La Voz de Galicia

El chip de Elon Musk impulsa una nueva era de implantes médicos en el cerebro

Sociedad

r. romar redacción / la voz

Neuralink inserta su primer implante para traducir la mente en movimiento

31 Jan 2024. Actualizado a las 09:32 h.

No es, en absoluto, ni el primer chip que se implanta en el cerebro ni tampoco el primero dirigido a recuperar funciones motoras con el pensamiento. El simple deseo de querer hacerlo. Pero el dispositivo implantado a un paciente por la empresa Neuralink, impulsada por el excéntrico y visionario millonario Elon Musk, es muy probablemente el más avanzado. Y, lo que es más importante, ha amplificado al mundo el potencial de la interfaz cerebro-máquina, una tecnología rompedora que quizás en un futuro no demasiado lejano permitirá escribir y hablar con el pensamiento, restaurar el movimiento perdido en personas afectadas por un ictus, recuperar incluso la movilidad a los tetrapléjicos, subsanar los bloqueos de la marcha en los enfermos de párkinson, eliminar los ataques epilépticos o restaurar en parte la visión a los ciegos.

Son solo algunas de las posibilidades que ofrece un ámbito científico en el que ingenieros, tecnólogos y médicos aúnan sus esfuerzos y que están impulsando tanto empresas como laboratorios de todo el mundo.

El anuncio del primer implante cerebral realizado por Neuralink fue anunciado al mundo por el propio Elon Musk en la red social X, que también es de su propiedad. «El primer ser humano recibió un implante de Neuralink y se está recuperando bien. Los resultados iniciales muestran una prometedora detección de picos neuronales», escribió este martes. Su compañía recibió en mayo pasado la autorización de la FDA de Estados Unidos para realizar un ensayo clínico de seis años de duración para el que aún está buscando pacientes.

Su primer dispositivo neuronal, denominado Telepathy, permitirá, en teoría, leer la actividad cerebral para poder transmitir órdenes que ayuden a restaurar algunas funciones cerebrales gravemente dañadas —por un infarto o una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), por ejemplo—, que impiden la capacidad comunicativa. El sistema posibilitará el control de un ordenador o de un teléfono móvil con el pensamiento.

«Los primeros usuarios serán aquellos que hayan perdido el uso de sus extremidades. Imagínense si Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un veloz mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo», dijo Elon Musk.

Su interfaz cerebro-máquina presenta una gran ventaja. El chip incorpora 1.024 electrodos, que son los encargados de registrar la actividad de las neuronas de una determinada área del cerebro que se pretenda estimular, de tal modo que si el pensamiento da una orden los electrodos la registran y la envían a un dispositivo externo —un móvil, un ordenador o una silla de ruedas, si fuera el caso— para que la ejecute.

«En los experimentos que realizamos los investigadores podemos incorporar decenas o cientos de electrodos, pero no más de mil. Y cuántos más haya, mejor se controla la actividad de las neuronas», explica Javier Cudeiro, director del Centro de Estimulación Cerebral de Galicia.

Otro gran avance es la tecnología desarrollada para colocar el implante en el cerebro de forma mínimamente invasiva. Utiliza para ello un robot para insertar quirúrgicamente 64 hilos flexibles, más finos que un cabello humano, en una parte del cerebro que controla la «intención de movimiento». La empresa afirma que estos hilos permiten que su chip experimental —alimentado por una batería que puede cargarse de forma inalámbrica— registre y transmita señales cerebrales también de forma inalámbrica a una aplicación que decodifica cómo pretende moverse la persona.

«Es una manera anómala de presentar los resultados»

 

 

Neuralink, la empresa fundada en el 2017 por Elon Musk, propietario también de Space X, Tesla y X, no es la primera compañía que ha logrado autorización para implantar chips en el cerebro. Una de las pioneras es Blacrock Neurotech, con sede en Utah (Estados Unidos), que implantó la primera de sus muchas interfaces cerebro-ordenador en el 2004.

Otra startup estadounidense, llamada Synch, colocó más recientemente, en julio del 2022, cinco implantes a pacientes que consiguieron comunicarse por correo electrónico y enviar mensajes de texto, entre otras tareas.

«No es algo nuevo», subraya Eduardo Fernández, responsable del grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que en otro ensayo clínico ha implantado un chip en el cerebro de cuatro pacientes para ayudar a ciegos a recuperar parte de la visión. En uno de ellos, el dispositivo también se insertó con tecnología robótica en apenas una incisión de un centímetro. Fernández Lamenta que los avances de Neuralink se publiquen en una red social y no en estudio científico, por lo que explica que tampoco está en condiciones de dimensionar el alcance de la tecnología presentada.

Javier Cudeiro, miembro del grupo de Neurociencia y Control Motor de la Universidade da Coruña (UDC), coincide con su colega. «Es una forma anómala de comunicar los resultados. Un mensaje de X y ya está. Eso puede ser útil para hablar de un nuevo modelo de Tesla, pero no para hablar de la salud cerebral y el futuro de la neurociencia. Se necesita comprobación, exposición de métodos y resultados. Es decir, método científico», señala. El anuncio se hizo, además, cuando otras empresas de Elon Musk tienen problemas en bolsa.


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