La inteligencia artificial sale al rescate del viñedo más arcaico
Agricultura
Una empresa tecnológica asociada a la Universidad de la Rioja explora con bodegas de Ribeira Sacra el uso de los algoritmos para mejorar y abaratar el cultivo
31 Jan 2024. Actualizado a las 09:40 h.
Hablar de inteligencia artificial podría parecer un contrasentido en el contexto de la Ribeira Sacra, donde una gran superficie de viñedo —la más representativa en cuanto a imagen— debe cultivarse de forma anacrónica por las dificultades orográficas. Pero los algoritmos también pueden tener cabida en las viñas en bancales en las que aún es frecuente la imagen del viticultor dando tratamientos fitosanitarios con la sulfatadora a la espalda. Javier Tardáguila, catedrático de viticultura de precisión en la Universidad de La Rioja y director de Altavitis Thecnologies, lo tiene meridianamente claro. «El empleo de la inteligencia artificial en la Ribeira Sacra resultaría deseable porque, entre otras cosas, es la forma de salvar este viñedo de la filoxera del siglo XXI que son las enfermedades de la madera», explica.
Preservar la viticultura en este rincón del interior de Galicia no es una cuestión menor. «Por lo que he podido comprobar —apunta Tardáguila—, sin el viñedo este territorio desaparece». Altavitis, según detalla, es la primera empresa de base tecnológica surgida en la Universidad de La Rioja, por la que está participada. La puesta de largo fue en el año 2020, coincidiendo con el treinta aniversario de esta institución, y el proyecto surgió con el objetivo de promover la producción agroalimentaria inteligente mediante el empleo de nuevas tecnologías. Inteligencia, en este caso, quiere decir prevención de enfermedades y ahorro de costes por un uso más ajustado de los tratamientos.
Diagnósticos más fiables
«La medicina ha avanzado a partir de diagnósticos consistentes. Nosotros hacemos lo mismo en el viñedo, facilitar la toma de decisiones basadas en datos concluyentes», dice el director de Altavitis. Entre el lunes y el martes de esta semana visitó bodegas y viñedos en el ámbito de la Ribeira Sacra para presentar el proyecto y explorar nuevas colaboraciones. Una cooperación en Rioja con Bodegas Muga les valió el premio a la innovación concedido por la Plataforma Tecnológica del Vino. En Galicia van a trabajar con la bodega de Ribeiro Viña Costeira en un proyecto para la detección precoz de la presencia de la flavescencia dorada en sus viñas. Las vides afectadas por esta enfermedad transmitida por un insecto deben destruirse y si la contaminación del viñedo es muy elevada es necesario proceder al arranque total. Hasta la fecha se han detectado casos en parcelas de los municipios de O Rosal, A Cañiza, Tomiño y Oia, en Pontevedra; y Cortegada y Pontedeva, en Ourense.
La tecnología que maneja esta plataforma permite detectar y diagnosticar enfermedades de la vid o carencias de agua o compuestos minerales en el viñedo. También facilita un seguimiento previo de los rendimientos de la cosecha o la identificación precisa del tipo y la cantidad de vides plantadas. El algoritmo analiza imágenes que deben ser captadas a un metro o metro y medio de distancia de las cepas, una proximidad difícilmente compatible con la utilización de drones. Los sensores pueden ir acoplados a un quad o a un tractor. «La toma de imágenes podemos realizarla nosotros o facilitarle a la bodega la tecnología necesaria para que ellas mismas se encarguen de hacerlo», señala Tardáguila. En las zonas de difícil acceso, la recogida de datos cepa a cepa puede solventarse de forma manual con un recorrido por la viña con un dispositivo —móvil, tablet— en el que se haya instalado la aplicación correspondiente.
Menos gastos, medio ambiente más cuidado y un vino más sano
El diagnóstico cepa a cepa se realiza a pie de viña a partir de la información que contienen las hojas de las vides y mediante el empleo de tecnologías como la imagen hiperespectral, la termografía o la espectroscopia. Los datos recogidos se suben a la nube y es ahí donde empieza a ser procesada por el algoritmo. Javier Tardáguila hace hincapié en la importancia de una detección precoz de las enfermedades de la madera, cuyos daños sobre la planta resultan habitualmente irreversibles. «Salvar y prolongar la vida de los viñedos más antiguas resulta fundamental porque son aquellos que permiten también elaborar los vinos de mayor calidad», apunta
La detección y tratamiento de los viñedos a partir de la inteligencia artificial, según estimaciones de Altavitis, puede rebajar hasta en un 40% el empleo de plaguicidas. Algo muy a tener en cuenta desde el momento en que las directrices de la Unión Europea establecen que el empleo de estos tratamientos se deberán reducir en un porcentaje incluso superior en el horizonte del 2030. «Hablamos de un efecto económico notable, de un mayor cuidado para el medio ambiente y también de una mayor salubridad en el vino que llega al consumidor», destaca el director de la plataforma logística.
Bodegas y viñas de diverso volumen y extensión
Javier Tardáguila visitó en la Ribeira Sacra bodegas de diferentes contextos productivos. El pasado lunes estuvo en Pantón para conocer el proyecto de Adegas O Castro, que plantó alrededor de 200 hectáreas de viñedo —en su mayoría con variedades blancas — en distintos puntos de ese municipio. Con posterioridad se desplazó a O Saviñao para conocer las instalaciones y las viñas de Adegas Moure, una de las firmas pioneras de la denominación de origen. Ayer estuvo en la bodega y la finca de Regina Viarum y, antes de emprender viaje de regreso, hizo escala en Valdeorras en Bodegas Godeval, Tardáguila estuvo acompañado por Alfonso Losada, vinculado hasta su jubilación a la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia.