Dula Piñeiro, una aspirante a patrona mayor que escribe poemas y sale en películas
Somos Mar
Se confiesa devota de su oficio, pero a los 63 se jubilará porque «o corpo non dá máis»
01 Jul 2023. Actualizado a las 18:04 h.
Se llama Obdulia, pero todo el mundo la llama Dula. El nombre es poco común, de los que no se olvidan, como poco corriente lo es ella también. La trayectoria de esta mariscadora de Vilanova comenzó como la de tantas mujeres nacidas al pie de las rías, yendo a la ribeira siendo todavía una niña para sacar unas pesetas para contribuir a la economía familiar. Pero aquello no daba para pagar las facturas, de modo que pronto empezó a trabajar en la fábrica. Volvería a la playa unos años después, cuando el marisqueo empezaba ya a profesionalizarse y descubrió, además de un medio de vida, una vocación. «Oín na radio que alguén dicía que se lle tocaban un millón de euros deixaba de traballar. Eu creo que non o faría», comenta, aunque eso no quiere decir que haya que morir por la causa.
Las mariscadoras acaban de conseguir que se les aplique un coeficiente reductor para poder jubilarse a los 63 años, y ella, que ahora tiene 56, tiene claro que se acogerá a esta medida «porque o corpo non dá para máis». Entre tanto, sigue luchando por tierra y por mar por un marisqueo que, afirma, va a menos. No sabe si es por culpa del cambio climático, de la contaminación que sufren las aguas o por una mala regulación de las embalses, pero el caso es que el mar está «envenenado» y cada vez hay menos marisco que echar al cesto, afirma. El berberecho casi ha desaparecido y la almeja fina no acaba de recuperarse pese a las siembras y cuidados que están haciendo en la ría. «Sostennos a ameixa xapónica», explica.
En Vilanova hay unas 300 mariscadoras, lo que las convierte en el principal sector de la cofradía de Vilanova de Arousa. Por eso, opina Dula Piñeiro, debería ser una mariscadora la que estuviese al frente del pósito. Ya ocurrió durante años con María Vales y ella pretendía recoger ese testigo el pasado mes de noviembre, pero, aunque salió elegida como miembro de la xunta xeral, no consiguió apoyos suficientes frente a la candidatura de Lino Díaz. Medio año después, «as cousas non van ben na confraría», dice pesarosa.
Reconoce que le gusta la gestión, porque por el marisqueo no solo se lucha con los pies en el agua, explica, y ella es de las que se mete en todos los charcos. A los 39 años se apuntó a clases de capoeira y a los 50 empezó a escribir. «Necesitaba enredarme», y sin muchas pretensiones se fue a Cambados a participar a un curso sobre el relevo generacional en el marisqueo.
La huella de su madre
El profesor Carlos Varela le dijo que tenía dotes para escribir
«e emboboume»,
y así fue como puso rumbo al mundillo de las letras, a pesar de no tener ni idea de teclear en el ordenador y de patinar en la ortografía. Le hubiera gustado haber estudiado para enfermera, pero su familia no disponía de recursos económicos. Pese a todo, Dula siempre tuvo inquietudes, también literarias, y siempre le rondó por la cabeza la idea de escribir una novela sobre la historia de su madre, una de tantas mujeres de su generación que tuvieron que soportar «unha vida perra» de sometimiento y humillaciones que aún hoy, cuando la recuerda, le hace saltar las lágrimas. Las penas de su madre le dejaron heridas, y escribir le ayuda: «Serve para botar fóra, par ir curándote», dice. Se puso a ello, pero aquella empresa se le hizo demasiado cuesta arriba y la aparcó en favor de la poesía, que cultiva a ratos con publicaciones en Facebook y colaborando con A Mesa das Verbas. De momento ha conseguido publicar en la revista Anacos y no descarta hacerlo algún día en un libro. Entre tanto, siempre está dispuesta para recitar allí donde la reclaman y a probar cosas nuevas. Su última aventura es con el teatro de la mano de Fátima Rey y Dula también ha tocado el palo del audiovisual. Le prestó su voz a Álvaro Gago para una de las escenas de la película Matria y posó para un plano tomado desde As Sinas. También fue figurante en la película O Corno do Centeo y hace tan solo unos días grababa en A Lanzada un anuncio publicitario sobre la tradición de las nueve olas.
Esta mujer se apunta a todo y este entusiasmo puntuó, también, a la hora de ser elegida como mujer del año de la asociación Mulleres Salgadas, un premio que recogió el pasado marzo en la Diputación de Pontevedra.