La Voz de Galicia

Las canciones españolas que se quedaron a las puertas de Eurovisión y acabaron siendo un éxito

Sociedad

P. Vilasoa Redacción
David Bisbal, durante una actuación en Carballo

El festival europeo ha dado muchas canciones inolvidables, pero hubo también otros temas que, a pesar de que se quedaron en las preselecciones, acabaron siendo todo un fenómeno pop. Estrellas internacionales como David Bisbal o Aitana y otros artistas como Merche, Raúl, Sonia y Selena, Rigoberta Bandini o Tanxugueiras estuvieron a punto de darse a conocer a toda Europa, con canciones que a veces fueron más famosas que la que finalmente nos representó

14 May 2023. Actualizado a las 01:56 h.

El Festival de Eurovisión es una descomunal plataforma para los artistas de toda Europa. Las canciones participantes tienen garantizada, de entrada, una proyección envidiable, dado su número de espectadores, más de 160 millones solo el año pasado. Pero, a pesar de todo ello, ir al festival no siempre garantiza el éxito. De hecho, puede ser un regalo envenenado, y hacer que la representante acabe en el olvido, mientras alguna de las preseleccionadas es la que acaba pasando a la historia y a las listas de éxitos. Hacemos un repaso por los temas más famosos que salieron de la preselección de Eurovisión.

Corazón latino, de David Bisbal

El corazón le decía ese año a todo el mundo que la que tenía que ir a Eurovisión era la también ganadora de Operación Triunfo, Rosa de España, con su Europe's living a celebration. Pero, a pesar del aceptable resultado que consiguió, todos sabemos cuál era el verdadero temazo de ese año: Corazón latino, de un siempre desatado David Bisbal, y que habría servido para exportar a Europa esa pachanga sandunguera que tanto nos gusta en este país.

Corazón latino tenía todos los ingredientes que hicieron luego de Bisbal un artista internacionalmente exitoso: latineo desenfadado, gorgoritos y volteretas marca de la casa y ese aire verbenero que el almeriense había mamado desde su época en las orquestas. Y, como era de esperar, se convirtió en el único tema de esa preselección que saltó a una categoría más venerable: la de «canción del verano».

Yo quiero bailar, de Sonia y Selena

Otra de esas canciones precandidatas a Eurovisión que acabó en esa esfera legendaria que es la canción del verano fue Yo quiero bailar, de Sonia y Selena, un tema que invitaba a un desenfreno bailongo sin pretensiones. El dúo cosecharía un éxito enorme, y su disco, de título homónimo a la canción, acabaría vendiendo más de 1 millón y medio de copias en España y Latinoamérica, discos de oro y platino, además de obtener una gran repercusión en toda Europa. No se entiende ese verano sin pensar en la gente subida a las mesas de los bares cantando y bailando esta canción.

En la preselección de ese año, la Eurocanción 2001, ni siquiera se acercaron al podio, y acabaron quedando en un lamentable noveno puesto. Aunque lo cierto es que la canción que nos acabó representando nos consiguió finalmente uno de los mejores puestos de España en esos años: una sexta posición. Se trataba del primer single del emergente David Civera: Dile que la quiero.

No pidas más amor, de Merche

La cosecha de la Eurocanción 2001 fue, sin duda, una de las que más temas dejó a la posteridad. Pero no busques el nombre de Merche entre los candidatos, porque la cantante gaditana se presentó a esa preselección con su nombre artístico Luna. Lo hizo con una canción que quedó sexta, pero que después acabó sonando en todas partes. Se trata de No pidas más amor, el primer single de la cantante y que acabó siendo banda sonora de Gran Hermano y también de una serie de la televisión andaluza. 

La canción se convertiría en todo un éxito, y sería el trampolín inicial para Merche, ya que le sirvió para sacar su primer disco y para comenzar su exitosa carrera musical en un momento difícil, en el que la industria musical española pasaba por una de sus épocas más críticas.

Sueño su boca, de Raúl

Un año antes de esa plétora de temazos que nos dio la preselección eurovisiva, el programa Eurocanción 2000 también nos legó una canción inolvidable, y el inicio de la exitosa carrera musical de un cantante de Vitoria: Raúl.

El artista llegó arrasando las listas de éxitos y las pistas de baile con Sueño su boca, que llegó a dar el salto a Europa, y le hizo ganar un Premio de la Música como artista revelación.

Pero Raúl no tuvo suerte en esa preselección, en la que se elegió como representante a Serafin Zubiri, que acudía a Eurovisión por segunda vez y cosechó un muy discreto 18º puesto.

Quizás fue por el chasco de no llevar a Raúl que, al año siguiente, en esa preselección cargada de temazos, se optase por David Civera y su Dile que la quiero.

La revolución sexual, con La Casa Azul

Qué mala suerte tuvo el proyecto de Guille Milkyway. Se presentó a la preselección de Eurovisión el año en el que España envió a Rodolfo Chikilicuatre y su Chiki-chiki, una frikada aupada por la campaña de publicidad de La Sexta y ayudada por la laxitud de las normas de selección, en las que predominaba el voto de la audiencia. Ese año, los espectadores, cansados de que el politiqueo decidiese en buena parte los resultados, tenían ganas de trolear a Europa.

