La Voz de Galicia

Casi la mitad de las personas trans y no binarias fueron agredidas por su identidad sexual

Sociedad

R. Romar redacción / la voz
Investigadores del Instituto de Salud Carlos III en la presentación del estudio Transaludes.

La mayor encuesta sobre la salud de los miembros de este colectivo revela que dos de cada tres ha pensado en suicidarse, que el 80 % ha experimentado alguna situación de miedo o discriminación en el uso de los servicios sanitarios y que uno de cada diez profesionales creen que su identidad sexual es una enfermedad

19 Nov 2024. Actualizado a las 14:11 h.

La estadística refleja un drama social que suele pasar inadvertido. El que sufren por su identidad de género las personas trans y no binarias. Casi la mitad han sido agredidas físicamente en algún momento de su vida, un maltrato que ha tenido repercusiones en la salud de ocho de cada diez personas que la sufrieron.

Es una llamada a la reflexión que se recoge en la encuesta Transaludes, promovida por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y en la que los investigadores han consultado de forma anónima a 1.823 personas residentes en las 17 comunidades autónomas. El 35 % son hombres trans, el 23 % % mujeres y el 42 % restante no binarias. Su media de edad es de 26 años. 

El trabajo también indica que dos de cada tres miembros de estos colectivos han tenido en alguna ocasión ideaciones suicidas (un tercio solo en el último año) y que más de la mitad se han autolesionado. Pero el drama no se queda en los pensamientos. Un tercio de todos los encuestados admitieron que habían, de hecho, intentado quitarse la vida; una tercera parte de ellos en los últimos doce meses.

Transaludes es el primer estudio en España que ha analizado a nivel nacional el estado de salud de las personas trans y no binarias. Su objetivo es aumentar el conocimiento sobre la salud de esta comunidad y  proponer mejoras en su acceso a los servicios sociosanitarios. Está financiado con fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y por el Ministerio de Sanidad, a través del Plan Nacional sobre Drogas (PND).

Las respuestas de los participantes reflejan su miedo a ser discriminados, las barreras sanitarias y las largas listas de espera de la sanidad pública. De hecho, dos tercios de las personas que se sometieron a una operación quirúrgica para cambiar de sexo tuvieron que hacerlo en la sanidad privada. No es el único dato que impacta: cuatro de cada diez participantes en la encuesta manifestaron que sus profesionales de la salud no sabían cómo atender al colectivo y, una de cada diez, indicó que el personal que les atendió consideraba que ser una persona trans o no binaria era una enfermedad y que, como tal, tenía que ser tratada.

La estadística sigue: el 80 % de los ciudadanos que han elegido esta identidad de género ha experimentado alguna situación de miedo o discriminación en el uso de servicios sanitarios a lo largo de su vida.

Sobre las situaciones de miedo o discriminación vividas al acudir a algún servicio sanitario, casi la mitad de personas que refieren haberlas sufrido señalan que no se habían atrevido a decir abiertamente en una consulta médica que eran una persona trans o no binaria. Asimismo, muchos denuncian haber sufrido transfobia y discriminación en la atención sanitaria, como recibir comentarios invasivos sobre su cuerpo, negarles el trato por su nombre y pronombres, o presionarles para someterse a un examen médico o psicológico dentro de consulta.

La directora de la investigación, María José Belza, incide en su problemática. «En España -dice- hay poca información que permita cuantificar a nivel nacional el estado de salud y las dificultades por las que pasan las personas trans y no binarias a la hora de recibir servicios adecuados a sus necesidades de salud». Y alerta de otra situación no menos preocupante, los problemas de salud mental que sufren los miembros de este colectivo derivados de su discriminación. «Es importante entender que la salud, y especialmente la salud mental, está muy influenciada por situaciones de discriminación y otros tipos de violencia a las que estas personas se enfrentan», resalta Bielsa.

En cuanto a su situación en otros ámbitos, nueve de cada diez personas encuestadas ha sufrido algún tipo de agresión alguna vez en la vida. En concreto, el 87 %  indica haber recibido comentarios ofensivos o insultos en persona y casi la mitad habían tenido lugar en los últimos 12 meses. El 62 % denuncia haber recibido amenazas verbales y que atentaban contra su integridad física, habiendo ocurrido el 20 % de ellas en el último año. La mitad confesaron haber sufrido agresiones físicas alguna vez en la vida y el 8 % ciento en los últimos 12 meses.

En el el ámbito de las relaciones de pareja, tres de cada cuatro denuncia haber sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja actual o de alguna del pasado. Fuera de este contexto, el 70 % expresa que ha experimentado violencia sexual, correspondiendo casi la mitad de la muestra a bromas sexuales o comentarios ofensivos y tocamientos sexuales sin consentimiento.

Respecto a los episodios de violación, una de cada cinco personas señala haberlo sufrido o haber sufrido un intento  un 11 % recalca que estas agresiones habían sido perpetuadas bajo los efectos del alcohol y o las drogas.

El equipo de investigación destaca la importancia de abordar la salud de las personas trans y no binarias desde la despatologización,  entendiendo la identidad de género como parte de la diversidad humana y no como una enfermedad o trastorno, y con un marco no estigmatizante..

 

La encuesta Transaludes revela que solo el 10 % de las personas trans y no binarias se habían visibilizado en todas las esferas de su vida, y que un importante porcentaje no había podido realizar los cambios de nombre o de sexo registral que deseaba, tanto por miedo al rechazo como por barreras en el proceso administrativo, especialmente entre las personas no binarias. María José Belza recuerda que poder realizar estos procesos, si se desea, tiene importantes beneficios en la salud de las personas del colectivo.

Respecto a los procesos médicos de transición, también un gran porcentaje de las personas que querían realizarlos refirió en la encuesta no llevarlos a cabo por diferentes motivos. Entre ellos destacan la preocupación a la discriminación a la que pudieran enfrentarse, y las barreras sanitarias y largas listas de espera en la sanidad pública, que hicieron que dos tercios de las personas que habían realizado alguna transición quirúrgica acabaran haciéndolo en la sanidad privada. Además, tanto las personas con diagnósticos de salud mental como las que tienen un peso corporal considerado socialmente como elevado, se enfrentan a barreras específicas que les dificultan aún más el acceso a la transición.

La proporción de personas del colectivo que considera que su estado de salud es bueno o muy bueno es inferior a la de la población general de su misma edad, según refleja el estudio. Transaludes revela especialmente problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, debido a la discriminación estructural que sufre este colectivo: «Los datos obtenidos sobre ideación e intentos autolíticos son especialmente preocupantes en población tan joven, y muestran que la capacitación del sistema para atender la salud mental del colectivo no solo es necesaria, sino urgente», señala la investigadora del ISCIII.


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