El jabalí, una amenaza para los cultivos
Ganadería
Ganaderos y agricultores sufren cada día los ataques de una especie que se ha multiplicado en los últimos años. El testimonio de Adolfo Cabarcos es revelador: «Non teño ningunha finca nas 90 hectáreas que ten a miña explotación que non estea tocada polo xabaril. Hai uns anos que non boto millo por culpa deles».
14 May 2019. Actualizado a las 20:11 h.
Adolfo Cabarcos vive rodeado de grandes praderas. Sus vacas de carne pastan libres en las más de noventa hectáreas de terreno adscritas a su granja ubicada en el concello lucense de Xermade. Hasta ahí el día a día de Adolfo Cabarcos podría formar parte de un relato sobre la vida tranquila de un ganadero de la Galicia interior, pero hace tiempo que el jabalí y, a veces el lobo, lo mantienen en una guardia constante porque, como dice, «non teño ningunha finca en todas esas praderías que non estea afectada polo xabaril». De hecho, añade, «hai tres ou catro anos que non boto millo por culpa deles». No solo sufre al jabalí. También habla del lobo y lo hace con recelo porque sus reses también fueron víctimas de sus ataques: «O pasado setembro en dúas semanas os meus rabaños sufriron dous ataques continuados».
Por qué el jabalí entra en las fincas como un elefante en una cacharrería se explica, según dicen los ganaderos, por la sobrepoblación. El porqué baja el lobo a atacar a los rebaños, Adolfo lo atribuye en parte a la prohibición de dejar los cadáveres de los animales muertos en el monte. «A raíz da crise das vacas tolas é obrigatorio recoller os animais mortos, entón hai menos comida no monte. Non só pode pasar que o lobo teña menos carne porque en parte se alimentaba deses restos, tamén o xabaril que é omnívoro». Y habla de los ciervos que, de vez en cuando, al saltar o al luchar entre ellos rompen las alambradas que cierran las fincas.
Pero más allá de lobos, ciervos o corzos, quien realmente trae de cabeza a los ganaderos y agricultores es el jabalí. De hecho, cuentan que se ha convertido en prácticamente una plaga en Galicia. «En los ecosistemas tiene que haber un equilibrio, pero no lo está habiendo». Lo dice José Antonio Muiño, un agricultor de Narón con grandes plantaciones de trigo y maíz. Cansado de sufrir cada año los ataques de los jabalíes en sus campos, creó hace más o menos un año, junto con otros muchos agricultores y ganaderos de toda Galicia, la Asociación de Prexudicados pola Fauna Salvaxe (Aperfasa) para hacer visible un problema que afecta a cada vez más personas en el medio rural.
Ese colectivo, junto con la Asociación de Criadores de Ovino e Caprino de Galicia (Ovica), la Federación Rural Galega (Fruga) y el Sindicato Labrego Galego (SLG) participó este miércoles en Santiago en una protesta para solicitar, entre otras cosas, la realización de un censo de jabalíes por comarcas, la elaboración de un plan de gestión de esa especie, además de un mayor control sanitario de las especies salvajes. Unións Agrarias, que tiene en la comarca del Deza un plan piloto para controlar a estos animales, comparte la reivindicación, pero explican fuentes del sindicato que no acudirán a la convocatoria por la cercanía de las elecciones.
«Todos los años sufro ataques. En la época de sembrar, cuando el cultivo está desarrollado...» «Non me deixa unha pranta na horta. Xa non sei para que vou botar nada», se quejaba hace poco más de un mes una vecina de la aldea de Confurco, en el concello coruñés de Padrón. Esta mujer planta para autoconsumo, José Antonio Muiño López no. Tiene una explotación grande, profesionalizada. «El trigo y el maíz son cultivos muy susceptibles a la entrada del jabalí. Todos los años sufro ataques. Durante la época de sembrar, cuando el cultivo está desarrollado.... eso supone una merma importante en la rentabilidad de las granjas», dice. Y las ayudas de la administración, añade, no llegan: «Son 1.650 euros por explotación y año. Para una agricultura en minifundio pueden llegar, pero no para alguien que tenga una explotación más grande», apunta.
Seguros Agrarios
Los seguros agrarios podrían ser una solución, pero a juicio de José Antonio Muiño tienen un problema. «Los seguros se hacen por parcelas _explica_ con franquicias de un 20 % de los daños. La cuestión es que tal y como está configurada la distribución del territorio en Galicia, donde las fincas están muy dispersas, no en todos los casos el daño en cada finca supera ese 20 %, aunque en el conjunto de la explotación sea mucho mayor. Entonces al final, el seguro no lo cubre», explica.
Pero más allá de eso dice que «no creo que seamos nosotros los que tengamos que hacer un seguro para un problema que no es nuestro». En este sentido, apunta que tendrían que ser los Tecores o la administración los encargados de hacer esos seguros de responsabilidad civil a terceros. En relación con los seguros, desde la Consellería de Medio Ambiente apuntan que a finales del mes de marco la directora xeral de Patrimonio Natural mantuvo una reunión con el responsable de Agroseguro en Galicia para revisar los daños producidos por la fauna salvaje en la comunidad, concretamente por el jabalí, y ver en qué medida se podían mejorar ese tipo de seguros. Porque aunque los daños están cubiertos para los cultivos más importantes en Galicia, desde Medio Ambiente reconocen que los más afectados son los forrajeros, además de indicar que «aínda que é certo que as liñas de cultivo teñen unha franquicia absoluta do 20 %, os criterios son fixados dende a Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa), dependente do Ministerio de Agricultura».
Desde ese departamento de la Xunta aseguran que el problema fue trasladado a la Comisión Territorial de Seguros Agrarios, además de que solicitarán a la Consellería de Medio Rural que la pidan la revisión de estos seguros dada la problemática provocada por el jabalí en la reunión de la Comisión Territorial de Seguros Agrarios, donde está presente Enesa.
Más allá del debate en torno a los seguros la cuestión es que la temporada de plantar el maíz ha comenzado y los jabalíes continúan campando a sus anchas por todo el territorio. Del monte a los prados, de las leiras recién sembradas a las calles de algunas ciudades o incluso pasearan, como ha ocurrido, por algunas playas para darse un baño.
Y mientras los agricultores y ganaderos afectados por los ataques reclaman un «equilibrio» entre especies, organizaciones como WWF piden a los Gobiernos de los veintiocho estados miembros de la Unión Europea la puesta en marcha de planes de conservación de grandes carnívoros como el lobo. En este sentido, como recoge Europa Press, el responsable de especies de esa organización ecologista, Luis Suárez, apunta que los estudios «demuestran» que matar lobos «no sirve para reducir daños» y asegura que está comprobada la efectividad de las medidas preventivas como el uso de mastines o pastores eléctricos tanto para frenar al lobo como a perros asilvestrados.