Las mascarillas, obligatorias a partir de hoy en los centros sanitarios
Sociedad
La obligación podrá pasar a ser recomendación en las comunidades que presenten bajada de incidencia en las dos últimas semanas. La orden abarca únicamente hospitales y centros de salud, no residencias ni farmacias
10 Jan 2024. Actualizado a las 14:40 h.
Desde este miércoles y hasta nuevo aviso, la mascarilla será obligatoria en centros sanitarios de toda España. A pesar de haber sido rechazada por más de la mitad de las comunidades, la medida ha sido aprobada por el Ministerio de Sanidad a través de una declaración de actuaciones de obligado cumplimiento —un mecanismo contemplado en el artículo 65 de la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud— con el objetivo de frenar la oleada de infecciones respiratorias, en máximos tras las Navidades. Se hará efectiva una vez sea comunicada a las comunidades, a lo largo del día de hoy; no será necesaria su publicación en el BOE.
Finalmente, el documento de directrices se centra solo en el cubrebocas, dejando fuera, de momento, la autobaja de tres días propuesta el lunes por la ministra Mónica García. Esta iniciativa, sobre la mesa del Consejo de Ministros, requiere de un abordaje pausado; no ha sido descartada, pero su materialización no será inmediata.
La mascarilla solo será obligatoria en hospitales y centros de salud, no en residencias de mayores ni en farmacias. Cuando una comunidad tenga datos de que durante dos semanas consecutivas su incidencia ha bajado podrá elegir pasar a la recomendación. «Esto lo dejamos a su criterio», ha dicho la ministra este mediodía en rueda de prensa.
Además de esta flexibilidad —incorporada tras haber escuchado las propuestas de los consejeros autonómicos—, en la orden de actuaciones coordinadas se han incluido varias recomendaciones: el uso del cubrebocas también en las farmacias, la intensificación de la comunicación sobre la vacunación y la mejora de los sistemas de ventilación. «Hemos suprimido además el punto de los planes de contingencia porque las comunidades ya los tienen», ha añadido García.
Hasta diez autonomías, entre ellas Galicia, se opusieron anteayer a la imposición generalizada de la mascarilla en consultas y hospitales, pero la decisión ya está tomada. Desde la primera línea, la gran mayoría de médicos, enfermeros y farmacéuticos aplauden la medida, pero creen que tendría que haber llegado antes. «Ahora mismo, a 10 de enero, a días del pico de la gripe, más que preventivo es algo paliativo —dice Lorenzo Armenteros, médico de familia en el centro de salud Illas Canarias de Lugo—. La protección es bienvenida, porque siempre es bueno que se protejan los que puedan de aquí en adelante, pero se dejó crecer toda esta infección respiratoria de manera brutal». También José Manuel Fandiño, jefe del Servicio de Urgencias del Chuac, cree que vamos tarde: «El aumento de contagios comenzó en el puente de la Constitución, tendríamos que haber reaccionado antes». Lamenta, sobre todo, la mala memoria pospandémica: «Es importante que seamos responsables. Tenemos que ir hacia una cultura asiática. Del covid podíamos haber aprendido eso, a ponernos la mascarilla en espacios cerrados si tenemos síntomas».
«Nuestra cultura es muy poco de recomendaciones y mucho de incumplirlas —comenta Armenteros—. Los centros de salud están llenos de toses y estornudos de gente sin mascarilla. Hasta ahora era una pelea continua la de pedirles que se la pusieran, explicarles que la necesitaban para proteger a los demás. Te decían que, como no era obligatorio, no tenían por qué y, además, en una postura muy beligerante, alegando que era su derecho, incluso que no creían en ellas. Hay que tomar todas las medidas posibles y, a veces, cuanto más drásticas, más útiles son».
Álvaro Carrera, enfermero en el Centro de Salud Valle Inclán, de Ourense, asegura sin embargo que desde que salió la recomendación de la consellería —el pasado 29 de diciembre— el uso de la mascarilla está siendo prácticamente generalizado, al menos en el centro en el que él trabaja, donde el 95 % de los usuarios que acuden al médico se la ponen. «Xa previamente, a maior parte dos nosos pacientes maiores, que teñen algunha enfermidade crónica, a usaban, dende que comezou a campaña de vacinación, sobre todo, dende noviembre, que é cando empezou o incremento das infeccións respiratorias». Aún así, Carrera aplaude las medidas de obligatoriedad en los centros sanitarios. «É unha das ferramentas máis sinxelas, más asequibles e máis efectivas para cortar a transmisión», subraya.
