Galicia perdió el 70 % del «stock» de calamar autóctono en el último lustro
Somos Mar
Escapa a la tendencia general, donde el calentamiento propicia su proliferación
04 Oct 2016. Actualizado a las 05:00 h.
El cambio climático, en especial la elevación de la temperatura del agua del mar, está incrementando las poblaciones de cefálopodos en el mundo de forma global, ya que el calor acelera su ciclo vital. Aunque hay excepciones. Y una de ellas es Galicia. A sus aguas ya no llega el calamar de fóra, de Gran Bretaña. Y el de o país, el gallego, ha experimentado una reducción del 70 % en el último lustro, hasta casi desaparecer. Ángel Guerra, científico del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, cuya ponencia sobre el estado de las pesquerías abrió ayer el congreso mundial sobre cefalópodos, achaca tan drástica bajada a dos motivos: por una parte a que, contrariamente a lo que ocurre con sus hermanos de otras latitudes, prefiere aguas frías y ha emigrado al norte de Bretaña y, por otra, a la falta de estudios específicos que eviten sobreexplotar el recurso.
Guerra explicó que países como Japón realizan cada año campañas de investigación específicas en las que hacen un recuento de huevos y larvas que, posteriormente, sirve de base para fijar la cuota de capturas. Es un trabajo caro. Ese es en buena medida el motivo por el que, en el caso de España, en general; y en el de Galicia, en particular, la prospección anual que realiza el Instituto Español de Oceanografía (IEO) abarca no solo todas las zonas de pesca, sino también todas las especies de pescado.
El científico defiende el principio de precaución como herramienta de gestión de los recursos y plantea que se estudie caso a caso. Tres son las medidas que, a juicio de Guerra, habría que adoptar para mejorar los stocks de cefalópodos. Lo primero, contar con indicadores que determinen lo más fielmente posible la pujanza del reclutamiento anual o, en su caso, la sobrepesca, y así actuar con rapidez. Es una tarea, dice, en la que han de trabajar conjuntamente oceanógrafos, meteorólogos y biólogos. En segundo lugar, definir hábitats esenciales, áreas de cría y alevinaje, como el que se ha localizado en las Cíes, y, finalmente garantizar el cumplimiento de la legislación, pues todavía falta mucho para que los pescadores se convenzan de que el stock es de ellos.
La flota gallega apela a la FAO para que coordine la gestión pesquera en el Atlántico sur
No podría haber un enclave mejor que Vigo para analizar la situación de las poblaciones de cefalópodos. La flota gallega descargó el año pasado en fresco más de 4.000 toneladas de estas especies, por un valor superior a los 18 millones de euros, expuso Juan Maneiro, director xeral de Pesca de la Consellería do Mar. Y a eso aún hay que sumar las 78.000 toneladas con una factura de 180 millones de euros que se importaron en la «primera región europea en la transformación de productos marinos», para la que los cefalópodos son un producto clave.
Como lo son para la flota de capital gallego que faena en el Atlántico sur, fuente de aprovisionamiento esencial para las factorías del área viguesa. En este sentido, el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), Javier Touza, subrayó como prioridad la necesidad de disponer de la mayor información posible desde el punto de vista científico sobre la situación actual para poder tomar medidas de gestión en el Atlántico sur. Medidas que, por otra parte, son necesarias, no hay más que atender a que las capturas de pota (Illex argentinus) han caído desde las 353.000 toneladas del 2015 a las 3.000 que se extrajeron este año.
Touza apeló a la FAO para asumir el papel de coordinador en materia de gestión pesquera que debería tener esa organización regional de pesca de la que carece el área por las sensibilidades políticas alrededor de las Malvinas.
En la parte positiva, el presidente de Arvi destacó ese mayor empeño por parte de los países asiáticos de atajar la pesca ilegal y que se empieza a plantar cara al dumping social que llega de esas latitudes.
