioso» era alcanzar el 60 %. En este momento, la cobertura es del 50 % y Carmen Durán explica que es posible que suba algún punto porcentual porque durante las vacaciones navideñas las familias están llevando a los pequeños a vacunar. El uso de todos los dispositivos —centros de vacunación masiva, hospitales, centros de salud, incluso a domicilio— ha sido una de las lecciones del plan de vacunación que nació con el covid y que ha ido permeando al sistema sanitario.
Además, de «sumar» todos los dispositivos de vacunación y combinarlos para facilitar al máximo el acceso, el uso de las tecnologías ha sido otra de las grandes lecciones de la pandemia, explica Carmen Durán. El sistema de citación mediante SMS se está utilizando por ejemplo en esta campaña de la gripe en los menores, y además se refuerza la llamada telefónica para las personas que no acuden a vacunarse por otras patologías, herencia de las repescas. Y al revés, las fortalezas del sistema previas a la pandemia del covid-19 también se han incorporado a un plan de vacunación que ha llegado al 95,7 % de los mayores de 12 años.
Un rápido intercambio de consejos sobre remedios para sobrellevar la congestión deja paso a la pregunta que han escuchado tantas veces durante los últimos dos años en la residencia Porta do Camiño: ¿Qué tal la dosis de la vacuna? «Levámola, e tamén a da gripe. Eu nin a sentín», dice Nieves mientras Jesús asiente: «Non doe, doe máis un toxo ou un cravo». Junto con los bailes, ese es el otro cambio: del respeto, hasta miedo, de aquel domingo ya no queda nada. Desde luego, han ganado.