Ana Díez, investigadora: «Hay que alternar las materias activas que se usan contra el mildiu»
Agricultura
En el País Vasco también tienen problemas con esta enfermedad, pero en Neiker confían en que la investigación permitirá que el cultivo de la vid sea más sostenible
08 Jul 2024. Actualizado a las 09:49 h.
El mildiu se ha convertido en una pesadilla para los viticultores gallegos. Y también para los del País Vasco. Así al menos lo asegura Ana Díez, investigadora del centro Neiker que hace unas semanas participó en las reunión del grupo de viticultura de la Sociedad de las Ciencias Hortícolas, que tuvo lugar en Ourense. La investigación, dice, permitirá reducir los tratamientos y apostar por un cultivo del viñedo más sostenible.
—Neiker tiene varios proyectos de investigación relacionados con el mildiu ¿En qué están trabajando?
—Estamos trabajando en el reto de disminución de fitosanitarios, en el ámbito de la optimización de dosis, intentando ver qué otros productos alternativos tenemos a los fungicidas convencionales. Y también qué repercusiones tiene eso en la microbiota. Es decir, nos interesa conocer qué es lo que va a entrar a bodega como consecuencia de esa reducción de fitosanitarios. Porque los fitosanitarios ya no solo tienen como diana su patógeno, sino que también puede haber otras cosas de la misma familia que pueden estar interfiriendo, para bien o para mal, no sabemos, es lo que estamos analizando. Por otro lado, también estamos analizando las resistencias a fungicidas en lo que es el propio patógeno, porque si tienes uno resistente, la eficacia de ese producto se reduce mucho.
—Están estudiando también alternativas a esos fungicidas.
—Lo que también hemos hecho es la identificación de genes que se modulan con la aplicación de este tipo de productos alternativos a los fungicidas. Son productos que muchas veces los venden como activadores naturales o activadores de las defensas naturales de las plantas y lo que queríamos ver era si de verdad activan esas defensas. En ese estudio, que es una tesis doctoral, se vio que había productos, sobre todo un producto comercial basado en corteza de sauce, que modulaba bastante bien y controlaba bien el ataque del mildiu. Todo, en condiciones controladas.
—En el País Vasco ¿tienen tantos problemas con este hongo como en Galicia?
—Sí, en las zonas txacolineras, que son las zonas atlánticas, es prácticamente como en Galicia. Desde que arranca el cultivo, el mildiu se va activando y enseguida aparece en hoja. Los tratamientos son continuos y muchas veces no se espera al plazo de efectividad del producto sino que hay que atajar antes, sobre todo mirando las condiciones meteorológicas. Si viene soleado y despejado se controla la enfermedad, sino hay que avanzar porque si luego vienen otros períodos de lluvia no se puede entrar en la parcela.
—¿Cuantos tratamientos contra el mildiu pueden aplicar en una campaña en el País Vasco?
—El año pasado rondaron los 18 y 20 tratamientos. Siempre insistimos, que esto es muy importante de cara al público porque los propios bodegueros no se atreven a decir los tratamientos que dan, que medioambientalmente resulta peligroso y negativo, pero de cara al consumidor hay que tener en cuenta que esos residuos se van quedando apartados. El proceso de fermentación del vino tiene muchos momentos en los que se van decantando las partículas y se van eliminando. Todo está muy controlado por el análisis máximo de residuos.
—Con los resultados que están obteniendo ¿ven posible combatir el mildiu de forma más ecológica?
—La vemos posible porque los resultados que tenemos son bastante esperanzadores. Hay que buscar el posicionamiento del producto a lo largo de ciclo vegetativo del cultivo: cuál puede ser su mejor momento; y, también muy importante, que se implique la comunidad alrededor de la parcela donde uno quiere aplicar este tipo de alternativas. Como cuando uno es ecológico, que si está en medio de un sistema parcelario no ecológico siempre le van a ir inputs no deseados por él porque aparecen por escorrentías, las plantas lo chupan o aparecen vía aérea porque hay derivas. Pero si una comunidad, que sería lo bueno, se integra y decide apostar por una disminución considerable de fitosanitarios, podría ser importante. Es verdad que los resultados no son inmediatos. Los cultivos están adaptados a ser tratados de manera química. La planta se ha hecho cómoda y ya no maneja sus defensas ella sola, sino que está a expensas de lo que se le vaya aportando. Por eso hay que tener en cuenta que los inicios pueden ser algo complicados.
—¿Cómo se puede conseguir acabar con esta plaga?
—Depende de la zona de cultivo. En Galicia, y en la nuestra txacolinera, puede ser muy apto una combinación de productos alternativos con químicos. Es verdad que en estas zonas hay productores ecológicos, pero a costa de perder una cosecha elevada. Pero se puede entrar ahí y ya hay algunos visionarios trabajando por ahí y podría buscarse esas alternativas y ser eficaces. Desde nuestra experiencia en campo vemos posible reducir los tratamientos fitosanitarios.
—Pero hay problemas de resistencias, ¿verdad? Como con los antibióticos.
—El patógeno, el agente que provoca la enfermedad, se está haciendo resistente y, de hecho, ya hay algunas materias que tienen muy poca eficacia. Es por eso mismo que los que se ocupan de vender los productos recomiendan de base alternar las materias activas, no los productos con distinto nombre. Eso está salvado porque las personas que venden estos productos son conocedores de estas cuestiones, o yo confío en que lo son, y tienen en cuenta esas cosas. Porque los productores van siempre a la misma persona y esta les recomienda lo que tienen que aplicar. Es súperpeligroso aplicar siempre la misma materia. Ya no se recomienda ni dar dos tratamientos seguidos del mismo producto. A veces se aconseja no aplicar la misma materia activa más de una vez en la misma campaña.
—Y están viendo también cómo estos tratamientos afectan a la composición de la uva, ¿verdad?
—Son estudios preliminares, que tenemos que seguir trabajando en ellos, pero sí que hemos visto como aumentan las concentraciones de otros microorganismos que podrían ser beneficiosos, o no, de cara a las fermentaciones en bodega. También ahí podemos estar viendo microorganismos o podría haber microorganismos que ayuden al biocontrol, es decir, hemos visto algunos hongos que están relacionados con enfermedades de madera de la vid pero no siempre en modo negativo, contribuyendo a esa enfermedad, sino que cuando aparecen resulta que no aparece lo que está detectado como agente que participa en el complejo de lo que llamamos enfermedad de madera de la vid. O sea, que puede ir en las dos vertientes. Puede favorecer enfermedades o disminuirlas incluso.