Lorena Guitián, modelo: «El arte lo hacen los diseñadores y nosotras solo lo lucimos»

La modelo gallega Lorena Guitián (Vilamartín de Valdeorras, 1994) estudió Arquitectura en A Coruña, donde vive cuando no está trabajando. Le encanta comer y también cocinar, el arte, la literatura y viajar. Es una chica divertida y tenaz, que prefiere los grupos pequeños a las grandes multitudes. Lorena rompe clichés asociados comúnmente a las modelos. Apenas se maquilla y no viste en base a las exigencias de las últimas tendencias. Su imagen es más bien natural, la de una chica práctica y despierta, dispuesta a comerse el mundo. Y es que eso es más o menos lo que su carrera profesional le está permitiendo. Nunca pensó que acabaría dedicándose a esto, pero una conversación con un fotógrafo de moda le dio las alas que ella creía que no tenía. Fue en el 2019. Ya ha desfilado para grandes casas como Dior, Valentino o Saint Laurent y acaba de recibir el premio a la Mejor Modelo de esta edición de la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid. Un galardón que otorga L'Oreal y que reconoce su carrera profesional.

—No sé si su nombre sonaba ya en el «backstage» como una de las favoritas para recibirlo o si el premio la pilló totalmente por sorpresa. ¿Qué sintió cuando le dieron la noticia?

—Lo cierto es que detrás de los desfiles no se comentaba nada, así que me pilló completamente por sorpresa. Sí que es cierto que otros años se habla más del tema y todas sabemos más o menos a quién le puede tocar, pero la verdad es que yo he hecho mejores temporadas que esta. Creo que el premio ha llegado como un poco tarde, pero estoy muy contenta, muy sorprendida y muy feliz.

—¿A qué se refiere con un poco tarde, si tiene menos de 30 años?

—Este galardón es ambivalente. A veces premia el carácter revelación y en ese caso yo me lo habría esperado cuando debuté con Saint Laurent, que de ahí ya enganché con Valentino e hice varias temporadas con Dior. Creo que tendría más sentido ahí. Pero en mi caso me lo dan a la trayectoria, por el trabajo de estos cinco años, y también es una pasada.

—Supongo que son especialmente importantes los reconocimientos que ponen en valor el trabajo de las modelos, quizá el último eslabón de la cadena en el sector de la moda, ¿no cree?

—Yo siempre digo que las modelos somos las caras anónimas que llevamos puestas las firmas. El arte lo hacen los diseñadores y todo su equipo técnico y creativo, nosotras solo lo lucimos. Es bonito que reconozcan lo que hacemos, pero yo con hacerlo ya soy feliz.

—¿Cuál es el siguiente paso en su carrera?

—Ahora estoy esperando a que me den el visado para viajar a Nueva York. Firmé hace unos meses con una agencia allí y creo que hay nuevos proyectos esperándome en Estados Unidos, algo que me hace muchísima ilusión.

—¿Y mientras tanto?

—Acabo de llegar a A Coruña después de la Semana de la Moda de Madrid y no sé qué toca ahora porque en mi trabajo la antelación no suele existir. Me llaman hoy para avisarme de que mañana vuelo. Todo lo que venga bienvenido será, incluidos proyectos con marcas gallegas, que no me importaría tener, la verdad.

—¿No se plantea mudarse a la capital o a otra gran ciudad?

—Ni hablar. Tengo buenas conexiones de vuelos con todas partes y estoy cerca de Valdeorras. Aquí tengo una vida fácil, más tranquila y que es sinónimo de descanso. No puedo pedir más.

—¿Vuelve mucho a Valdeorras?

—Todo lo que puedo. Mis padres viven en O Barco y cada vez que no tengo plan voy para allá. Me encanta ir a caminar por el monte y desconectar.

—¿Se plantea volver a la arquitectura?

—En el momento en que vi que esto iba para adelante, me centré en ser exclusivamente modelo porque no creo que puedas hacer muchas cosas y hacerlas bien. Quizá vuelva a la arquitectura porque nunca se sabe cuanto duran las carreras en esta profesión y lo haré con el bagaje de haber hecho sesiones en edificios muy interesantes y hasta en castillos.