La Voz de Galicia

Los consumidores reducen el desperdicio de frutas y verduras frescas, pero aumentan el de platos cocinados

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Los hogares formados por una o dos personas o los de mayores de 50 años, entre los que peor gestionan los alimentos

10 Nov 2023. Actualizado a las 09:34 h.

Reducir el desperdicio alimentario es también una forma de ser ecológicos. Porque cuanto menos consumimos, menor será la huella de carbono que dejamos en el planeta. Por eso entre los objetivos de la estrategia De la granja a la mesa, que busca caminar hacia un sistema alimentario más sostenible, figura también el de conseguir que llegue al cubo de la basura la menor cantidad de alimentos posible. Buscando ese mismo objetivo, el Ministerio de Agricultura puso en marcha la estrategia Más alimento, menos desperdicio, que incluyó la creación de un papel que permite cuantificar qué cantidad de comida depositan los españoles en la basura. Y las cifras son optimistas, porque cada vez aprovechamos mejor los alimentos, sobre todo los frescos, porque los cocinados siguen ganado presencia entre los desperdicios.

Planificar adecuadamente los menús semanales, hacer una lista de la compra antes de ir al supermercado, diferenciar entre fecha de consumo preferente y de caducidad y almacenar adecuadamente los alimentos son solo algunos de los consejos que pueden ayudar a reducir el desperdicio alimentario. Según los datos del Ministerio de Agricultura, los hogares españoles desperdiciaron el pasado año 1.170 millones de kilos de alimentos. Aunque puede parecer una cantidad exagerada, lo cierto es que es un 6,1 % inferior a la registrada en el 2021 y un 13,5 % menos que la del 2019. Además, es la cantidad más pequeña que se ha registrado en los últimos seis años, lo que significa que las campañas de concienciación están dando sus frutos.

En términos absolutos, estos quiere decir que durante el pasado año se tiraron 75,41 millones de kilos de alimentos menos que el ejercicio anterior. El informe también recoge que cada hogar desperdició, de media, 65,5 kilos de alimentos, que son cinco menos que en el 2021. Y hay un 29,2 % de las familias que no tiraron a la basura alimento alguno, una cifra que también es tres puntos porcentuales mayor que del ejercicio pasado. 

El informe de Agricultura divide también a los alimentos entre los que van a la basura directamente sin utilizar y los que lo hacen tras haber sufrido un proceso de cocinado. Los primeros siguen siendo mayoría, pero se han reducido en más de tres puntos porcentuales el número de hogares que los tira, pasando del 74 % del año anterior al 70,8 % registrado en el 2021. Otro 30 % de hogares desperdició platos ya cocinados, lo que supone un incremento en comparación con el informe anterior. Porque si en el 2021 acabaron en la basura 235.348.710 kilos de alimentos cocinados, en el 2022 fueron 251.060.236 los kilos desperdiciados. 

Pero ¿qué alimentos son los que tienen más posibilidades de acabar en la basura? Pues, tradicionalmente, son las frutas y verduras las que más se desperdician, aunque los últimos datos del ministerio dejan ver que las primeras redujeron su desperdicio en un 8 %, lo que significa que cada semana media tonelada de fruta se salvó de ir a la basura con respecto al ejercicio anterior. En cambio, las verduras y hortalizas no lograron, especialmente las frescas, esa reducción. 

También aumentó la cantidad de productos cárnicos que compramos y no consumimos en un 1,1 %, aumento que se debe al mayor desperdicio de embutidos y salchichas. El informe atribuye estas malas cifras a los hogares de uno o dos individuos, que hacen una peor gestión de los alimentos.

En cuanto a los platos cocinados, son los que tienen de base la carne y el pescado, que curiosamente son los productos con mayor precio de compra, los que más aumentaron su volumen de desperdicio, aunque también creció la cantidad de recetas de arroz y pasta que acaba en el cubo de la basura. Por el contrario, los platos con base de legumbres, que en años anteriores estaban entre los más desperdiciados, han conseguido reducir su presencia en la basura en cerca de seis puntos porcentuales. 

En general, el informe concluye que es necesario hacer más hincapié en la gestión de los alimentos que realizan los hogares más pequeños, ocupados por uno o dos individuos, o en los que gestionan los mayores de 50 años, que también aumentaron un 11 % su desperdicio de alimentos cocinados. También que, poco a poco, los consumidores españoles están aprendiendo a gestionar mejor los alimentos, reduciendo así notablemente la cantidad que termina en el cubo de la basura y, con ello, logrando uno de los objetivos de la estrategia De la granja a la mesa. 


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