En los hospitales también es raro ver a alguien desprotegido. «Es excepcional ver a alguien sin ella y cuando alguien no la trae, nos pide una», indica Sergio Cinza, médico de familia en Santiago. «Tenemos que acostumbrarnos a utilizar la mascarilla en los meses invernales y ya está, no nos cuesta nada», apunta el vicepresidente del Colegio Médico Ourense, José Luis Jiménez Martínez, que también ve recomendable usarla en autobuses llenos de gente. «Hace semanas que debería ser obligatoria en centros sanitarios y sociosanitarios, no entiendo cómo no se ha acordado antes», sostiene. «La gripe A, que es el virus que predomina en este momento, tiene características distintas al covid, pero en algunos pacientes está siendo igual de grave, sobre todo en los mayores», señala. «El problema probablemente haya sido la baja cobertura de vacunación —añade Cinza—, poca gente se ha animado a vacunarse este año».
¿Y en farmacias? Persona que entra con síntomas, persona a la que Blanca González, titular de la de Orillamar 54, en A Coruña, le pide que se ponga el cubrebocas. «Vienen muchos pacientes con el sistema inmune comprometido», dice. No cree que con la recomendación sea suficiente. «Es verdad que estamos viendo que la gente se la pone más, pero no sé si porque asocian que como en el médico va a haber que ponérsela en la farmacia también o porque vienen del médico y ya la llevan puesta o porque realmente están siendo más responsables. Debemos hacerlo por responsabilidad y respeto a los demás», señala.
El Colegio Farmacéutico de A Coruña prefiere situarse, sin embargo, en la misma postura que la Administración autonómica. «Lo que tenemos que tener es sentido común —anota una de sus vocales, Silvia Represa—-. Si se tiene la sospecha de estar contagiado es recomendable su uso. También se mantiene en la recomendación la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes): «Hacemos especial hincapié en su utilización centros en los que pueda haber personas vulnerables, como pueden ser los servicios de urgencias, algo que en Galicia ya se estaba haciendo. No entramos a valorar otro tipo de cuestiones sobre cómo se tiene que articular, o si ha de ser obligatoria o no, pero apelamos al civismo de la gente».
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«Sanidad y las comunidades tratan de demostrar que están haciendo algo»
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j. v. l.
El catedrático de Parasitología de la Universidad de Valencia Rafael Toledo Navarro cree que los responsables políticos del Ministerio de Sanidad y de las comunidades «tratan de demostrar movimiento, que están haciendo algo», frente a la ola de infecciones respiratorias que afecta a toda España. Cree que «defiende una postura más formal que de fondo» y solo buscan «apuntarse el premio de la bajada», algo que ve inminente y no desde luego porque ahora se adopte la mascarilla. Entiende que «la vuelta al cole puede influir un poco» a la hora de ralentizar ese descenso de la ola epidémica, pero tiene que llegar más pronto que tarde. De hecho, incluso valora que pueda «bajar abruptamente» porque en los brotes invernales los niños suelen servir de indicador de cómo se comporta la oleada y los datos indican que las infecciones están en descenso entre los más jóvenes.
Toledo no está en contra del uso de la mascarilla. Aboga porque una persona resfriada con alguien vulnerable al lado se la ponga o que esa misma persona que tiene alguna características de riesgo recurra a la mascarilla cuando sabe se va a reunir con mucha gente. Lo que critica el especialista, que como médico está más que habituado a este elemento de protección, es «el error de colectivizar las medidas individuales» porque esto «no ha permitido que se normalizara el uso individual». Como resultado, «la mascarilla ha dejado de ser un método profiláctico para convertirse prácticamente en un símbolo». En lugar de «ser respetuoso con el que decide llevarla», se ha «llegado al punto de que se critica al que la lleva» y se ha instalado un clima de polarización en la que unos poco menos que le atribuyen «poderes mágicos» a las mascarillas, mientras que otros «las demonizan».
Para el catedrático, esta forma de actuar de los gestores públicos, y en último término también de la ciudadanía, «lo único que demuestra es tan poca imagina como flexibilidad intelectual y conocimientos científicos».