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Francia se mira en el espejo del caso Pelicot: ¿hasta dónde llegarán las consecuencias de este proceso histórico?

Sociedad

enric bonet aviñón / colpisa las violaciones de mazán

Los expertos destacan la importancia de este juicio pero creen que es demasiado pronto para saber su impacto en la sociedad y las leyes francesas

23 Dec 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Centenares defeministas españolas se concentraron el pasado viernes al mediodía enfrente del Tribunal de Aviñón. Con pancartas con mensajes de «Gracias, Gisèle» y que «La vergüenza cambie de bando’ querían expresar su apoyo a Gisèle Pelicot, el día después de que la justicia gala condenara a 20 años de prisión (la pena máxima por un delito sexual en Francia) a su exmarido Dominique, que durante casi una década la drogó, violó y reclutó a más de 80 hombres para que hicieran lo mismo. 

Colectivos de esta localidad meridional esperaban la llegada de esas militantes para mostrar que la causa de esta valiente mujer, de 72 años, no se ha terminado con el final del juicio. «Una vez se ha terminado este proceso, seguirá habiendo mujeres violadas todos los días. Nos gustaría que las francesas siguieran el ejemplo de las españolas con el caso de La Manada y hubiera manifestaciones multitudinarias», explica a este periódico Isabelle Boyer, de 63 años, una profesora jubilada que milita en las Amazonas. Desde que empezó en septiembre el juicio a Pelicot y los 50 violadores que reclutó, este colectivo se dedicó a apoyar a la principal víctima con collages o pancartas en las murallas de Aviñón. «Justicia para Gisèle, justicia para todas». Eran algunos de los mensajes presentes esta semana.

 Conocida por su prestigioso festival de teatro veraniego, esta localidad, de 90.000 habitantes, se ha visto trastocada por la celebración de este macro-juicio. Una cafetería cercana al Tribunal ha sido rebautizada como «el bar de los acusados», ya que allí se reunían cada mañana aquellos agresores que comparecían libres. Enfrente estaba «el restaurante de Gisèle», donde solía comer junto con sus abogados esta mujer convertida en un símbolo feminista que sobrepasa las fronteras de Francia. Incluso investigadores universitarios siguieron buena parte de las audiencias en el marco de un estudio sobre la repercusión que puede tener.

 ¿Qué impacto tendrá? ¿Cambiará la imagen del violador, todavía asociada a la caricatura del hombre extraño o extranjero? ¿Ayudará a comprender mejor el fenómeno de la sumisión química? ¿Comportará un cambio legislativo? «Todavía es demasiado pronto para saber qué impacto tendrá a medio y largo plazo», reconoce la antropóloga franco-mexicana Michelle Salord-López, implicada en una investigación universitaria sobre este caso con el centro Norbert Elias de la EHESS de Marsella. «Pero lo que sí me parece más evidente es que ha cuestionado la imagen del violador como un monstruo», añade esta doctoranda que junto con el colectivo Chantier féministe ha realizado 150 entrevistas sobre este caso.

 Gracias a esta trama mayúscula de violencia machista, «ideas como ‘'la vergüenza debe cambiar de bando'’ o la ‘'cultura de la violación'’ han dejado de ser expresiones de los círculos feministas para pasar a un lenguaje más corriente», destaca Sophie Truchot, cofundadora de la asociación La Fusée. «El impacto ha resultado enorme en la sociedad francesa. ¿Pero esto significa que habrá menos violaciones? No estoy segura de ello», añade esta militante, quien recuerda la escasa presencia de hombres entre el público que asistió a las audiencias.

 Este juicio se ha celebrado en un momento de resurgimiento de los discursos masculinistas y en que numerosos estudios advierten sobre una degradación de las relaciones entre hombres y mujeres. «Cuando estábamos el jueves (día del anuncio de la sentencia) enfrente del Tribunal sentimos esta polarización», explica la antropóloga Riwanon Gouez, también integrante del Chantier féministe, sobre los momentos de tensión que hubo con aquellos agresores (un total de seis) que no fueron encarcelados.

También hay dudas de cómo afectará a la comprensión de la sumisión química. Asociado de manera errónea al consumo involuntario de la «droga del violador» en una discoteca, «este fenómeno resulta bastante más habitual dentro del núcleo familiar. Se trata del 40 % de los casos en Francia, y solo el 16 % se produce en discotecas», sostiene Truchot, citando los datos del libro La nuit des hommes (Noche de hombres) del periodista Félix Lemaître.

 Este juicio ha evidenciado, además, el duro trato que reciben las mujeres que han sufrido violencia machista en una sala de audiencias. «Ha persistido la impresión de que se trata de un lugar donde las víctimas pueden ser intimidadas y caricaturizadas», afirma la abogada Isabelle Steyer. Esta letrada especializada en esta cuestión lamenta la escasa incidencia que han tenido hasta ahora los planes anunciados por el Gobierno francés para mejorar la formación de jueces, abogados o policías.

Curiosamente, la clase política gala se ha pronunciado más bien poco sobre este juicio histórico. Pocos representantes, salvo algunos de la izquierda y la extrema derecha, asistieron a las audiencias. «Si el país se encontrara en un contexto normal, me gustaría pensar que se hubieran interesado mucho más por esta cuestión», asegura Steyer. Con hasta cuatro primeros ministros distintos este año y una moción de censura exitosa por primera vez desde 1962, el país vecino se encuentra inmerso en una profunda crisis de gobernabilidad. Lo que ha dejado en el aire la promesa que hizo a finales de septiembre Didier Migaud, actualmente ministro de Justicia en funciones, de introducir el consentimiento en la legislación gala. La reacción gubernamental al caso Pelicot aún tendrá que esperar.

Veinte años de cárcel y dos juicios pendientes para Dominique Pelicot

Parece más un punto y seguido que un punto final. El Tribunal de Aviñón (sudeste de Francia) condenó el jueves a Dominique Pelicot a 20 años de prisión por haber drogado y adormecido a su mujer Gisèle, haberla violado un centenar de veces y haber reclutado a más de 80 hombres (50 de ellos fueron juzgados y condenados) para que hicieran lo mismo. La corte indicó que el monstruo de Mazan deberá cumplir de manera obligatoria tres cuartas partes de su pena (15 años). Esto significa que podrían liberarlo dentro de una década teniendo en cuenta que ya ha pasado cuatro años entre rejas.

 Sin embargo, Pelicot, de 72 años, aún puede ser juzgado de nuevo por otros casos. Además de las agresiones cometidas sobre su exmujer, lo imputaron por otro intento de violación sobre una agente inmobiliaria en la periferia de París en 1999. Como encontraron restos de su ADN en la escena de ese delito, terminó reconociendo su culpabilidad tras haberlo negado dos veces. También lo investigan por el asesinato de Sophie Narme, de 23 años, aunque Dominique niega cualquier implicación. A esa trabajadora de ese mismo sector le arrebataron la vida tras violarla. Ese crimen atroz se produjo en unas circunstancias parecidas a la otra agresión que sí reconoció. Aunque no se juzgaron en Aviñón, ambos antecedentes estuvieron muy presentes durante el juicio pese a la oposición de la abogada de Pelicot.


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