EE.UU. desembolsa 200 millones de dólares para tratar de controlar la gripe aviar en el ganado lechero
Ganadería
Actualmente, la enfermedad se ha detectado en 42 explotaciones de nueve estados diferentes.
26 Sep 2024. Actualizado a las 14:38 h.
Fue el pasado 24 de marzo, cuando el departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) confirmó la presencia del virus de la gripe aviar en el ganado lechero de Texas. Entonces, en colaboración con el departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) se pusieron en marcha toda una serie de medidas con el objetivo de comprender el origen de este brote y el impacto potencial que este podía tener en bovinos y humanos. A pesar de todos los esfuerzos, la enfermedad se ha extendido por todo el país y afecta ya a 42 explotaciones ubicadas en nueve estados diferentes. Por eso, ahora, la Administración ha decidido habilitar un nuevo paquete de medidas en el que invertirá 200 millones de euros. Ese dinero se destinará, en parte, a las granjas afectadas, para ayudarlas a compensar los daños. Pero también habrá una partida importante para desarrollar mejores pruebas y ampliar la capacidad de los laboratorios, analizar y vigilar los datos y hasta para analizar las aguas residuales.
Lo primero que hizo el departamento de Agricultura fue tomar muestras para conocer la prevalencia de la enfermedad y poner en marcha toda una serie de pruebas para garantizar la seguridad de los suministros de carne y leche. De hecho, hasta el momento solo se ha producido un caso de esta enfermedad en humanos, un trabajador de una explotación de Texas que tuvo síntomas leves. El problema fue que, a pesar de estos esfuerzos, el virus continuó expandiéndose y, a finales del pasado mes, entró en vigor una orden federal que limitaba el movimiento del ganado lechero lactante.
Ahora, las administraciones han decidido dar un paso más y han habilitado 200 millones de dólares con dos objetivos: compensar a las granjas por las pérdidas y animarlas a aportar datos para instaurar medidas de bioseguridad y poder llevar a cabo las investigaciones necesarias que ayuden a acabar con el virus. Las explotaciones podrán recibir hasta 28.000 dólares para poner en marcha nuevas medidas de bioseguridad, como proporcionar trajes de protección personal a sus trabajadores o un lavado de los uniformes. Al mismo tiempo, estos empleados también podrán recibir incentivos financieros por participar en los estudios que se lleven a cabo. Al mismo tiempo, habrá hasta 1.500 dólares para aquellas granjas que desarrollen planes de bioseguridad.
Con este mismo objetivo, se proporcionará financiación a las explotaciones que instalen un tratamiento térmico que permita eliminar la leche de forma biosegura. Se les reembolsarán los costes veterinarios que tengan que afrontar tras haber detectado un caso positivo en su granja y se le le compensarán los gastos de envío para las pruebas de la gripe aviar en los laboratorios de la red nacional.
Por otro lado, se habilitarán también fondos para compensar a los productores por la pérdida de leche que el virus haya podido ocasionar en su explotación. Porque las autoridades reconocen que, aunque las vacas se recuperan bien de la enfermedad, la presencia del virus limita drásticamente la producción de leche, lo que ocasiona graves pérdidas a las explotaciones. También se trabajará con los diferentes estados para seguir limitando el movimiento del ganado lactante. En total, serán 98 millones de dólares los que se destinarán a financiar todas estas iniciativas.
Al mismo tiempo, el departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) habilitará otros 101 millones de dólares para mitigar el riesgo de la gripe aviar. Su objetivo es garantizar que el suministro de alimentos siga siendo seguro, salvaguardar la agricultura americana y el sustento y bienestar de los agricultores y trabajadores agrícolas y monitorear las tendencias para mitigar el riesgo y prevenir la propagación de la enfermedad entre animales y personas.
Habrá 34 millones de dólares para evaluar el virus que está circulando y detectar cualquier cambio que sea preocupante, apoyar la capacidad de los laboratorios de salud pública con el fin de aumentar sus capacidades para realizar pruebas y respaldar la fabricación, almacenamiento y distribución de mil kits de pruebas de diagnóstico. Otros 29 millones de dólares se destinarán a ampliar los esfuerzos existentes para monitorear a las personas que están expuestas a aves infectadas, ampliar los esfuerzos de rastreo de contactos, ampliar la vigilancia de virus respiratorios para capturar más muestras de personas con enfermedades respiratorias agudas y apoyar la continuación y posible expansión de las plataformas de vigilancia respiratoria y de eficacia de las vacunas existentes. El HHS destinará 14 millones de dólares más a la secuenciación genómica del virus, 8 millones a la vacunación y 3 a la vigilancia de las aguas residuales, para saber si estas detectan la presencia del virus.
Con todas estas medidas adicionales, las autoridades americanas confían en poder poner coto a un virus que está causando ya grandes pérdidas en el sector del vacuno de leche del país.
Contagios y leche segura
Se cree que la enfermedad llegó a las explotaciones de vacuno de estados Unidos a través de las aves silvestres. Actualmente, el USDA ha identificado la propagación entre vacas dentro del mismo rebaño, el contagio de vacas a aves de corral y la propagación entre lecherías asociadas con movimientos de ganado y vacas sin signos clínicos que dieron positivo en el contagio del virus. Todas las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento ratifican que no se han encontrado cambios en el virus que lo hagan más transmisible a los humanos y entre las personas, aunque las autoridades reconocen que es posible que se produzcan casos entre humanos en contacto directo con animales infectados. En cuanto a las vacas infectadas, estas se recuperan después de recibir atención médica con poca o ninguna mortalidad asociada.
Otro de los aspectos que preocupa a las autoridades americanas es que el virus pueda transmitirse a través de la leche de vacas contaminadas. Por eso se ha recomendado, desde hace semanas, que no se consuma leche cruda y que esta deje de utilizarse en la elaboración de quesos. Según la administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), el suministro comercial de leche es seguro, ya que el virus se inactiva cuando se somete a los procesos de pasteurización. Además, se ha obligado también a los protutores a someter a este mismo proceso a la leche de animales contaminados, que debe ser destruida para que no llegue al circuito comercial.