Monumental bronca en directo de Vanessa y Javier, matrimonio ferrolano de «Gran Hermano»: «Si volviese atrás, no hubiese hecho el cásting con él»
Sociedad
La concursante ha abandonado buena parte del directo del debate del domingo tras una gran discusión con su marido: «Estoy hasta las narices de mendigar afecto»
14 Oct 2024. Actualizado a las 16:54 h.
Una experiencia tan extrema como Gran Hermano puede servir para afianzar como nunca o para dinamitar para siempre una relación. En el caso del matrimonio ferrolano formado por Vanessa Bouza y Javier Mouzo, estas dos dinámicas se alternan gala a gala, y este pasado fin de semana le ha tocado el turno a la discordia. Una vez más —y ya van unas cuantas—, la pareja de cantantes del dúo Carpe Diem ha estado al borde la ruptura, con una profunda discusión que acabó con ella dejando de lado en pleno directo la conexión con el presentador, Ion Aramendi. Todo por una compleja sucesión de divergencia de impresiones y malos entendidos tan comunes en las parejas. Y no solo las de España, como ambos defendieron durante el debate del domingo.
No es fácil encontrar el germen exacto de la discusión que explotó el sábado. Vanessa ya había explicado en más de una ocasión que, en el plano emocional, su marido era un «toxo». Había puesto muchos ejemplos de la reticencia de Javier hacia las muestras de cariño: le cuesta dar abrazos, decir «te quiero» o estar ahí en algunos momentos necesarios para ella. Eso fue, una vez más, lo que provocó un nuevo conflicto. Pero en esta ocasión, la interpretación está cargada de detalles que no son baladí. Y a todo el percal habitual se añadió un nuevo ingrediente: los celos.
Al parecer, Javier no estaba pasando este fin de semana por un buen momento, debido al aniversario de un difícil episodio de su pasado familiar. El momento sensible de él coincidió con uno de los recurrentes bajones de su esposa. Pero esta, lejos de entender la delicada situación de su marido, le echó en cara su falta de atención.
No se puede decir que Javier no apoyase durante el sábado a su mujer. Ni mucho menos. Pero todo se precipitó en el momento en el que, estando ella tumbada en cama, le reclamó que pensase «un plan romántico» que la ayudase a remontar. La respuesta de su esposo fue irse a la cocina a tomar leche con galletas. La invitó a acompañarlo, pero para ella no fue suficiente. Sintiéndose sola, comenzó a llorar desconsolada, mientras él se desahogaba con Violeta en el baño.
Violeta, que dentro de la casa está liada con el también gallego Edi, ya había estado en el centro de las discusiones de Vanessa y Javier días antes, cuando el ferrolano se metió en el confesionario con ella. En aquel momento, la ferrolana le afeó a su marido que fuese a hablar con la joven miss Toledo y, en cambio, nunca lo hiciese con su propia mujer.
Por eso, lo de este sábado ya fue la gota que colmó el vaso de Vanessa. «Estoy llorando como una imbécil y tú a risas con Violeta», le dijo a Javier en algo que sonaba a ultimátum. «Estoy harta de arrastrarme ya por ti», le espetó, «hasta las narices de mendigar afecto». Y a continuación fue a descargar toda su ira desesperada en el confesionario. «Si volviese atrás, quizás no hubiese hecho el cásting con él», le confesó al Súper, «a veces siento que no nos hacemos bien el uno al otro».
La ferrolana llegaba a replantearse si tenía sentido continuar con la relación de más de 13 años y veía ya a su marido casi como poco más que «un compañero con el que te llevas bien en casa».
Confrontación y abandono en directo durante el «Debate»
Y en esto llegó el debate del domingo. Sentados en el sofá del salón, uno al lado del otro, Vanessa y Javier no se dirigían la palabra. Miraba cada uno al infinito, con rostro adusto y lo que parecían a simple vista unos pocos milímetros de distancia física eran en realidad años luz de separación emocional.
Ion Aramendi no dejó pasar la oportunidad de escarbar en los sentimientos de ambos. En las relaciones hay siempre luces y sombras, explicaba Vanessa, y esta etapa es de «sombras muy oscuras». Javier se mostraba dolido, afirmando que en muchas ocasiones ella le lanzaba afirmaciones desvastadoras. «Yo jamás diría "de mí te olvidas, a mí no me vuelves a ver". Yo no lo diría», le echaba él en cara. Vanessa contraatacaba. «Tú también dices cosas que duelen en las discusiones», le contestaba ella en directo, rematándolo con una desgarradora reflexión: «Estoy con alguien, pero me siento más sola que nunca».
«Ella sabe que para mí era un día bastante difícil, pero aún así lo dejé todo de lado y estuve con ella», se defendió él de las acusaciones, aunque su explicación parecía caer en saco roto.
La guerra fría entre ambos parecían quedarse aquí. Hasta que llegó otro momento clave del debate. Ion reveló ante todos los concursantes que Adrián había cedido 150.000 euros de su posible premio final para que se anulase la expulsión de Juan el pasado jueves. El ferrolano Javier no salía en sí de su asombro. 150.000 euros le parecía una cantidad excesiva por salvar a un compañero. «¿Tú lo hubieras hecho por alguien de la casa?», le cuestionó el presentador. Y él fue tajante en su negativa, y Vanessa no dejó pasar la oportunidad de soltarle una pulla. «¿Ni por mí? Es que yo flipo; después se extraña de que le quiera meter tres puntos», contestó con rabia contenida su esposa.
No está claro si eso fue una nueva chispa, pero el caso es que, tras volver Ion Aramendi de publicidad, la paz en la pareja había saltado de nuevo por los aires. Tras una intensa y violenta discusión entre ambos, Vanessa se refugió bajo las sábanas, perdiéndose buena parte de la dinámica del programa del domingo, en el que los concursantes tenían que posicionarse al lado de la persona que querían que saliera de la casa.
La ferrolana, ya más tranquilizada, acabó llegando al salón en la parte final. Y parece que los posicionamientos reconciliaron en buena medida al matrimonio. Javier tuvo que aguantar que la mayoría de los habitantes de la casa se pusiesen en su contra, alegando todos ellos que el problema venía de su esposa y no de él. Muchos de ellos argumentaban que la cantante se refugiaba en su marido para salir airosa de los problemas de la convivencia diaria.
Los razonamientos de sus compañeros rivales fueron negados tanto por Javier como Vanessa y, al finalizar esta parte del programa, el matrimonio parecía firmar una entente cordiale como frente común contra sus enemigos.
Eso explica la feliz reacción de la ferrolana al conocer, de parte de Ion Aramendi, que su marido había sido el menos votado de las nominaciones y que, por lo tanto, se salva esta semana de la expulsión. «Qué alegría me estás dando», exclamaba Vanessa, «de corazón».
La concursante, además, tendrá que mantener el secreto, y no podrá contárselo, hasta nuevo aviso, ni siquiera a su propio marido.