El Gobierno reduce un 30 % el espacio reservado a la eólica en sus nuevos planes de ordenación del mar
Somos Mar
Jornadas de pesca de Celeiro
La nueva normativa cambiará el procedimiento y será la Administración, y no los promotores, la que decida dónde se instala un parque para aprovechar el viento marino
25 Nov 2022. Actualizado a las 04:47 h.
El subdirector general de Energías Renovables, de la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio de Transición Ecológica, Jesús Ferrero, esbozó en las Xornadas de Pesca de Celeiro —cuya 26 edición arrancó ayer—, los planes de ordenación del espacio marino, los ansiados POEM, que tanto esperan, aunque por razones distintas, las empresas energéticas y el sector pesquero. Las primeras para plantearse inversiones de negocio, los segundos para saber si podrán seguir en sus caladeros.
El mérito de Ferrero es que explicó la hoja de ruta para el desembarco de la eólica marina en España ante un público abiertamente hostil: un sector pesquero muy susceptible ante la posibilidad de que molinos de viento en mitad del mar añadan nuevas vedas a las 87 que ya ha implantado la Unión Europea porque hay corales y plumas.
No es un temor sin base, dada la proliferación de proyectos que de un tiempo a esta parte han surgido para aprovechar el viento del Cantábrico Noroeste y, sobre todo, el gallego. Pero, a decir del subdirector de Energías Renovables, es una alarma infundada, alentada por la divulgación en los medios de lo que no son más que expectativas y declaraciones de intenciones de las compañías. «La realidad es que no hay ningún proyecto autorizado», aseguró Ferrero, que añadió que en los nuevos POEM se ha reducido en un 30 % el espacio potencialmente adecuado para la eólica marina: unos 3.000 kilómetros cuadrados en la demarcación nororiental (la que corresponde al Cantábrico Noroeste), aunque eso no quiere decir «que vayan a ocupar toda esa superficie».
Cambios en la normativa
Ocurre que el real decreto del 2008 que regulaba el procedimiento para construir parques eólicos marinos dejaba la iniciativa en manos de los promotores, que debían de realizar una petición de reserva y, a partir de ahí, se realizaba un estudio de los parámetros y características. Eso dio pie a un aluvión de proyectos en los años sucesivos que llevaron a que en el 2021 se decidiese no aceptar más peticiones de reserva. Pero desde entonces ha habido que hacer borrón y cuenta nueva y hay que diseñar un nuevo marco normativo en el que la Administración llevará la voz cantante y decidirá dónde se podrán instalar los polígonos. Además, tranquilizó al público asegurando que, de todas las iniciativas que se presentaron en los años 2008, 2009, 2010 y sucesivos, «ninguna era viable».
Y esa, la viabilidad económica, será una exigencia en el nuevo marco normativo que se está diseñando, igual que la exigencia de que tenga fácil acceso a la red y que el espacio que ocupen sea en concesión.
Así que además de los POEM, que se aprobarán en dos o 3 meses, según dijo Ferrero, falta también redactar el marco normativo y organizar el concurso eólico antes de dar el visto bueno a unos parques que no se verán antes de 5 años. Por tanto, «aún estamos a tiempo de hacer una norma buena y conseguir que los proyectos sean compatibles con el resto de las actividades» que se desarrollan en el mar. Porque Ferrero está convencido de que la eólica marina será «un vecino más», pero no tiene «por qué ser molesto» e incluso puede «traer oportunidades». A fin de cuentas, España tiene otras fuentes de energías renovables de gran potencial, como la fotovoltaica, y su objetivo es exprimir del viento apenas 1.000 megavatios, nada, sugirió, si se compara con las ambiciones británicas, donde ya van 12.000, alemanas (7.000) o Países Bajos (3.000).
Pero ante un público como el que asiste a las Xornadas de Pesca de Celeiro es difícil de arrancar aplausos. Ferrero tuvo que limitarse a las palmaditas del moderador, Daniel Rivera, de Industrias Pesqueras, que resaltó el duro papel que el subdirector tuvo que afrontar en la sesión. Encomiables también fueron sus esfuerzos por disipar los recelos de quienes acaban de perder superficie de pesca en nombre de la protección de corales y que sugieren abandonar la redacción de los POEM para situar los molinos marinos en las zonas de veda a la pesca de fondo que la UE ha impuesto en Galicia, como sugirieron el capitán de pesca José Pino y el asesor pesquero Pablo Fernández. O la insistencia en que se imponga el criterio de precaución a las eólicas como siempre se le impone a la pesca a la hora de decidir las cuotas, que verbalizó el asesor jurídico de las cofradías españolas, Torcuato Teixeira.
Eldorado del viento
Los aplausos se los llevó Marta García, doctora en Derecho y catedrática de Derecho Administrativo en la Universidade de A Coruña que habló del falso debate entre energía eólica y pesca extractiva. Falso porque no hay debate que valga. Están condenados a entenderse porque, como dijo, «no hay discusión, sino una decisión estratégica» ya tomada. García criticó la falta de contacto con el sector pesquero, que «no fue consultado sino que se hizo consultar» y llamó a revisar con especial atención una de las 8 zonas de alto potencial para la eólica. Es la denominada Nor2, en la esquina más nororiental, «la zona fetén para el maná del viento» que justo coincide con la zona donde más caladeros y más actividad pesquera hay.