La Voz de Galicia

Carles Tamayo, director de «Cómo cazar a un monstruo»: «Aunque acabó entrando en la cárcel, ¿hasta qué punto se hizo justicia?»

Sociedad

BelÉN Araújo Redacción / La Voz youtuber y dIRECTOR DEL DOCUMENTAL «cómo cazar a un monstruo»

El «youtuber» siguió el día a día de un pederasta hasta su entrada en prisión para la docuserie que lleva un mes siendo lo más visto de la plataforma

13 Oct 2024. Actualizado a las 09:53 h.

De pequeño quería ser director de cine, así que Carles Tamayo (El Masnou, 1995) grababa pequeños cortos y películas caseras que después, gracias a su buena relación con Lluís Gros, el gerente del cine de su pueblo, se proyectaban en la gran pantalla. Años después descubrió que Lluís llevaba años utilizando aquel pequeño cine para entrar en contacto con menores y abusar de ellos. La sentencia que lo condenaba por pederastia conmocionó al pueblo y sirvió a Tamayo, conocido por sus reportajes de investigación en YouTube, para revisitar esa parte de su pasado. El resultado es Cómo cazar a un monstruo (Amazon Prime), la docuserie que lleva un mes entre lo más visto de la plataforma.

—Cuenta que Lluís intentó ponerse en contacto con usted muchas veces. Quería que grabase un documental sobre él, pero usted lo ignoraba, ¿qué hizo que al final aceptase su propuesta?

—El motor fueron las víctimas, que me dijeron: «¿Por qué este tipo sigue todavía en la calle si hace un mes que salió la sentencia firme? ¿Cómo puede ser que tenga que ser yo el que cambie de ruta para no encontrármelo por el pueblo?». La primera vez que quedé con él fue para intentar entender por qué no estaba en la cárcel, pese a estar condenado. Al final de esa conversación le dije: «No creo que nos volvamos a ver». Pensaba que unos días después entraría en prisión.

—Pero no fue así, Lluís estuvo dos años más en libertad, ¿por qué siguió quedando con él?

—A mí personalmente me interesaba su pasado. Yo le preguntaba sobre los colegios y cines en los que había trabajado con el objetivo de saber por dónde había pasado e ir después a grupos de Facebook y a grupos de exalumnos. Queríamos averiguar si entre ellos había más afectados.

—¿Habría aceptado quedar con él si no lo conociera personalmente?

—La verdad es que nos llegan muchos correos de gente pidiéndonos que hagamos documentales o que investiguemos algunos temas y a muchísimos de ellos no podemos ni responder. En este caso, el factor personal fue decisivo porque nos impactó a mí, a mi familia y a todo el pueblo.

—Queda claro en muchos momentos que es una persona que se siente impune ante la ley, ¿por qué cree que es así?

—Descubrimos que en 1975 ya se hizo una comisión de investigación. Hay casos en los 80, en los 90, en los 2000… En el 2007 un grupo de chavales lo denuncia y se archiva el caso. ¡Se archiva! Que si alguien hubiese hecho un poquito de trabajo, ya habría encontrado casos anteriores… pero se archiva. En el 2011 hay otra denuncia, se recupera el caso del 2007 y ahí es cuando empieza el proceso judicial. Pero el proceso dura doce años hasta que sale la sentencia y pasan otros dos años hasta que se hace firme. Y este tipo sigue libre. Y eso solo son los casos de abusos sexuales, porque paralelamente tenía juicios por deudas, conducía sin carné… Nada de lo que ha hecho a lo largo de su vida ha tenido consecuencias reales. Normal que se sintiera impune. ¿Por qué va a pensar lo contrario?

—Ha acabado haciendo una reflexión sobre los fallos del sistema judicial...

—Por eso yo pienso que el final del documental no es un final feliz. Vale, sí, por fin entra en la cárcel, que era lo que pedían los afectados. Pero ¿hasta qué punto eso es justicia? Si han pasado cincuenta años y ha entrado en la cárcel por una carambola rara.

—¿Qué sentía usted estando todos los días a su lado y acompañándolo a comer fuera, al cine… cuando lo que tenía era que estar entre rejas?

—Hubo un día que me indigné mucho, que fue cuando lo vi hablando con menores. Acto seguido llamé a los Mossos y su respuesta fue la misma que me dieron luego los abogados: si esos chavales no están dentro del procedimiento, no se puede hacer nada. No es ilegal que hable con menores, pero que un tío que tendría que estar en la cárcel por abusos a menores esté intentando quedar con unos chavales de Bachillerato, a mí no me parece bien. Al final, me acabó pasando que cuando no estaba grabando con Lluís yo pensaba: «¿Qué estará haciendo este hombre hoy que no estoy yo con una cámara controlándolo?». Me acabé sintiendo mal cuando no estaba con él.

Ariadna Arias: «El capítulo tres fue el día más estresante de mi vida» 

La productora detrás de este documental es la gallega Bambú, creadora también de El caso Alcasser o El caso Asunta. Pero otra pata gallega sostiene este proyecto. La viguesa Ariadna Arias trabaja como periodista de investigación para el youtuber catalán y aparece en el documental como parte del equipo que logró encarcelar a Gros.

—Lleva años trabajando con Tamayo, ¿es esta la investigación más larga que han hecho?

—Nosotros vamos trabajando varios temas a la vez, por eso no han sido dos años de dedicación completa. Lo que hacemos es slow journalism, pero muy, muy slow. No creo que ningún otro periodista le dedique tanto tiempo a investigar un tema, aunque creo que todos deberíamos poder hacerlo.

—¿Pensaba que esta investigación podía llegar a ser un documental para Amazon Prime?

—Siempre pensé que iba a ser un reportaje para YouTube, no había ni pensado que pudiese ser algo más que eso. Aunque confiaba en que algún día llegaría algo así porque a Tamayo siempre le sale todo bien [ríe].

—¿Hay mucho trabajo detrás, de ese que está, pero no se ve?

—Sí, hay muchas personas con las que hemos hablado y muchos lugares que hemos visitado que se han tenido que quedar fuera del documental. A veces por motivos de privacidad y otras porque eran temas que se desviaban del principal. Por ejemplo, investigué bastante los colegios en los que había trabajado Lluís hace años. Todavía me llega algún correo de un centro en el que me colé haciéndome pasar por una antigua alumna invitándome a las reuniones [ríe].

—Tiene un papel clave en el capítulo final en el que cazan al monstruo. ¿Cómo lo recuerda?

—Todo lo que se ve en el capítulo tres lo recuerdo como el día más estresante de mi vida. Parecía tranquila, pero estaba de los nervios. Era consciente de que era un día importante, de que me iba a acordar de él el resto de mi vida, pero estaba muy angustiada. Luego, cuando acabó todo, recuerdo un sentimiento, no de felicidad, pero sí de alivio. Pensé: «Menos mal, todo salió bien».


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