Las conserveras se quedan sin aceite de girasol: solo hay para tres semanas
Somos Mar
Buscan con urgencia mercados alternativos para evitar desabastecimiento
08 Mar 2022. Actualizado a las 12:55 h.
No está nada lejos el día en que en los lineales de los supermercados las latas de conserva en aceite de girasol tengan un precio más elevado que las de aceite de oliva, incluso virgen extra. Aunque también puede ocurrir que los productos enlatados en aceite de girasol desaparezcan de las estanterías por desabastecimiento de la materia prima.
Es uno de tantos daños colaterales que la invasión rusa de Ucrania está provocando en una economía global, y que acaban impactando de lleno en el bolsillo de consumidores situados a miles de kilómetros de distancia de la zona de conflicto.
Y en esta guerra, la industria conservera gallega se juega nada menos que el 56 % de su producción, que es la que utiliza aceite procedente fundamentalmente de Ucrania, mientras que el 44 % restante va envasada en aceite de oliva.
«Es posible que si esta situación se prolonga, se acabe invirtiendo esta proporción y que el producto en aceite de oliva sea más barato y de mayor demanda que el de girasol, porque la subida de precios es inevitable; el problema es que exportamos a muchos mercados internacionales en los que la oliva no está tan implantada en la cultura culinaria y de consumo como el girasol», explicó Juan Manuel Vieites, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados (Anfaco-Cecopesca).
Pocas alternativas y caras
La preocupación es máxima, dijo Vieites, que además es presidente de la CEG (Confederación de Empresarios de Galicia), ya que las empresas españolas del sector emplean 98.000 toneladas de aceites vegetales cada año. No hay desabastecimiento, pero el responsable de la patronal conservera explica que «los desajustes entre la oferta y la demanda que se van a producir permiten estimar las reservas disponibles para un corto plazo de tiempo».
Según Vieites, las conserveras tenían aseguradas las compras de aceite de girasol para un período de seis meses, «pero las refinerías ucranianas están detenidas, los barcos no circulan por el estrecho del Bósforo y las aseguradoras no se hacen cargo al ser una situación guerra, por lo que actualmente la industria podría enfrentarse a un desabastecimiento en cuestión de tres semanas o un mes», avanzó. El conflicto se prevé largo y el sector está analizando alternativas. «Hay otros países, como Argentina, Moldavia, Bulgaria, Brasil o Francia que también producen aceite de girasol, pero en cantidades insuficientes y además su importación será más costosa», explicó Vieites. En este escenario inédito, las conserveras están poniendo en marcha planes de contingencia que pasan por trabajar contra reloj en las formulaciones de los productos con otros aceites sustitutivos como el de soja buscando mantener la misma calidad.
Al mismo tiempo, la patronal del sector ha solicitado a las Administraciones y autoridades europeas la puesta en marcha de medidas comerciales de excepción como la suspensión de barreras arancelaria.
Los precios se disparan
«Sería recomendable que las Administraciones ofrecieron las soluciones oportunas para intentar paliar esta situación de desabastecimiento. Ya no hablo del tema del precio de la materia prima, que se ha multiplicado por dos, sino del desabastecimiento», señaló.
A esto hay que añadir el encarecimiento, por ejemplo, del aluminio, fundamental en el sector de la conserva, y cuyo precio se ha incrementado en un cien por cien. También el incremento del coste de los contenedores de carga, que se han disparado entre 250 y un 600 %. Por no hablar del precio de la energía. Todo ello acabará por trasladarse a los establecimientos comerciales y a los bolsillos de los consumidores, advirtió el presidente de la patronal conservera.
Vieites aclaró que las negociaciones entre la Administración y el sector alimentario están siendo lideradas por la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas, ya que son numerosas los ámbitos de la industria afectados por el desabastecimiento de aceite de girasol, comenzando por el propio sector del aceite —la gallega Aceites Abril, entre ellas—, o los fabricantes de salsas de tomate y platos elaborados.
Rusia ya había vetado los productos pesqueros españoles hasta diciembre de este año
La industria de la conserva tiene un pequeño mercado en Ucrania: vende al año 368 toneladas de producto, que en conjunto apenas superan los 2,5 millones de euros en ventas. Pero, en total, las exportaciones de pescado en todas sus variantes (fresco, congelado, salado, ahumado o procesado), además de marisco, se incrementaron en los tres últimos años y suman 22.414 toneladas de producto, por un valor de 37,4 millones de euros.
Respecto a las relaciones comerciales con Rusia, el secretario general de Anfaco recordó que en el 2014, en respuesta a las sanciones de la UE y EE. UU Putin vetó las importaciones de determinados productos de la UE, entre los que se encuentran los de la pesca. «El año pasado, Putin firmó un decreto que extiende hasta el 31 de diciembre del 2022 las restricciones a la Unión Europea. Este embargo, si bien está establecido como sanción, en el fondo es una medida proteccionista», destacó Vieites.
Los datos aportados por el secretario general de Anfaco, correspondientes al ejercicio 2021, muestran la fortaleza de un sector clave de la economía gallega. Las 252 empresas que conforman esta asociación facturaron a lo largo del pasado ejercicio 10.200 millones de euros, de los que el 88% proceden de firmass gallegas. Además, Galicia emplea al 60 % de los 25.000 trabajadores del sector.
A pesar de lo que se pudiera pensar, tanto en facturación como en volumen de producción y valor la conserva sufrió ligeros descensos respecto al 2020 (- 1,7 %; -8 % y -5,9 %, respectivamente), debido a que el año de la pandemia muchas personas hicieron acopio y las ventas fueron muy elevadas. Los principales destinos de las exportaciones fueron Italia, Francia, Portugal, Países Bajos y Estados Unidos