La Voz de Galicia

«Los chillidos de las águilas en las almenas asustaban a cualquiera»

Agricultura

x. r. penoucos lugo / agencia Una de las últimas moradoras del Castillo de Pambre

Recuerda que desde mediados del siglo XX era casi imposible acceder a ninguna de las torres y que las instalaciones solo se utilizaban como casa de labranza

12 Nov 2019. Actualizado a las 18:36 h.

El valor histórico del Castillo de Pambre apenas fue considerado por sus últimos propietarios, que lo utilizaban únicamente como casa de labranza mientras que las torres y las almenas estaban cubiertas por la maleza. «A la torre grande solo se accedía por una pequeña ventana a unos 5 metros del suelo y a alguna de las otras por huecos que apenas tenían medio metro de diámetro. Dentro de ellas no se veía nada al estar repletas de maleza», recuerda Chelo Blanco, una de las últimas moradoras del lugar.

En las noches que dormía en casa de sus padrinos, Andrés Blanco Moreiras y Carmen, recuerda especialmente el ruido de las águilas. «Los chillidos de las águilas en las almenas asustaban a cualquiera. Eran unos laios tremendos que menos mal que conocía su procedencia para no aterrorizarme», dice Chelo Blanco.

El interior de la fortaleza estaba compuesto a mediados del siglo XX por la casa de los dueños, la de los caseros, una era central, un anexo en el que residían los caseros más mayores, la capilla que se utilizaba como cuadra para el toro, las cuadras y un hórreo de cinco patas.

La producción de fruto era muy grande en una propiedad que partía desde las fincas anexas a la propia fortaleza y que se extendía hasta el cruce de Sambreixo todo al lado del río Pambre. «En ningún otro lado vi una producción tan grande. La prueba es que fue el único lugar en el que tenían que solear (colocar cuatro vacas para tirar de la carga en lugar de las dos normales) los carros debido a la gran cantidad de fruto que cargaban», recuerda Chelo Blanco, para aclarar que la consecuencia de una cosecha tan productiva eran unas mallas muy grandes en las que participaba mucha gente y que se realizaban en la era central.

La improvisada despensa eran las antiguas mazmorras. «Creo que eran seis todas muy pequeñas. Cada una se destinaba a un fruto. Había manzanas, castañas, patatas, nueces y otro tipo de productos», recuerda Chelo Blanco.

Otro recuerdo que tiene muy presente es que en la finca anexa a la construcción había centenares de colmenas, lo que se traducía en una elevada producción de miel. En lo que compete al ganado, no faltaban numerosos ejemplares de vacas, cerdos, ovejas, gallinas o conejos. 

Charlas familiares

Sus mejores recuerdos están más relacionados con su madrina y con la entrada principal de la fortaleza. «Todavía está intacta la piedra en la que tantas horas y tantos días me senté para charlar con mi madrina. Solo se ve un poco más pequeña debido al relleno que hicieron en los accesos, pero el resto está igual», dice Chelo Blanco, para recordar también las horas que pasaba leyéndole a Carmen libros de ámbito religioso que habían sido propiedad de un cura que también residió en el castillo.

Los residentes en la fortaleza en aquellos momentos eran los dos dueños, los caseros y sus hijos y una criada. En total residían habitualmente unas 17 personas. «La vida diaria que se realizaba en el interior del castillo era la habitual en una casa de labradores con los quehaceres habituales de las tareas agrícolas», expresó Chelo Blanco.

En todos los años en los que Chelo Blanco visitó asiduamente el castillo nunca tuvo constancia ni de que particulares o entidades públicas se interesaran por comprarlo y le hicieran alguna oferta a sus propietarios. «Pienso que como se sabía que los padrinos no tenían necesidad ni intención ninguna de vender ya nadie preguntaba, pero también es verdad que en aquellos momentos nadie le dio al castillo el valor que realmente tiene y que ahora se pone en evidencia».

La piedra en la que se sentaba a charlar con su madrina todavía se mantiene intacta

Los residentes habituales en la fortaleza llegaron a ser alrededor de unas 17 personas


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