La decisión hizo que la gala de Eurovisión fuese un exitazo de audiencia, pero también tuvo una damnificada, la que era, sin duda, la mejor canción de ese año y que se quedó a las puertas con un segundo puesto: La revolución sexual, de La Casa Azul, un auténtico himno pop que ha acabado llegando a nuestros días y que, además, tiene versión en inglés, dúo con una cantante coreana y otro dúo en alemán.

Por suerte, algunas veces el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio.

Eres un enfermo, de Las Supremas de Móstoles

Antes del Chikilicuatre, tres hermanas madrileñas ya pensaron en llevar el humor y la sorna de nuestro país al escenario del Festival de Eurovisión. Las tres hermanas lo hicieron con una canción, Eres un enfermo, que narraba las quejas de una mujer hacia su marido por su adicción al cibersexo, pero con la gracia y el salero que las caracteriza. Años después se lamentaban por darse a conocer con una canción humorística, después de llevar toda una vida dedicada a la música, pero lo cierto es que fue todo un éxito. 

Lamentablemente, la audiencia fue conservadora ese año y optó por un tema mucho menos memorable, Brujería, de Son de sol, que acabó quedando de cuarto por la cola.

Lo malo, de Aitana y Ana Guerra

Operación Triunfo regresó a la pequeña pantalla como un huracán de popularidad. Los concursantes se volvieron a meter en la vida de todos los españoles con un fenómeno comparable al de la primera edición. Y de él salieron artistas que llegaron para quedarse. De entre todos los concursantes, la favorita fue siempre la divertida Amaia, seguida muy de cerca por la riquiña Aitana, que ya por aquel entonces dejaba entrever un enorme potencial.

Siendo sinceros, ninguno de los concursantes de OT parecía muy convencido en participar en Eurovisión, que tenía la fama en ese momento por ser un regalo envenenado que daba más problemas que rédito. Pero en la preselección se coló este temazo, Lo malo, a pachas entre la popular entonces Ana Guerra y la que estaría llamada a convertirse en una de las grandes estrellas pop de España, Aitana. Una canción que, a pesar de no ser la seleccionada, se convirtió en todo un éxito que sonaba por todas partes.

España se quedó sin la posibilidad de mandar a Eurovisión a una potencial estrella internacional y a una canción divertida y reivindicativa, y, en su lugar, se decantó por la bonita, aunque bastante sosa, Tu canción, un dúo entre Amaia y Alfred, pareja en ese momento, y con una historia de amor que veían con potencial de exportación, pero que no caló en Europa. Quedaron en el puesto 23, y Amaia nunca ha hablado de la experiencia eurovisiva con demasiado cariño.

Ay mamá, de Rigoberta Bandini

Tras varias experiencias frustradas en la selección de las canciones de Eurovisión, con bajas posiciones en la tabla y algunas propuestas que no convencieron ni en Europa ni en España, a RTVE le dio por resucitar, renovado, el antiguo festival de Benidorm, que se convirtió en la mejor preselección eurovisiva de las últimas décadas en España. Además de la controvertida elegida, el SloMo de Chanel, que estuvo a las puertas de hacer que España se alzase como ganadora por primera vez en tropecientos años, el Benidorm Fest dejó otras canciones que se convirtieron en fenómenos de masas.

La más exitosa, como himno generacional y reivindicación feminista, fue el Ay, mamá de Rigoberta Bandini, una artista catalana que hasta ese momento se movía por los círculos más indies y que acabó dando una canción que ya es historia de la música pop española. La carrera de Rigoberta subió como la espuma, llenó estadios y, meses después, anunció, quizás sobrepasada por las exigencias y la presión de una masa repentina de fans, que se tomaba un tiempo indeterminado fuera de los escenarios. Pero su reivindicación «al puro estilo Delacroix» se ha quedado para siempre entre nosotros.

Terra, de Tanxugueiras

A quienes parece que no les sobrepasó la fama repentina fue a Tanxugueiras. La de ellas y la de Rigoberta eran, sin duda, las dos propuestas del Benidorm Fest favoritas de la mayoría de los españoles. Si la una reivindicaba un feminismo sin complejos, las otras lo hacían con la riqueza lingüística de nuestro país. El Terra de Tanxugueiras también fue todo un himno, sencillo, efectivo y pegadizo, como debe serlo una buena canción popular. El trío de cantareiras invitaron, pandereta en mano, a toda España a participar en una gran foliada. Y esa fiesta continuó por toda España, con una gira incansable y actuaciones semana sí, semana también, en las que recorrieron todos los puntos de la geografía española. Tanxugueiras consiguieron lo que está a la altura de muy pocos: llevar la canción popular gallega, modernizada, a los festivales más exigentes del país.

Nochentera, de Vicco

Aunque el Benidorm Fest de este año no tuvo el nivel ni la repercusión del anterior, la calidad media también fue alta. Y una canción consiguió colarse en todas las pistas de baile del país. Se trata de Nochentera, de Vicco, una canción eurovisiva un poco como las de antes, de fiesta y bailoteo hortera sin complejos, y que invita a todos a celebrar toda la noche entera, como una noche ochentera.

Vicco no consiguió vencer a la impoluta propuesta escénica de Blanca Paloma, pero la actuación de la catalana en la gala final, en la que el auditorio se vino abajo coreando las estrofas y el estribillo de la canción, dejó claro que había nacido todo un fenómeno.

 


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