El Plan Forestal de Galicia quiere reducir un 5 % la superficie de eucalipto en 20 años
Forestal
El documento, que la Xunta pretende aprobar antes de junio, habla de una inversión pública y privada de 4.900 millones de euros en el monte gallego hasta el 2040
17 Nov 2020. Actualizado a las 17:42 h.
Veinte años. Ese es el plazo que se da la Xunta para llegar hasta las 425.000 hectáreas de superficie forestal cubierta por frondosas —60.000 más de las que hay en la actualidad—, sumar a las 8.000 hectáreas de soutos de castaños actuales otras 16.000 hectáreas de esa especie (una mitad para aprovechar su fruto y la otra para sacar partido a su madera), plantar 20.000 hectáreas más de coníferas, eliminar 1.000 hectáreas de acacias y reducir en un 5 % la superficie dedicada en la actualidad a la plantación de eucalipto, para convertir 20.000 de esas hectáreas en montes de otras especies. Esos son algunos de los objetivos que se marca la revisión del Plan Forestal de Galicia, una batería de metas descrita este jueves por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo después de que el Consello de la Xunta autorizara el inicio de la tramitación como decreto de dicho plan.
La Administración autonómica lleva más de cuatro años trabajando con los distintos eslabones de la cadena forestal en un documento «necesario» que, como añadió el titular del Ejecutivo autonómico, contará con una inversión de 4.900 millones de euros, 4.000 de los que serán fondos públicos, hasta el 2040.
La idea es que esta primera revisión, pendiente todavía de salir a exposición pública para su posterior envío al Consello Forestal y al Parlamento antes de ser ratificado de nuevo por el Gobierno autonómico, pueda estar listo antes de junio.
Una vez aprobada, la revisión del Plan Forestal de Galicia ha de ser la partitura por la que se guíen los Gobiernos los propietarios para sacar mayor rendimiento al monte, al tiempo que garantizan su sostenibilidad para cumplir con los objetivos medioambientales que marca Bruselas. La idea, como dijo Feijoo, es «compatibilizar o plano ambiental e socioeconómico».
No hay que olvidar que de los 1,5 millones de hectáreas de superficie arbolada que posee Galicia, un 97 % pertenecen a montes vecinales o a propietarios particulares, muchos de los que tienen en especies como el eucalipto una balsa a la que agarrarse en tiempos de crisis. La cuestión es que la balsa puede ser más sólida realizando una buena gestión. Y no solo el eucalipto puede ser el flotador de los 650.000 propietarios del monte que hay en Galicia.
De ahí que la reducción de la superficie dedicada a esa especie asentada sobre todo en el norte de la comunidad vaya acompañada de una potenciación de la silvicultura para lograr una mayor productividad, al tiempo que se incrementa la superficie de bosques con certificación forestal internacional o se moviliza tierra abandonada o infrautilizada. «Nas masas de eucalipto incrementarase a taxa de aproveitamento co obxectivo de alcanzar un 90 % do crecemento corrente anual», dicen desde la Xunta.
El plan también pretende incentivar las repoblaciones o reforestaciones con especies de coníferas de alta calidad genética. Y, como no, realizar mejoras en las que ya hay con la aplicación de programas como el de mejora genética forestal. Los cálculos que hace el plan apuntan a poder incrementar en 20 años en un 75% el volumen de cortas con destino a sierra o a otros usos estructurales. Porque la idea es atender la demanda de sectores como la construcción con producto de proximidad.
Montes protectores
Una de las novedades que introduce el nuevo documento, en línea con los objetivos bioeconómicos o medioambientales, es el concepto de «montes protectores». Son aquellos espacios con unas características particulares que mejoran la protección del suelo o como reguladores del ciclo hidrológico. El objetivo es realizar un inventario de esos terrenos para que poder llegar a las 90.000 hectáreas de monte amparadas bajo esa figura, que se sumarán a las 130.000 hectáreas protegidas a las que también se pretende llegar.
El monte, un motor económico a medio gas
No hay duda de que el monte gallego es un motor económico, pero todavía avanza a ralentí. El nuevo plan forestal, donde se ponen en valor pinos y frondosas, quiere darle un empujón y por eso se ha marcado el objetivo de incrementar en el horizonte del 2040 las cortas anuales de madera en tres millones de metros cúbicos hasta alcanzar los doce millones anuales.
Por algo el documento trata de hilvanar los intereses de todos los eslabones de la cadena forestal, Consensuarlos es probablemente una de las razones que ha dilatado la confección de este documento durante varios años. Pero parece que ahora, como avanzó Jacobo Feijoo, presidente de Asefoga, rama de Unións Agrarias que defiende los intereses de los propietarios forestales y comunidades de montes, la revisión del plan, a falta de poder presentar nuevas sugerencias, parte del consenso, sobre todo porque «o feito de contar cunha planificación do monte vai facer máis fácil poder acceder a fondos como os do novo Plan de Desenvolvemento Rural (PDR) ou incluso aos do Next Generation habilitados para promover proxectos no rural que compensen os danos deixados polo coronavirus covid-19». Y añade que este «ten que ser o plan da posta en valor das frondosas autóctonas que, polo seu valor medioambiental, están chamadas a xogar un papel relevante dentro da xestión forestal sostible, ademáis de servir para consolidar os piñeiros como especies de referencia».
A falta de conocer los detalles de este primer documento, desde la Asociación Forestal de Galicia, su presidente Francisco Dans, cree que tiene que ser la base para la gestión del monte con dotaciones presupuestarias adecuadas que, además, fomente la investigación y la formación.
Y desde la Federación de Aserradores y Rematantes de Madera de Galicia (Fearmaga), su secretaria general Ana Oróns, cree que el plan, tras haber incorporado sugerencias del sector, «pone las bases para lograr una neutralidad del carbono estimulando la bioeconomía circular».