La Voz de Galicia

La nave Starliner vuelve a la Tierra vacía y culmina el fracaso espacial de Boeing

Sociedad

jon garay madrid / colpisa
Fotografía de la cápsula Starliner tomada desde la nave SpaceX Dragon Endeavour

Los fallos acumulados han incrementado el presupuesto en más de mil millones de dólares y han hecho saltar chispas en las reuniones con la NASA

06 Sep 2024. Actualizado a las 18:59 h.

Si todo sale según está previsto —y es mucho decir por los antecedentes—, la nave Starliner regresará a la Tierra al filo de la media noche de este viernes al sábado. Lo hará sin Suni Williams y Barry Wilmore, los dos astronautas a los que llevó hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) el pasado junio. Así lo decidió la NASA el 26 de agosto, cuando finalmente se rindió a la evidencia de que la nave construida por Boeing no ofrecía las garantías suficientes.

El aterrizaje tendrá lugar unas seis horas después, en torno a las 07.00 hora peninsular española. Será entonces cuando se consume del todo el fracaso espacial de un gigante aeronáutico como Boeing, una compañía que fue clave en el programa Apolo, el que llevó al ser humano a la Luna hace cinco décadas.

La historia de esta nave comienza en 2014. Fue entonces cuando el presidente Obama decidió poner punto y final a la dependencia que la primera potencia mundial tenía con Rusia para llevar tripulantes al espacio. Ocurría así desde 2011, cuando tuvo lugar el último vuelo del transbordador espacial. La agencia espacial estadounidense otorgó sendos contratos a Boeing y a Space X, la empresa espacial de Elon Musk, para que construyeran dos naves capaces de cubrir esa carencia.

 

Reuniones a gritos

Mientras la firma de Musk cumplió con su parte en 2020 y desde entonces ha llevado astronautas a la estación espacial hasta en ocho ocasiones, su rival no lo logró hasta junio de este año tras un sinfín de retrasos por fallos con los paracaídas y cables inflamables, entre otros muchos. Los problemas se agravaron a su misma llegada. Se detectaron varias fugas e incidencias en los propulsores que finalmente fueron los que obligaron a la NASA a tomar la drástica decisión de encargar a Elon Musk el rescate de los dos astronautas. Estos volverán a la Tierra en febrero tras no menos de 239 días en órbita. Durante todo este tiempo, la agencia espacial norteamericana ha defendido de forma pública el trabajo hecho por Boeing. Sin embargo, esta misma semana el New York Post aseguró que las reuniones en las que ambas partes discutían cómo traer a los astronautas de vuelta con frecuencia terminaban a gritos. «Siempre que estás en una reunión de esta magnitud donde hay este tipo de decisiones, hay cierta tensión en la sala. No diría que fue una reunión de gritos y alaridos. Fue una discusión técnica tensa en la que ambas partes escucharon atentamente todos los datos», explicaron los responsables de la NASA tratando de restar importancia a unas discrepancias que han disparado los costes en unos mil millones.

 

Cohete gigantesco

Boeing también participa en el programa Artemis, el que debe llevar de nuevo al ser humano a la Luna en 2026. Es la encargada de la construcción del gigantesco cohete SLS que debe llevar al satélite terrestre a los cuatro tripulantes elegidos, entre ellos Christina Koch, destinada a convertirse en la primera mujer en pisarlo. Aquí también ha habido problemas. Un informe de agosto de la NASA tras dos años de investigaciones en una planta de ensamblaje de Boeing concluía que «los sistemas de gestión de calidad no cumplen con los estándares». Se detectaron 71 errores, por lo que la auditoría ponía en duda la capacidad de Boeing para desarrollar una evolución de este cohete que debería ser clave en los posteriores viajes a la Luna.


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