«Lady Pilot», la mujer que hace de «cicerone» a los barcos que entran y salen de Algeciras
Somos Mar
Tras un decenio mandando barcos, en el 2015 superó las pruebas para ese puerto
02 Jul 2023. Actualizado a las 05:00 h.
A una sevillana de nacimiento como Macarena Gil, ver el mar por primera vez le marcó. Y no fue precisamente en su más tierna infancia. Era ya una adolescente de catorce años cuando se estableció con su familia en un pueblo de Huelva y pudo por fin ver una parte del gran azul, ese mar que quiso navegar y que le llevó a cursar la carrera de Náutica. Siendo estudiante todavía, un día visitó el Juan Sebastián Elcano, el buque de la Armada donde se preparan los alumnos, y los prácticos la liaron para que subiese a bordo del buque como ellos lo hacían y asistiese a las maniobras que practican. Se encaramó a ese y a otros. Debió de ser en una de esas bajadas y subidas por la escalera de gato cuando se dio cuenta de lo que quería: ser práctica. Y lo fue. La primera de España. En el 2015. El otro día, como quien dice.
Pero antes de práctica tuvo que ser capitana. Estuvo años al mando de un catamarán el Almar 2, de Balearia. Y ahí marcó también un hito. Fue la única mujer que había a los mandos de la flota de esa compañía, contó Raúl Villa Caro, doctor ingeniero naval, oficial de la Armada y capitán de la marina mercante, además de coautor del libro La mujer en la mar: historias de sueños cumplidos, a Eva Millán en RadioVoz.
En Ellas y el Mar, tomándose Un Café con Eva, Villa Caro relató que Macarena Gil acumulaba ya diez años de experiencia al mando de buques cuando se presentó a las pruebas. Y las superó con muy buena puntuación. Para un puerto, además, nada fácil, como es el de Algeciras, donde entran y salen embarcaciones de todo tipo y porte. Y muchas, además; no en vano es, con el de Valencia, el que más toneladas mueve en toda España.
Cuando supo que había sido seleccionada no se lo podía creer, confesó a Villa Caro. Pero ahí está que se convirtió en Lady Pilot. Pilot, práctico en inglés, cuya misión es asesorar a los capitanes en las maniobras de entradas y salidas de puerto, aconsejando sobre distancias, velocidad... Participa también en los planes de contingencia; es decir, que tiene encomendado un papel en el caso de que suceda algo en la embarcación.
Convertirse en práctico de puerto trajo también estabilidad laboral a la vida de Macarena Gil. Por fin. En todos los años que estuvo navegando, tres lustros, jamás tuvo un contrato fijo. Hasta que firmó por la corporación de prácticos de Algeciras no tuvo esa seguridad en el trabajo. Quizás por eso se mete tanta presión y no se permite ni un solo fallo. Una autoexigencia que no ha sido capaz de borrarle la sonrisa con la que se enfrenta a los retos. Y ha afrontado muchos. No se atemoriza ante ningún barco, por mucha mercancía peligrosa que traiga o por más eslora que tenga. De hecho, son aquellos que presentan más dificultad los que más le gustan.
No encontró demasiadas puertas cerradas por ser mujer. Solo recuerda una empresa que la rechazó por eso. Pero ser la única mujer en un oficio tan masculinizado quizá añada más responsabilidad para no cerrar puerta a las que vienen detrás. Que ya vienen: Miriam, en Cataluña; Sabrina, en San Cibrao; Antía, en Corcubión; María, preparada para hacer las pruebas... Todas tienen en Macarena un referente. Un referente de exigencia, constancia y buen hacer, que sigue ejerciendo de cicerone en Algeciras y sorprendiendo a las personas al mando cuando la escuchan por radio. Y cuando la conocen en persona, todavía más. Incluso preguntan por ella cuando no está. Como el aguerrido ruso, capitán de un mercante que, en cuanto llegó el compañero de Gil a bordo le preguntó casi enfurruñado: ¿Dónde está Lady Pilot? Ocurre que Lady Pilot, a veces, libra.