Contactos hasta con Google para erradicar la pesca ilegal
El Niño y la pesca ilegal fueron cuestiones recurrentes en el congreso internacional. Si contra el primero poco puede hacerse, contra la actividad ilegal aún pueden hacerse esfuerzos. El director de Política Pesquera de la FAO, Manuel Barange, animó a los países a ratificar cuanto antes el nuevo acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto lanzado en junio para frenar esa lacra. Un problema importante, que cuesta más de 20.000 millones al año, en el que la FAO ha llamado a la misma puerta de Google para proveerse de técnicas de detección más avanzadas para dar con piratas.
A la hora de hacer balance del congreso, Barange subrayó que la industria ha mejorado sus prácticas y que los «stocks» evolucionan bien -de hecho, parece que los cefalópodos mostrarán un mayor nivel de crecimiento por ese calentamiento global-; llamó la atención sobre la necesidad de adaptarse rápidamente a las variaciones que trae el cambio climático -aludió a la disputa entre la UE e Islandia por la caballa- y alertó sobre la subjetividad del concepto de sostenibilidad, que debe entenderse en sus tres vertientes: social, económica y medioambiental.
La situación en distintas latitudes
La India
La viguesa Profand, líder de exportación. En la India, la exportación de calamar habla gallego. Y es la empresa viguesa Profand la que le pone el acento. La compañía, familiar y relativamente joven, como explicó su director general, Enrique García, es líder exportando cefalópodos desde la India, país al que la FAO sitúa en el séptimo lugar en el ránking por volumen de capturas. Con 200.000 barcos y más de 1.500 puertos por todo el país, lo de poner cuotas es casi una quimera, aunque sí hay vedas. La India escapó al Niño, pero ahora sufre la presión de las compras.
Adaptación para dar el salto al procesado. El país que un día cerró las puertas a los cefalopoderos gallegos y las abrió a chinos, rusos y otras nacionalidades tenía un plan para su pulpo y su calamar. Hacer del recurso un motor de crecimiento de su economía dando el salto de la simple extracción al procesado, para dar valor añadido al producto y crear empleo. Para ello, la Administración está adaptando las infraestructuras portuarias para hacer posible las descargas en el país e implantando una fiscalidad que haga atractivo el territorio para instalar fábricas de procesado.
Precios récord por la caída de producción. En China todos comen cefalópodos. Se sirven de norte a sur y de este a oeste. En los hoteles más lujosos y en los puestos callejeros. Y son 1.370 millones de personas reclamando esos 2.155 millones de toneladas que China pesca en sus aguas, en el extranjero y que importa. Pero este año las capturas en sus caladeros no fueron buenas y las reservas de congelado están en el nivel más bajo que se recuerda. El resultado es que se ha tenido que ir a buscar. Tirando de chequera. Y los precios se han doblado hasta alcanzar un nuevo récord.
Perú
El Niño que hizo estragos. No es Perú el único país que en el congreso de cefalópodos que sirvió de antesala a la feria Conxemar se refirió a los nefastos efectos que el Niño ha causado en sus «stocks» de calamar gigante (Dosidicus gigas). Al fenómeno se achaca la caída de las capturas, apenas un tercio de las del ejercicio anterior. Eso es un traspié en los planes del Gobierno peruano, que busca una certificación para un producto que ha prohibido destinar a harina y en el que confía para paliar la anemia crónica que sufre su población infantil.
Competencia desleal a una milla de casa. La pota, junto con el langostino y la merluza hubbsi, es un recurso vital para Argentina. Hasta el 2008, su principal cliente era España. Pero llegaron los chinos, que se convirtieron en su mayor cliente y en su principal competidor. Con su mano de obra barata y sin aranceles en destino, resulta que el tubo de pota chino rivaliza con el argentino en el vecino Brasil. A eso se suman los problemas de la milla 201, donde un hervidero de barcos chinos, taiwaneses, coreanos, gallegos, argentinos, uruguayos... faenan sin control.