La flota de Gran Sol, dividida sobre los efectos del recorte del 20 % de merluza
Somos Mar
A estas alturas del año, falta por consumir el 40 % de las posibilidades de captura
26 Dec 2019. Actualizado a las 13:08 h.
Siete de cada diez merluzas que se mueven en las lonjas gallegas en fresco proceden de un puerto de A Mariña, principalmente de Burela y Celeiro. Así que no es difícil concluir que esa comarca gallega es la que ha salido peor parada del último Consejo de Ministros de Pesca, en el que los Veintiocho fijaron los totales admisibles de capturas (TAC) y cuotas para el año que viene, llevándose por delante un 20 % del cupo de merluza que tiene la flota que opera en Gran Sol.
Ya antes de que se materializase el tajazo que avanzaba la Comisión Europea en propuesta, la directora xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez, había advertido que A Mariña soportaría el 70 % del impacto económico de esa reducción de cupos de merluza: pérdidas de 40 millones de euros y una merma de 4,2 millones de euros en los salarios de más de un millar de tripulantes, casi 4.200 euros por marinero.
Pero las reacciones ante esa hipotética debacle son bien diferentes. Jesús Lourido, de Puerto de Celeiro, señala que esas consecuencias socioeconómicas serían certeras si los barcos capturasen todas las toneladas de las que disponen. Y eso está lejos de producirse. Explica Lourido que el día en que arrancó el consejo, el 16, el consumo de la cuota de merluza del norte estaba en un 63 %. «Á flota de Celeiro sóbranlle 5.000 toneladas», expuso el responsable de flota de Puerto de Celeiro. Y eso es solo un tercio del cupo que le sobra a toda España, que hace menos de una semana todavía tenía por pescar 19.000 toneladas de la especie.
«Axuste técnico»
Por eso Lourido se resiste a hablar de catástrofes y se refiere al recorte del 20 % como un ajuste técnico, porque, la verdad, «se non se consumiu a cota é porque non hai peixe; hai máis peixe no papel que no caladoiro». Así que «non é malo que baixe a cota porque non ten efecto real».
Ahora bien, Lourido sí que apostaría por unas cuotas plurianuales que permitiesen planificar la actividad y evitar esas subidas y bajadas en la cuota.
La opinión es bien distinta en el otro templo mariñano de la merluza: Burela. Sergio López, gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Lugo (OPP 7), lamenta el resultado de la negociación con respecto a la merluza del norte, aunque sabía desde el principio que parar el tajo no era una de las prioridades del Gobierno español, que centró sus esfuerzos en la flota del litoral, amenazada por la tijera de Bruselas tanto en la merluza como en el jurel. «Esta non é unha actividade que poidas programar como si fora unha fábrica de galletas, así que renunciar a un solo quilo de peixe voluntariamente é unha decepción».
López coincide con lo apuntado por el cogerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi) pocas horas después del cierre de la negociación de las cuotas al señalar la tranquilidad de disponer de toneladas para realizar intercambios y, sobre todo, aliviar la presión de las especies de estrangulamiento. «É un colchón de reserva que tiña a flota e que agora deixa de ter».
El año que viene, la flota española podrá pescar en aguas de Gran Sol 63.325 toneladas. Eso sin contar con las que llegarán tras los tradicionales intercambios con otras Administraciones.
En la parte positiva, están las subidas en rape y rapante, de gran importancia para la flota de Vigo y Marín. En el caso del rape, dispondrá de más de 30.000 toneladas, así como unas 20.000 de gallo.