España da la cara por el arrastre de fondo ante ecologistas que quieren erradicarlo

A la oenegé Oceana, empeñada en «conseguir la prohibición de la pesca de arrastre de fondo en las aguas del nordeste del Atlántico», no le basta que la Unión Europea (UE) prohibiese desde el 2016 «toda actividad de arrastre por debajo de 800 metros de profundidad, protegiendo a 4,9 millones de kilómetros cuadrados, una zona más grande que la que ocupa la propia UE». Lo explica la propia Oceana, que junto a otras organizaciones ecologistas ahora intenta vetar más ese arte pesquero en un tercio de las aguas comunitarias. Este martes Alicia Villauriz, secretaria general de Pesca, le ha dejado claro a Pascale Moehrle, directora ejecutiva de Oceana Europa, que España defiende el arrastre de fondo porque, tal y como se usa en la UE, es «sostenible», suministra alimentos, varios que solo se pueden capturar con esas redes, y crea empleo y riqueza.

España da la cara por los arrastreros de fondo, un centenar de ellos gallegos, incluidos los que faenan en aguas no comunitarias, parte de los 900 que quedan en España y de los 8.000 de la UE. Juntos generan unos 22.000 empleos directos y más de 2.200 millones de euros al año, solo en primera venta. Visto que el eurocomisario de Pesca Virginijus Sinkevicius parece alinearse con los ambientalistas que criminalizan a ese ancestral sistema de pesca, la flota de los Veintisiete intenta defenderse desde la Alianza Europea de Pesca de Fondo, que ya ha obtenido el respaldo de Galicia.

Villauriz se reunió este martes en Madrid con Moehrle y un grupo de científicos y representantes de Oceana en España. Por lo que cuentan desde el ministerio en un comunicado, la secretaria general ha rebatido los prejuicios ambientalistas contra el arrastre de fondo. Mientras las oenegés y la propia Comisión Europea lo consideran perjudicial para el medio marino, la secretaria general de Pesca «ha defendido que se trata de un arte altamente regulado, que opera en áreas limitadas y que garantiza el abastecimiento alimentario de la población, incluyendo un buen número de especies que no podrían ser capturadas con otras técnicas».

«Tan sostenible como cualquier otra»

A los ecologistas de Oceana también les ha explicado que el arrastre de fondo es «la columna vertebral de la actividad pesquera en numerosas áreas costeras de Europa», además de un «motor socioeconómico en las zonas dependientes de la pesca». Dicho eso, el Gobierno español hace hincapié en que el debate «no debe ser perseguir la erradicación de ese arte, sino velar por el cumplimiento de las exigentes normas comunitaria y española». Esas reglas, subraya el ministerio, «aseguran que esta pesquería es tan sostenible como cualquier otra».

Por eso en Pesca, en sintonía con la flota, se apuesta por aplicar la investigación, el conocimiento de los ecosistemas y la innovación para seguir avanzando y disponer de aparejos de arrastre «cada vez más selectivos y con un menor impacto sobre los fondos marinos». Eso sí, remando juntos, Administración, sector y oenegés, porque todos comparten el objetivo de contribuir a la conservación de la biodiversidad en los mares y de la gestión sostenible de los recursos pesqueros. Aunque «en muchas ocasiones puedan defender distintos enfoques, son necesarios para asegurar» una pesca sostenible, destaca Villauriz.

Visitaron el centro desde donde se vigila a la flota

Y para conseguirlo, «la vigilancia y el control de la actividad son un pilar fundamental». Para que los ecologistas de Oceana comprueben lo estricto que es en España, donde la flota es la segunda más vigilada de la UE, Villauriz llevó a Moehrle y a sus acompañantes al Centro de Seguimiento Pesquero de España. «Puntero a nivel mundial y avalado por la Certificación ISO 9001 en inspección, control y lucha contra la pesca ilegal», recibe, verifica y vigila a la flota por satélite, conociendo en todo momento las posiciones de todos los barcos gracias al VMS, siglas del Vessel Monitoring System.

El comunicado difundido por Pesca apunta que Villauriz y los dirigentes de Oceana en Europa y España también hablaron del «auge de la energía eólica marina o el estado de los distintos procesos en la gobernanza internacional de los océanos, que tienen una importante repercusión directa o indirecta en la actividad pesquera».