Parte de las 461 granjas gallegas con más de 180 vacas podrían verse afectadas por los cambios de la directiva de emisiones

La ganadería vuelve a estar una vez más en el ojo del huracán. Que esta actividad sea una fuente de emisión de amoníaco o metano no es un debate nuevo. De hecho, salta de modo intermitente. Una de las últimas veces fue el pasado mes de enero, cuando el ministro de Consumo Alberto Garzón volvió a arremeter contra las macrogranjas. Pero lo que ocurre ahora es que la Comisión Europea quiere actualizar la Directiva sobre Emisiones Industriales 2010/75/UE para, entre otras cosas, ampliar el abanico de granjas que han de someterse a ella. De prosperar la propuesta presentada a principios de este mes, la norma podría aplicarse por primera vez a las explotaciones de vacuno con manejo en intensivo con más de 150 unidades de ganado mayor (UGM). Tanto España como Francia ya han puesto el grito en el cielo sobre un cambio que, como dijo el ministro de Agricultura, Luis Planas, unos días después de darse a conocer la propuesta, ha de ser coherente porque «no es real que una granja de 150 vacas se someta a las mismas normas que la industria química». Además, entiende que en el contexto actual, aunque hay que preservar el medio ambiente, esto no debería de ser una prioridad.

En esa línea también se pronunció el titular francés del ramo, Julien Denormandie, quien el mismo día en que se publicitó el cambio apuntó en un tuit que el cambio de norma «no tiene en cuenta la realidad de nuestras explotaciones». Además, advirtió de que mientras se endurece la norma se está permitiendo entrar carne de explotaciones sudamericanas donde hay más de 10.000 animales.

Una de las modificaciones que quiere realizar el Ejecutivo comunitario para reducir la contaminación ambiental es ampliar el marco de aplicación de la norma a sectores agrícolas e industriales no incluidos en la norma actual. De este modo, como explica la Comisión, también deberá aplicarse en la «cría de ganado vacuno a gran escala y explotaciones complementarias de porcino y aves de corral».

Es decir, las explotaciones ganaderas como más de 150 UGM, lo que implicará que un «13 % de las mayores explotaciones ganaderas de la UE deberán regirse por esta directiva. Según Bruselas, será un total de 185.000 granjas, responsables en conjunto del 60 % de las emisiones ganaderas de amoníaco y de un 43 % de las de metano en la UE. En Galicia parte de las 461 ganaderías con más de 180 UGM que hay distribuidas por toda la comunidad también podrían verse afectadas por el cambio. Las que no lo harían serían las que realizan prácticas como el pastoreo, ya que en esos casos los animales no están en régimen intensivo. También muchas granjas de pollos o cerdos que actualmente, por su tamaño, no tendrían que cumplir la norma, podrían tener que hacerlo.

Actualmente, la directiva vigente afecta a las granjas de aves de corral con más de 40.000 plazas; mientras que las de porcino que han de declarar sus emisiones son las que tienen más de 2.000 plazas de cerdos de más de 30 kilos o más de 750 plazas para reproductoras. Ahora lo que pretende Bruselas es que todas las explotaciones de vacuno que dispongan de más de 150 vacas o más de 375 terneros de menos de un año también deban someterse a la normativa de emisiones. Claro está que estos han de estar sometidos a un manejo intensivo.

En el caso de sectores como el porcino o avícola, la directiva también se endurece porque rebaja la cantidad de animales a partir de los que sería de aplicación a 300 cerdas reproductoras, 500 cerdos de engorde, 21.429 pollos de engorde y 10.714 gallinas ponedoras.

El cambio anunciado ha de pasar por el Parlamento europeo, antes de ser llevado después al Consejo. Los países tendrán posteriormente 18 meses de plazo para trasponer a sus legislaciones la directiva. Posteriormente tendrían que redactar un catálogo de Mejores Técnicas Disponibles. Las granjas tendrían después tres años de plazo para cumplirlas.