Gran Hermano VIP dio anoche su gran campanada. La versión «exclusiva» del popular reality amasó este jueves un impresionante 31,5 % de cuota de pantalla. 4,3 millones de telespectadores se sentaron en sus sofás, sintonizaron Telecinco y se tragaron entusiasmados, aunque solo fuese para criticar el formato en vivo y en directo en sus redes sociales, la apoteósica entrada de Kiko Rivera en la casa y la expulsión disciplinaria de Los Chunguitos. El dato es el segundo mejor de la historia del concurso. Por delante, solo la final de Gran Hermano 11.
La fórmula para acumular seguidores es sencilla: personajes controvertidos y una buena dosis de polémica. Y, ¿quién es la familia mediática más famosa de la temporada? Pocos discreparán en que el clan Pantoja se lleva la palma. Fue coser y cantar. Kiko Rivera se unió a la plantilla que juega ante las cámaras en Guadalix y Los Chunguitos se encargaron de la parte del jaleo. Llevaban calentando el ambiente desde el domingo a base de desafortunados comentarios, primero racistas, homófobos después. Gran Hermano VIP hizo la vista gorda la primera vez, cuando el dúo rumbero, mientras asistía desde el confesionario a la entrada de Coman, se arrancó a catalogar de «mono», «gorila» o «King Kong» al concursante negro de Adán y Eva que apareció desnudo en la casa. La bronca de parte de la productora llegó pronto, pero cogió desprevenidos a los de Vallecas que, sorprendidos, se disculparon, aseguraron que no se consideraban personas racistas y achacaron sus polémicos descalificativos al intento de caer graciosos ante la audiencia.
Telecinco retiró el vídeo del momento en cuestión, Los Chunguitos fueron advertidos de que ese tipo de comportamiento racista no era aceptable en el entorno del concurso y avisados de que, de no ser más respetuosos en sus comentarios, serían sancionados o expulsados de Gran Hermano VIP. No debió de quedarles muy claro. Dos días después, sentados a la mesa, reconocieron que preferían tener un hijo enfermo o deforme a un hijo maricón. Fue la gota que colmó el vaso y, aunque Telecinco se hizo el remolón, la indignación de las asociaciones de gays, lesbianas y transexuales precipitó su expulsión disciplinaria a los cuatro días de entrar en el programa. Mediaset lo anunciaba el miércoles por la tarde a través de su Twitter oficial, una decisión que se hacía efectiva horas más tarde durante en la gala en directo conducida por Jordi González.
Al llegar al plató y sentarse a la vera del presentador, Los Chunguitos se mostraron más desconcertados incluso que durante la reprimenda por las palabras hacia Coman. Los hermanos madrileños agacharon la cabeza una vez más: «Pedimos a toda España y a los gays que nos perdonen, de corazón; no tenemos nada en contra de esta gente, al revés, los queremos mucho». «Si no tenéis nada en contra y los queréis mucho, ¿cómo decís que preferís tener un hijo deforme a una persona normal?», les respondió el presentador. «Nada -continuó Jose-. Si tengo un hijo gay, lo querré igual; ¡que vivan los gays y que Dios los bendiga!». Con esta declaración de principios y un beso en la boca a uno de sus amigos, homosexual, la polémica Chunguitos quedó zanjada. Y los rumberos se bajaron de Gran Hermano VIP sin necesidad de recurrir al abandono, que implica desembolsar una cuantiosa multa. ¿Estrategia o suerte?
¿Estrategia para irse sin pagar?
Desde que arrancó Gran Hermano VIP el pasado domingo, una interesante teoría ha ido tomando peso en Internet. El portal Bluper recordó a sus lectores que Mediaset anunció hace un tiempo el fichaje de los Salazar como protagonistas de un renovado Palabra de gitano y apuntó que su repentino regreso al candelero, primero en Todo va bien y ahora en Gran Hermano VIP, podría responder al afán de la cadena por resucitar el interés hacia los hermanos de Vallecas. Al mismo tiempo, el blog El Gato Encerrado, habitual comentarista del programa, anotaba que apenas un día después de instalarse en Guadalix Los Chunguitos ya estaban planeando, sin ningún reparo, su salida precipitada del programa. Al parecer, el dúo no quería que su estancia en la casa pasase de las dos semanas, por lo que planificaban simular una enfermedad que les pondría fuera del concurso antes de lo esperado.
La polémica no acaba aquí. Las hijas de Los Chunguitos también quisieron hacer pública su opinión sobre la controvertida expulsión de Gran Hermano VIP. Reconocen que sus padres no lo han hecho bien, pero exigen justicia y que Víctor Sandoval también sea expulsado por sus comentarios ofensivos hacía la etnia gitana. «Queremos que salga porque ha dicho que los gitanos maltratan a las mujeres».
Tan sorprendente como el cese de los rumberos como concursantes de Gran Hermano VIP fue la entrada de Kiko Rivera en la casa, concretamente, su tirante e incómodo encuentro con Laura Cuevas, hija del antiguo capataz de Cantora. La primera impresión fue todo lo contrario, Kiko se mostró incluso amable y cariñoso, y ella salió del confesionario dando inexplicables saltos de alegría. Pero luego todo se torció. El hijo de Isabel Pantoja, en el rol de señor, le pidió un vaso de agua, «por los viejos tiempos». Y Laura rompió a llorar.El reencuentro con Aguasantas, exnovia del primo de Kiko, hijo de Raquel Bollo y Chiquetete, fue mucho más manso y lleno de alegría. A la chica parece que le ha hecho mucha ilusión que Kiko se uniese al elenco de Guadalix. «Estoy encantada con que estés aquí».
En resumen, la segunda gala de Gran Hermano VIP se saldó con Laura, Olvido e Israel nominados; una nueva bronca de Olvido Hormigos y Belén Esteban; con Los Chunguitos en la calle y con Kiko dando guerra dentro de la casa.