El espectacular cambio físico de Grison, de «La revuelta»: «La gente no lo sabe, pero no he probado las drogas duras en mi vida»
Sociedad
El colaborador ha superado el reto de dos meses de «Men's Health» y se ha sincerado en la entrevista sobre la relación con Broncano: «Consigue que pienses que es tu amigo, pero no lo es; es tu jefe»
23 Dec 2024. Actualizado a las 18:45 h.
Hace solo unos días, Nathy Peluso visitó La revuelta y hubo algo que le llamó poderosamente la atención nada más llegar. «¿Pero qué te pasa? Estás guapetón, ¿eh?», le preguntó sorprendida a Grison. La cantante era más que conocida para el equipo de Broncano y compañía. Fue siempre una habitual durante la andadura de La resistencia en Movistar+; de ahí que percibiese como nadie el sustancial cambio de Marcos Martínez. Una fotografía lo certificaba. «Eras un auténtico pulgar», comentó Broncano sobre una vieja imagen de su colaborador en pantalla.
La observación de la hispano-argentina no podía ser más perspicaz, porque hay algo que ha ayudado a este cambio físico del colaborador de La revuelta. Grison se ha enfrentado al reto Men's Health, y lo ha superado. Dos meses. Que le han servido al madrileño para pasar de parecer un pulgar a ser portada de la revista masculina, y también uno de los sex symbols de la televisión. «El reto ha sido mi prioridad absoluta, por delante de los niños y de los pollos y del trabajo», dice con su habitual cachondeo.
Y sabemos que es broma porque esa frase no incluye más que aspectos que son irreconciliables con el Marcos Martínez que se encuentra tras el personaje de Grison.
Primero, porque el tema de las drogas es un cliché que no se corresponde con su vida real. «La gente no lo sabe, pero no he probado las drogas duras en mi vida», confesó, cambiando su habitual tono jocoso a uno mucho más ceremonial, en una entrevista en la revista Lecturas. También evita todo lo que puede el alcohol, por un mal episodio del pasado. «Me dio un coma etílico con 13 años y le cogí miedo. Nunca me he pillado un pedo gordísimo», reveló.
La frase anterior también es de dudosa credibilidad por el tema de la paternidad, que es lo máximo en su vida. «El día que no estoy con mis hijos me da ansiedad», declaró en esa entrevista, muy personal, en la que también habla de los problemas graves de estrés que tuvo hace años, cuando grababa programas de lunes a jueves La resistencia y participaba en bolos y eventos privados durante todo el fin de semana. «Me tiré una semana sin dormir una hora», expresó sobre un momento muy vulnerable de su vida. «Veía la cama y me mataba porque la soledad por la noche es tremenda».
Ahí se le presentó el deporte como una forma de enfrentarse a ese penar crónico. Y es lo que ha llevado a estar «mejor con 40 que con 20 años», según destaca él mismo. «Me ha pillado tarde», bromea, «ya con 40 años, la hipoteca pagada, los niños, la mujer... Ser guapo mola cuando tienes 30, cuando tienes 20, ahora no me sirve de nada».
Las menciones a su nuevo aspecto físico son recurrentes en La revuelta. Sobre todo por parte de Broncano, como se pudo certificar en aquel episodio que causó polémica entre los policías, cuando tanto el presentador como su colaborador veían muy sencillas las pruebas físicas de acceso.
Las bromas entre el conductor del programa y Grison son habituales, pero lo que los une, sorprendentemente y a pesar de las apariencias, no es una amistad. «Broncano es muy listo el cabrón, consigue que pienses que es tu amigo, pero no lo es; es tu jefe», se sincera sobre su auténtica relación. Pero lo dice sin ninguna acritud. Porque certifica que es un gran jefe. «Es un tío que no conoce el ego ni la envidia», destaca. Una gran cualidad, sin duda. «Va a su bola y duerme bien todas las noches».
Ahora, está por ver si también Broncano se animará a someterse al reto Men's Health. «A él le dan igual estas cosas», dice sobre la obsesión con el aspecto físico. Aunque reconoce que desde que ha visto el cambio en Grison, le ha picado la curiosidad. «Igual le podéis enganchar más por ahí, y no tanto por el prestigio de salir en la portada o por el ego, que no tiene».