¿Por qué las granjas gallegas deben buscar la soberanía alimentaria?
Ganadería
La guerra de Ucrania ha agudizado la inestabilidad de los mercados y la necesidad de que el sector produzca los alimentos que precisa el ganado
20 Jun 2022. Actualizado a las 17:45 h.
Puede parecer increíble que un conflicto que tiene lugar a miles de kilómetros esté dejando su huella en la ganadería gallega. Pero lo cierto es que la guerra de Ucrania está teniendo consecuencias, y muchas, en este importante sector de la economía de Galicia. Así al menos quedó claro en la mesa de debate organizada por el grupo operativo Proteinleg, un grupo de investigación destinado a fomentar el cultivo de fuentes de proteína vegetal. Erica Pazos, de Almacenes Gamallo; Lucio García, del Centro Tecnolóxico da Carne; Higinio Mougán, de la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca); y Cruz Castro, de la Asociación de Criadores de Raza Porcina Celta (Asoporcel) estuvieron de acuerdo en que situaciones como las que estamos viviendo actualmente deben hacernos reflexionar sobre la necesidad de que las granjas caminen hacia el autoabastecimiento y puedan producir la mayor parte del alimento que precisan sus animales.
«El covid fue el detonante para aumentar el precio de los cereales, que hasta entonces estaba estable», aseguró Pazos. «Veníamos de un mercado bastante estable hasta agosto del 2020. Cuando se reactivó la economía tras el parón del covid hubo un fuerte incremento en los precios de las materias primas», añadió Mougán. Ese incremento en el precio de los cereales llegó «a ser el doble de lo que se estaba pagando. Estos costes de producción nos han llevado a que no se cubran los costes en nuestras explotaciones. Y eso en un sector como el Porco Celta donde sigue aumentando la demanda», reiteró Castro. La conclusión es que «la guerra ha traído un doble escenario de déficit de materias primeras y crisis energética, con lo que la producción propia va a ser cara», concluyó García.
Malos augurios
La situación no parece que vaya a mejorar próximamente. «India ha cerrado sus exportaciones y España no prevé que vaya a tener un buen rendimiento de cereal y leguminosas. El futuro no es muy halagüeño», insistió García. De hecho, en su opinión, el conflicto bélico quizás esté dejando claro que no sea buena idea dejar todo en manos de los mercados. «Sarkozy ya lo apuntó en el 2008, que si queríamos evitar las hambrunas teníamos que regular los mercados mundiales», añadió Mougán. Porque el gran problema de esta guerra, insistió, es que mucha gente en el mundo se va a morir de hambre, pues países de Asia y África dependían y mucho del cereal que produce Ucrania. «Hay entre 25 y 30 millones de toneladas de cereal en Ucrania que no pueden salir porque los puertos están minados y los trenes no tienen el mismo ancho de vía que la Unión Europea», afirmó el portavoz de Agaca. Y aunque las últimas previsiones apuntaban a que los precios se iban a estabilizar, lo cierto es que «el anuncio de India de cerrar sus exportaciones ha disparado un 10 % los precios».
Buscando soluciones
«Somos muy dependientes de las importaciones a todos los niveles y habría que ir buscando soluciones y dirigiendo las políticas a ser un poco autosuficientes», argumentó Castro. En su opinión, «escogiendo los cultivos y plantando adecuadamente, podríamos suplir gran cantidad de los costes de materia prima». De la misma idea es Mougán, que considera que «estamos ante un gran reto. No podemos plantear grandes cambios, como prescindir de la soja que importamos, pero sí que habrá que hacer pequeños ajustes», añadió.
Desde Agaca consideran que Galicia «precisa forrajes más potentes, que reducirían nuestra dependencia de la proteína» de las granjas. Pero para convencer a los agricultores de que apuesten por estos cultivos hacen falta proyectos de investigación como Proteinleg, que avancen en el desarrollo de semillas y le den garantías a los agricultores de que lo que va a producir le va a salir rentable. «Se pueden aprovechar las ventajas del guisante ¿por qué no lo hacemos? Así estaremos también aportando nitrógeno a los suelos», insistió. Avanzar en los forrajes de invierno con alto contenido de proteína, «eso sería genial y una necesidad imperiosa. El sector ganadero lo recibiría como agua de mayo», insistió.
«Tenemos que destacar la importancia que tienen las materias primas de cercanía. En alimentación animal hay formas de producir proteínas en ensilados y debemos promocionar cultivos proteolaginosos como el guisante», añadió García. Considera que «solo con la mejora genética y la mejora de los técnicas de cultivo, podríamos convertir estos cultivos en rentables y atractivos para los ganaderos». «No podemos ser autónomos al 100 %, pero sí que podemos trabajar para reducir nuestra dependencia», añadió Castro.
Producir soja
Actualmente, Galicia importa el 100 % de la soja que consume. «La soja es una leguminosa bastante completa, que tiene un 40 % de proteína, mientras que el guisante solo tiene el 22 %. Pero en Galicia no hay manera de producir soja», explicó García. Aún así, sería interesante que los ganaderos apostaran por reducir su dependencia de los piensos que vienen de fuera introduciendo en sus explotaciones cultivos que le permitieran ser autosuficientes en lo que a la alimentación de sus animales se refiere. «Es cierto que dar el salto para el ganadero es arriesgado, le tenemos que dar alguna seguridad. Pero yo creo que sigue siendo interesante», insistió Mougán. Solo así se podrá evitar verse afectados por aumentos de precios que no podemos controlar. «El precio de la tonelada de pienso se ha duplicado, a cualquier ganadero le está costando cubrir costes», concluyó Castro. «Con este aumento de costes se está produciendo menos, lo que es lógico cuando algo no es rentable», reiteró Mougán.
Aumento de precios
Aunque los costes de producción han subido, ganaderos y agricultores no han sido capaces de repercutirlos totalmente en sus productos. «El precio de la leche creció un 13 % y, el del pollo, un 12 %», explicó Mougán. Considera que ese incremento de la inflación también tendrá repercusiones en el consumo. «El precio de la leche ecológica, en cambio, no ha subido, porque el consumidor, cuando hay inflación, se va de los productos de mayores precios y esta crisis va a afectar también a los productos de calidad», aseguró.