Amanda Bynes, de superestrella infantil a aparecer irreconocible por problemas mentales y abuso de sustancias
Sociedad
A principios de siglo llegó a ser portada de «Vanity Fair», tras actuar en diferentes series, programas y películas. Fue uno de los rostros más conocidos de Nickelodeon, famoso canal dirigido al público juvenil, antes de sufrir problemas de salud mental y de drogas que han provocado un radical cambio de imagen
28 Aug 2024. Actualizado a las 14:24 h.
Amanda Bynes (Thousand Oaks, California; 3 de abril de 1986) fue la primera Oprah Winfrey infantil de la historia de la televisión. Tuvo su propio talk show con tan solo 13 años. En The Amanda Show, emitido por Nickelodeon en Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, Latinoamérica y España, entre 1999 y 2002, entretuvo al público infantil y juvenil realizando entrevistas, cantando y también protagonizando sketches cómicos. Desde 1996 ya era un rostro conocido para niños y jóvenes de todo el planeta por haber interpretado a varios personajes en la serie All That. Cuando se acabó su adolescencia quiso dar el salto a la gran pantalla, y lo logró. Actuó en Gordo mentiroso (De Shawn Levy, director de Deadpool, Lobezno o Noche en el Museo) o Ella es el chico, cinta que la llevó definitivamente a ser el icono de toda una generación. Teen People la consideró en 2006 una de las 25 estrellas infantiles más exitosas de todo el mundo.
Problemas personales y adicciones
Pero Bynes, que participó en un total de 22 exitosas producciones hasta el año 2010 entre cine y televisión, acabaría sumándose a la lista de juguetes rotos de Hollywood, como lo fueron, también a una edad temprana, Lindsay Lohan o Britney Spears. Con 16 años ya consumía sustancias como la marihuana o la anfetamina, y en 2003, con 17 años, pidió la separación de sus padres. «Es lo que ella quería, así que recurrió a su equipo, que incluía a su abogado, su agente, su mánager, su publicista, a mí... porque me incluía como parte de su equipo. La apoyamos, intentó emanciparse. Al final no funcionó», señaló a The Independent Dan Schneider, su «descubridor» y productor en Nickelodeon. Los estudios le cerraron la puerta después de varios escándalos, detenciones y un diagnóstico de desorden bipolar.
Ya no había guiones que leer ni papeles que interpretar. Decidía retirarse en 2010, despidiéndose de las tablas con un tuit que ponía: «Ya no me gusta actuar, así que he dejado de hacerlo. Ser actriz no es tan divertido como parece». Su tutela legal volvió a sus progenitores y cesó en 2022. Según su abogado, Roger Lund, Bynes era «competente» para abordar su vida, algo que refrendó el juez: «el tribunal determina que ya no se requiere la tutela, ya que no existen motivos para continuar».
Radical cambio de imagen
Sin embargo, a tenor de sus últimas publicaciones en redes sociales, puede que siga atravesando graves problemas que estén afectando a su estado físico y, sobre todo, a su salud mental. Ya en 2019, el tatuaje de un corazón en la cara sorprendía a los seguidores que le quedaban en redes a la artista, que hoy tiene 38 años. En 2023 fue llevada a un centro psiquiátrico en Los Angeles hasta en dos ocasiones por caminar totalmente desnuda por la calle. En sus últimas apariciones en redes y en público aparece ya totalmente irreconocible.
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No queda ni rastro de la joven que fue, a la que aparentemente parecen haberle afectado gravemente los episodios de su vida truculenta vida personal y los abusos de sustancias tóxicas. Una de sus últimas apariciones es la entrevista concedida a la serie documental de Max, Quiet on Set: The Dark Side of Kids TV, que aborda la cara oculta de la televisión infantil y los supuestos abusos de la industria hacia los menores que trabajan en ella.