Unos 1.700 furtivos sustraen al año 73.300 kilos de marisco en Galicia
Somos Mar
Almejas, centollas, erizos y percebes sobresalen en el botín de los ilegales, entre los cuales hay reincidentes que «operan profesionalmente»
17 Mar 2024. Actualizado a las 04:45 h.
Con datos de Gardacostas de Galicia, de la Policía Autonómica y la información facilitada por cien empleados de 42 cofradías de pescadores, tres investigadores del departamento de Economía Pesqueira en la Universidade de Santiago (USC) acaban de ponerle cifras al impacto del furtivismo en Galicia. Considerado como «la principal amenaza para la pesca a pequeña escala» en el litoral autonómico porque «en última instancia pone en riesgo los sistemas socioecológicos locales», los autores del estudio estiman que cada año una media de 1.766 ilegales pueden sustraer más de 73.300 kilos de marisco.
Aplicando a esa cifra de la investigación los precios medios en lonja, sin tasas ni impuestos, resultaría que los 660.200 kilos de botín de los furtivos en los nueve años comprendidos entre el 2012 y el 2020 se aproximaría a siete millones de euros, más de 700.000 euros por año.
Según la investigación de Hugo M. Ballesteros, Eduardo Sánchez Llamas y Gonzalo Rodríguez Rodríguez publicada en la revista Marine Policy, durante ese período se habrían llevado unos 364.400 kilos de almejas, 107.800 de centollas, 48.000 de erizos, 43.700 percebes, cerca 42.000 de nécoras, 34.500 de vieiras, 21.200 de zamburiñas, 19.600 de berberechos y 30.300 de otras siete especies.
Son estimaciones, puntualizan, porque por su propia naturaleza el furtivismo es opaco y, por tanto, los datos sobre cuántos se saltan las normas o las cantidades que extraen irregularmente «son escaso o poco confiables, lo que dificulta» cuantificarlos.
Disminuyó significativamente
Contextualizando el impacto de la actividad ilegal, el estudio apunta que en las lonjas gallegas se vendieron durante los nueve años analizados cerca de 79 millones de kilos de mariscos que en primera venta generaron 780 millones de euros. Directamente, los clandestinos recogen productos a los que profesionalmente se dedican unos 3.500 mariscadores de a pie y unas 2.500 embarcaciones, tripuladas por una media de dos o tres personas.
«Significativamente ha disminuido» el número de clandestinos del marisqueo en Galicia desde el 2014, cuando se registró el pico, con 1.305 detectados, casi el doble que los 710 sorprendidos en el 2018. Sin embargo, añaden los investigadores, persisten los reincidentes, que «son menos, pero más profesionalizados».
Dos tipos de reincidentes
Si bien desde el 2015 puede tipificarse como delito penal, constatan la práctica habitual de declararse insolventes y carecer de ingresos para eludir las multas. A esos «que operan profesionalmente» y han hecho del furtivismo «una forma de vida y su principal y consolidada fuente de ingresos», proponen imponerles «severas medidas coercitivas».
Distinto es el caso de otros reincidentes, en paro o socialmente excluidos. Con estos, «los simples castigos coercitivos pueden resultar contraproducentes». Hugo Ballesteros, Eduardo Sánchez y Gonzalo Rodríguez abogan por «abordar los problemas sociales» que pueden abocar a algunas personas a los «círculos viciosos» del furtivismo.