Científicos evalúan con cámaras en vez de con barcos la cigala en Galicia
Somos Mar
Recogen imágenes de las madrigueras activas para estimar su abundancia
29 Jun 2023. Actualizado a las 04:45 h.
Ya cuando en el 2017 los ministros de Pesca de los que entonces eran Veintiocho países miembros de la UE decidieron prohibir la captura de cigala en el Cantábrico Noroeste, los mismos científicos que recomendaban esa cuota cero para el crustáceo aconsejaban evaluar el stock de cigala mediante cámaras submarinas y no con artes de pesca. Sin embargo, España consiguió que en el reglamento de TAC (total admisible de capturas) y cuotas se incorporase un tope científico, de escasos 2.000 kilos, para cubrir las pescas de una campaña comercial, con barcos arrastreros, para determinar la abundancia de la especie. Nació así la campaña Caracas (Campaña de Seguimiento de Índices de Abundancia de Cigala en Galicia con Buques Comerciales), una prospección que persiguieron hasta la saciedad los armadores de Pescagalicia, empeñados en demostrar que la falta de capturas no obedecía a un colapso biológico de la cigala, sino a un cambio en la gestión pesquera, con un reparto de cuotas individuales de forma lineal entre los barcos que distribuyó cupo incluso a las parejas que van al lirio o al jurel y nunca a la cigala.
Pero en la última cumbre de ministros de Pesca para establecer los TAC ya no se recogió cuota científica alguna que pudiese amparar una campaña comercial que durante siete años realizaron dos buques coruñeses, el Burelés y el Ana Isabel. Ya entonces se gestaba la Isunep25, que enterró a la Caracas y que en lugar de largar aparejos para evaluar la abundancia de cigala sumerge cámaras para grabar las madrigueras. Durante once días, científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) de los centros de A Coruña, Vigo y Cádiz, a bordo del buque Ramón Margalef, han tomado de imágenes del fondo marino para estimar la abundancia de este crustáceo, del stock de esa unidad funcional del norte de Galicia, que abarca unos 5.800 kilómetros cuadrados entre Fisterra y Cedeira.
Esas grabaciones «permitirán identificar y cuantificar las madrigueras activas de cigala a través de una metodología con un impacto bajo en el medio marino», explica el IEO en un comunicado. Además, los resultados de la campaña permitirán cuantificar la cigala de una manera directa, «ya que las estimas provenientes de los datos pesqueros pueden estar condicionadas por los ciclos de permanencia de la cigala dentro de la madriguera o por la especie objetivo de cada marea de pesca», apunta Isabel Herráiz, investigadora del Centro Oceanográfico de A Coruña y responsable de la campaña.
A la vez que se calcula la cantidad de cigalas que componen el stock, la prospección también servirá para «caracterizar el sedimento de la zona y estudiar su contaminación, obtener parámetros biológicos de la cigala y analizar las comunidades del fondo marino».
Campaña «spin-off»
No es la primera vez que se emplean las cámaras submarinas para analizar la abundancia de cigala. Se emplearon por primera vez el año pasado de manera experimental. Solo que entonces se hizo en el marco de otra campaña, la Descarsel. De esa prospección para el estudio de estrategias de reducción de descartes y especies no deseadas ha salido ahora un spin-off, esta Isunep25 que, a partir de ahora, se realizará todos los años.
Ramón Fernández, patrón del Burelés, uno de los buques que hasta el año pasado participó en la campaña Caracas, señaló que lo que realmente importante es recuperar una pesquería vital para la flota de A Coruña y que se certifique que hay cigala. Tanta como ellos encuentran. Por lo pronto, Fernández ya no va a pescar a esa zona. Y no, porque le da dolor tener que devolver al 80 o 90 kilos de cigala —se puede descartar por alta supervivencia— y sacar dos cajas de pescadilla o meiga.