La Voz de Galicia

Carlos F. de Vigo, cineasta: «Adaptamos la historia a la realidad del espectador con inteligencia artificial»

Sociedad

Lucía Blanco Redacción / La Voz
Carlos F. de Vigo, productor, guionista de cine y videojuegos y director de «Emotional films».

El director del nuevo formato «Emotional Films» participará el 8 de julio en el congreso Mundos Digitales, en la sede de Afundación (A Coruña)

03 Jul 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Bajo el lema de «un espectador, una película», surge Emotional Films. Un nuevo formato audiovisual que evoluciona en tiempo real según las emociones del público y gracias a la inteligencia artificial. «Pretendía que nuestras películas contaran con un desarrollo en el que se tuviera en cuenta a los espectadores», explica Carlos F. de Vigo (Vigo, 1973), productor, guionista de cine y videojuegos y director de la propuesta.

—¿Cómo surgió el proyecto?

—El concepto se fraguó hace unos 15 años atrás, cuando ya trabajaba en el sector de los videojuegos. Tenía la sensación de que existía un espacio que no se estaba desarrollando, que era el de la calidad narrativa emocional del cine, pero usando ciertas capacidades de interacción sin que el usuario fuera consciente.

—Arrancó en un momento en el que la IA era casi una desconocida, ¿cómo vivió la evolución de esta tecnología?

—Es algo muy positivo. Hace cinco años vimos que con el desarrollo de la inteligencia artificial, la evolución de los motores de render de los videojuegos y el big data se daba un momento tecnológico que hacía posible el proyecto. Muchas de estas herramientas nos harán la vida más fácil, van a permitir alcanzar una calidad superior en algunas disciplinas y que se genere más valor añadido. Pero, como todo cambio profundo, exige una responsabilidad por parte de todos.

—¿Cómo se consigue ofrecer una experiencia tan personalizada?

—El usuario tiene que conceder permisos y, en ese momento, la aplicación puede saber tu ubicación, lo que nos permite llevar la historia a tu contexto social y cultural. Además, tenemos la parte emocional, con lo cual sabemos qué te está gustando, te hace gracia o te da miedo. Si el espectador quiere, también podemos incorporar información de sus redes sociales para que la historia sea aún más profunda y personal. 

—¿Es posible que si un espectador vuelve a ver un producto visualice el mismo contenido?

—Los ingenieros que están en el proyecto lo traducen por imposible. Es una probabilidad tan baja que técnicamente se dice que es cero y eso lo convierte en una experiencia absolutamente única. 

—Se trata de un formato que responde a las emociones del espectador. Por lo tanto, ¿es más sencillo que conecte con el contenido?

—Efectivamente. El director puede jugar a intensificar unas u otras emociones, siempre con la complicidad del público. Pero no solamente con los sentimientos, puede ir adaptando el contenido y los diálogos, siguiendo los criterios artísticos, a lo que está viviendo el espectador. Además, está también el tema de la inclusividad. El sistema genera los subtítulos en tiempo real para que, si alguien tiene algún tipo de necesidad especial, tenga las mismas oportunidades de disfrutar el producto.

 —¿Qué rol asume la creatividad artística en este proceso?

—Tiene más importancia que nunca. Si hablamos de una experiencia creativa, va a hace lo que le digan los que la programan. Es decir, hacia dónde derivan los personajes, las tramas, la iluminación o los valores de plano son decisiones del equipo. Nosotros nos centramos en el valor añadido que genera la tecnología.

—Los artistas también forman parte del desarrollo de Emotional Films.

—Desde el primer día pedí que, además de tecnólogos, tuviéramos sociólogos, psicopedagogos, psicólogos y artistas. Hace cinco años ya era consciente de la profunda disrupción que iban a provocar los resultados, así que quería hacer el desarrollo con distintos puntos de vista para tomar las decisiones correctas.

—Esa mezcla de profesionales ayuda a contar con unas bases de datos que superan los sesgos de género propios de estos modelos.

—Era uno de nuestros objetivos principales. Un equipo de sociología estableció los criterios para garantizar la máxima representatividad. Pero no solo de género, nuestros investigadores analizaron modelos y detectaron sesgos asociados a la edad, porque te encuentras con que las personas mayores no están bien reconocidas. Conseguimos un sistema en el que están representadas diferentes etnias, franjas de edad y, por supuesto, hombres y mujeres.

—Ya habéis recibido varios reconocimientos. ¿Qué objetivo perseguís a partir de ahora?

—Estamos estableciendo alianzas para desarrollar proyectos educativos, sociales y de divulgación del conocimiento. Estamos trabajando también en cuestiones vinculadas a la asistencia sanitaria, porque nuestro sistema puede llegar a dónde no lo hace una persona y aplicarse en ámbitos como la educación, la sanidad o la atención al público. Y luego estamos buscando la financiación para producir la primera película completa.

—¿Qué tipo de acogida se espera por parte del público?

—Creo que las personas se van a emocionar mucho y van a tener curiosidad por experimentar, por tener este diálogo con los creadores, directores y guionistas a través de una obra. También entiendo que puede generar cierto rechazo, porque la propuesta es muy disruptiva.

—¿Piensa que el formato puede revolucionar la industria audiovisual?

—Creo que nuestra tecnología se va a sumar a otras que te generan experiencias de cierta intensidad o te facilitan la vida. Va a seguir existiendo un contexto artesanal de todas las industrias creativas que motivan al ser humano a ser mejor persona y a sentir, aunque las experiencias van a avanzar en el sentido que van a ser más profundas y más vivas. Nosotros lucharemos porque nuestra tecnología sea una referencia, pero será el público quién decida.


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