La Voz de Galicia

José Luis López Helías, herrador: «Un cabalo férrase en hora e media»

Ganadería

dolores vázquez

Con la tracción animal en retroceso en el mundo agrario, el sector de la hípica y los amantes de los caballos a título particular son el reducto para una profesión que se ha modernizado

21 Oct 2022. Actualizado a las 09:50 h.

«Cando eu comecei non había escola de ferradores, agora hai unha en Madrid, e o que se facían eran cursos», comenta José Luis López Helías (Lugo, 1968), que con 24 años dio un vuelco a su currículo profesional para centrarse, gracias a un amigo que ya estaba trabajando, en un oficio exigido tanto en cuanto al material como por la movilidad que requiere. «Fago 7.000 quilómetros para ferrar ao mes», comenta, aunque buena parte de su trabajo se centra alrededor de la ciudad de A Coruña, donde vive, y epicentro del sector hípico en la comunidad, con 21 centros ecuestres. «Sempre tiven cabalo, montei algo, pero agora levo anos sen el porque non hai tempo», explica casi justificándose.

Es una profesión con demanda, tanto de particulares como de hípicas, y que se ha modernizado. La parte trasera de su vehículo es un despliegue de herramientas para ejecutar un oficio que requiere precisión y conocimientos. «Fan faltan pinzas, lima, martelo, aparato de remachar, lixadora, brocas, un forno...», va numerando como parte de sus imprescindibles para «cortar, aplomar, forxar unha ferradura á medida do casco, canteala, poñer ramplós ou videas para que non escorreguen no asfalto, e cravar ou remachar». Las cita mientras muestra trabajos especiales, como plantillas o herraduras de aluminio para aligerar peso en caso de algún tipo de problema.

MARCOS MÍGUEZ

Nada puede quedar a la ligera. «É importante o corte, a forxa, o cravado e a terminación», explica sobre un proceso con gran carga manual y para el que se opta por asentar las herraduras calientes para matar todas las bacterias que pueda haber en el casco y «facer un asento perfecto». En el pasado, la herradura se hacía in situ para el equino que se iba a calzar, pero López Helías ya se incorporó a la profesión cuando se habían popularizado las herraduras mecánicas. «A vantaxe que hai agora mesmo é que o mercado é moi amplo e telas de todas as clases, o material de ferraxe case se importa todo», reconoce.

«Canto más cómodo vai o cabalo máis rende, pero o ferraxe non é igual para todos os cabalos nin todos se ferran igual», comenta sobre las peculiaridades que se requiere tener en cuenta dependiendo del trabajo que desarrolle el animal.

«Un cabalo férrase en hora e media ou dúas horas e os ferraxes van por data, entre 45 e 60 días, porque os cascos medran un centímetro cada mes», afirma López Elías, reconociendo que muchos de los trabajos quedan programados para evitar que se puedan producir, por descuido, lesiones articulares o tendinosas en las patas. «Un ferraxe está entre os 50 e 90 euros», dice como media del precio y reconoce que el caballo de paseo es el que más gasta las herraduras debido a tener que pasar por terrenos variados.

Trabaja con seguridad y, normalmente, con un compañero, que facilita la labor de acercarse a unos animales poderosos. «O que xoga ao fútbol sempre leva unha patada», indica entre risas, al ser preguntado por los recelos de los equinos, pero reconoce que nunca ha llevado un susto grande. «Avisan e hai que entendelos», apostilla.

MARCOS MÍGUEZ

Cada 2 meses

Entre 45 y 60 días las monturas necesitan un nuevo herraje.

Importación

La mayor parte del material y de las herraduras se adquieren en el extranjero.


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