España contará con el pescado en sus planes para alimentar a su gente
Somos Mar
El Estado tendrá una estrategia nacional de alimentación a principios de año
14 Sep 2024. Actualizado a las 04:45 h.
Si por lo que fuese, mañana el telón de grelos se convirtiese en frontera que aislase a Galicia del resto del mundo, probablemente por la comida no habría que preocuparse. Por muchas otras cosas sí, pero no por no tener qué llevarse a la boca. Las 126.000 toneladas de pescados y mariscos que se comercializan en las lonjas de la comunidad autónoma divididas entre la población gallega garantizarían 46 kilos de producto por persona al año. Eso, sumado a la producción agrícola y ganadera asegurarían el autoabastecimiento. Es decir, que Galicia tendría garantizada su soberanía alimentaria. Que no es lo mismo que seguridad alimentaria, como precisó ayer la directora xeral de Desenvolvemento Pesqueiro de la Xunta, Marta Villaverde, por más que una y otra están vinculadas. Seguridad alimentaria es garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos suficientes y nutritivos y la soberanía alimentaria es el medio para lograr ese objetivo de manera más justa, sostenible y con control local. Esto es, se puede alcanzar la seguridad alimentaria sin soberanía alimentaria, pero esta última, a largo plazo, fortalece aquella «al garantizar que las comunidades tengan un mayor control sobre sus recursos y su sistema alimentario». Esto es, alimentarse aunque se cierre el telón de grelos.
Y desde que el mudo ha doblado la esquina del 2020, una y otra se han visto en peligro al menos en dos ocasiones. La primera, cuando una pandemia truncó los flujos comerciales. España pudo comer y exportar lo que pescaba y producía, pero en otros países sí hubo desabastecimiento de alimentos. La siguiente fue cuando estalló la guerra en Ucrania, con tensiones en los precios de los alimentos y en la energía que dificultaron el aprovisionamiento. Ocasiones suficientes para tomar conciencia de que con las cosas de comer no se juegan y que hay que tener un plan para hacer frente a esas situaciones.
España está actuando en dos frentes: tratando de reducir el desperdicio alimentario, con una ley que ahora se está debatiendo en el Congreso, y con una estrategia nacional de alimentación que definirá cómo debe ser la alimentación en los próximos años. La intención es «abarcar todos los alimentos y producciones, por lo que la pesca tendrá un papel relevante», señaló José Miguel Herrero Velasco, director general de Alimentación.
Que este alto cargo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación tuviese hueco por primera vez en el programa de la undécima conferencia internacional sobre el futuro de la pesca que organiza la Cooperativa de Armadores de Vigo es sintomático de que la política empieza a tomar conciencia del vínculo entre pesca y alimentación, hizo ver el secretario general de la patronal pesquera española, Javier Garat.
Reflexión sociológica
Herrero llamó a los representantes de toda la cadena del sector a participar en un proceso de reflexión que abarcará tanto los sistemas de producción como los aspectos sociológicos y psicológicos de los cambios que se han producido, esos factores que ayuden a interpretar por qué los jóvenes se alejan de la dieta atlántica o por qué, como confesó una armadora en las jornadas, los chavales estén expectantes por la apertura de un establecimiento de ramen, «que no es más que una sopa japonesa».
El desarrollo de esa estrategia comenzó en julio, se espera que esté concluida en diciembre y se aplique en los primeros meses del 2025. De ahí la urgencia y la importancia de que los agentes del sector pesquero envíen sus aportaciones. No va a ser una estrategia «con medidas y presupuesto, sino unas líneas generales, una caja de herramientas que las distintas Administraciones coger para construir sus políticas para apuntalar la seguridad alimentaria», expuso Herrero.
El director general de Alimentación recordó que cada vez hay más estudios que evidencian la relación entre salud y alimentación y los vínculos con el bienestar físico y emocional. Y aunque no se trata de «demonizar ningún alimento», sí de destacar que hay dietas más saludables que otras si, además, se combinan con ejercicio físico. Aquí es donde tiene cabida que «los productos de la pesca tienen beneficios inigualables». Se abordará asimismo el etiquetado de los alimentos, asegurando que se identifica fácilmente su contenido. Se tocará también la innovación y tecnificación, campo en el que «el sector pesquero ha hecho un gran trabajo al ponerse a la cabeza» e incluirá casos de éxito. Sin duda, «muchos del sector pesquero» que, dijo «tiene futuro».
¿Una portuguesa al frente de la Comisión de Pesca?
El sector pesquero está expectante ante la propuesta, la semana que viene, de la persona que llevará sus en la que ha dado en denominar «legislatura de la esperanza»
Si de algo han servido las jornadas de Arvi en Vigo —aparte de para poner en el centro del debate la aportación de las distintas flotas al abastecimiento alimentario, que de eso se trataba— ha sido de terapia para un sector sumido en la apatía, con la moral más baja que nunca, levantando en masa la mano para desguazar, frustrado, cabreado... Y parece haber dado resultado. De Vigo ha salido convencido que se ha puesto fin a un mandato nefasto con un claro protagonista, el ya excomisario lituano Virginijus Sinkevicius, y dos actores secundarios Frans Timmermans y Ursula von der Leyen y empieza la «legislatura de la esperanza», convinieron los asistentes.
En ese optimismo recién insuflado ha tenido mucho que ver la «ilusión y pasión» con la que la presidenta de la Comisión de Pesca de la Eurocámara, Carmen Crespo, expuso anteayer, en el mismo foro, sus planes e intenciones, que pasan por hacer ver al Ejecutivo comunitario que el sector pesquero «es fundamental para los intereses de la UE» y precisa medidas para incorporar jóvenes, tecnificarse, diversificarse y ser competitivo.
Señales en Bruselas
Que una eurodiputada española, que además fue consejera de Pesca en Andalucía, esté al frente de la Comisión de Pesca es indicio de que las cosas pueden cambiar. También lo es haber escuchado a Von der Leyen, por fin, de flexibilizar políticas y de respetar el trabajo de agricultores y pescadores. Eso permite a los profesionales que ahora se ven en la encrucijada de «hundirse en la miseria o resucitar» confiar en que se tome esta última vía y se adapten normativas inaplicables, como la obligación de desembarque o los márgenes de tolerancia, y se tenga como estratégico a un sector capaz de fijar población en zonas deprimidas, que produce la proteína más saludable que da «felicidad».
También da alientos la promesa de Von der Leyen de separar las carteras de Pesca y Medio Ambiente y nombrar a una persona en exclusiva para la primera. Pero sobre todo da ánimos lo que se escucha en los corrillos y quinielas que apuestan por que al frente estaría una comisaria y que esa sería la propuesta para la Comisión por el Gobierno de Portugal, un país «con sensibilidad pesquera», señaló Garat. Preferible eso a «un lituano de los Verdes» como había hasta ahora.
Y ya, si en la Dirección General de Asuntos Marítimos (DG Mare) se sitúa un español o una persona de una nacionalidad sensible hacia el sector pesquero, que sepa al menos qué es y para qué sirve el sector extractivo, ya es jugada redonda. El conselleiro de Mar, Alfonso Villares, que al igual que inauguró también clausuró ayer la conferencia internacional de Arvi, subrayó la importancia de unos nombramientos que serán «decisivos para que os asuntos pesqueiros teñan a dimensión que se merecen nos órganos de decisión comunitarios». Lo que es Galicia, dijo, «seguirá dando a batalla para que a pesca sexa unha das prioridades do bloque comunitario».