Fumar perjudica seriamente el marisco
Somos Mar
La retirada de ceniceros de las terrazas de hostelería por las restricciones de la pandemia provoca que cada vez más colillas lleguen a las playas
06 Feb 2022. Actualizado a las 12:27 h.
«Por favor, pongan de nuevo los ceniceros en las terrazas». Era el ruego que lanzaba Rita Vidal, vicepatrona de la Cofradía de Carril en un foro celebrado hace unos meses en Cambados. Y es que quienes diseñaron las medidas para tratar de atajar la propagación de la pandemia de covid no midió bien los efectos colaterales de prohibir fumar en las terrazas. Para hacer cumplir ese veto, los hosteleros han retirado los ceniceros de las mesas del exterior para dejar todavía más claro que en esos espacios no se podía encender un cigarrillo. En consecuencia, los fumadores empedernidos se alejan unos metros de la terraza y, al no haber ceniceros, ni papeleras cercanas, unido a una escasa concienciación y falta de civismo, las colillas acaban en el suelo. De ahí a la alcantarilla hay poco. Y puede que no en los concellos de interior, pero en los de costa, como el de Vilagarcía, o Boiro, Noia o el mismo Cambados, para que esos restos de cigarrillos terminen en la playa y en los bancos marisqueros tras un recorrido por los conductos de las aguas pluviales no hace falta demasiado.
Las colillas son uno de los restos que más aparecen cuando se categorizan los restos que se recogen en los arenales. Los restos de tabaco son el tercer elemento por volumen de importancia, entre bastoncillos, tapones de plástico y trozos de cuerda, según la evaluación inicial del estado ambiental realizado para desarrollar la estrategia marina de la demarcación noratlántica. Y así como perjudican seriamente la salud de quien los fuma, también daña al marisco cuando este tiene que convivir con colillas.
Jesús Gago, responsable del grupo de investigación Ocevi (Oceanografía Vigo) del Instituto Español de Oceanografía (IEO), admite no tener datos para corroborar el reproche lanzado por la vicepatrona mayor de Carril a los fumadores que tiran las colillas al suelo o en la misma playa, dado que no existe un registro de datos en tiempo real para comprobarlo. Pero admite que sí «ten sentido» y lo más probable «é que así sexa». Lo que está en condiciones de certificar de sobra es el daño que esas colillas pueden causar en el marisco, no en vano firma, con otros investigadores del IEO de Vigo y del Cedre —el instituto francés que lucha contra la contaminación marina—, un estudio sobre el impacto de esos restos y las ostras. En ese trabajo señalan que, ya al margen de la contaminación visual, están también los efectos físicos en los organismos marinos —«ya sea a causa de su ingestión o el bloqueo de las vías respiratorias provocando asfixia», afirman— y el «riesgo ecotoxicológico que podrían suponer debido a las sustancias tóxicas que acumulan».
Efectos
Para conocer cómo contaminan las colillas el marisco y su entorno, los investigadores analizaron una serie de metales en filtros de cigarrillos. Restos de todo tipo. Tanto de pitillos sin fumar, aspirados, lixiviados en agua de mar y envejecidos en playas y puertos... También se analizaron en las branquias y en la glándula digestiva de ostras expuestas a esos lixiviados de colillas. ¿El resultado? Se demostró el aumento de las concentraciones de algunos metales (estroncio, manganeso, uranio, cromo, hierro, molibdeno, antimonio y zinc) tanto en las branquias como en la glándula digestiva de las ostras expuestas a lixiviados de colillas. En consecuencia, «la gran cantidad de metales absorbidos en las colillas abandonadas en el medio marino, playa o puerto, podrían provocar un aumento de la concentración de metales en los tejidos de las ostras». También comprobaron que mucho es peor si conviven con un filtro fumado que con uno virgen. Hasta 90 veces peor. Y que suelta, sobre todo, cobre.
Sensibilización
Tanto es el daño que los científicos no dudaban en sugerir que se aplicase un impuesto más al tabaco para costear campañas de sensibilización, promoción y limpieza y multas disuasorias por tirar específicamente colillas. Incluso planteaban la posibilidad de idear fórmula de reciclaje de las colillas. Vale, pero, mientras, «por favor, pongan de nuevo ceniceros en las terrazas»
Entre los residuos más comunes que aparecen en los arenales
En España, los casi ocho millones de ciudadanos mayores de 15 años que confiesan fumar diariamente al INE (Instituto Nacional de Estadística) consumen 115 millones de cigarrillos al día, de acuerdo con los datos de Hacienda, que cifra en 2.096.896.518 lascajetillas vendidas el año pasado. Si como sostiene Thomas E. Novotni, investigador de la Universidad de San Diego, en su estudio Desechos de productos de tabaco: un enfoque ambiental para reducir el consumo de tabaco, los restos de dos tercios de los cigarros consumidos acaban en el medio ambiente, eso significa que más de 76 millones de colillas acaban en la naturaleza, terrestre o acuática. Y si, como afirma la oenegé SEO/Birdlife citando distintos estudios, el efecto contaminante de las colillas puede durar entre 7 y 12 años en el agua, e incluso hay investigadores que lo alargan hasta los 25 años, y cada una puede llegar a contaminar hasta 8 o 10 litros de agua —50 si es dulce—, el problema está más que servido.
De o a 1.032 colillas
Sobre todo porque los restos del tabaco son uno de los elementos que se encuentran depositados en las playas cuando se emprenden batidas de limpieza. El equipo de Gago se remite en su estudio a los resultados del proyecto CleanAtlantic, desarrollado en la costa atlántica de Europa, que constató que las colillas representaron el 6 % de la basura monitoreada durante el período del 2016 al 2019, con densidades que van de 0 a 1.032 colillas por 100 metros de playa.
Los riesgos para la fauna no son solo de los lixiviados que afecten al marisco, sino también porque pueden ser ingeridos por las aves y los mamíferos marinos.