José Mota: «Lo políticamente correcto ha secuestrado la comedia»
Televisión
Asegura que «en los años 80 dimos la espalda a los valores de nuestros abuelos y nuestros padres»
19 Jul 2019. Actualizado a las 07:49 h.
Detrás de la cámara, en vez de delante, como nos tiene acostumbrados, José Mota (Montiel, 54 años) es el alma de Hoy no, mañana, el programa de humor que La 1 emite hoy a las 22.10 horas. El humorista, que ya está preparando su especial de Nochevieja, dirige el espacio junto a Javier Vicuña (Vaya semanita), y comenta que el trabajo y las actuaciones en el teatro le «quitan todo lo malo». «Es como una siesta».
-¿Cómo ha sido ceñirse a la tarea de director?
-Ha sido relativamente fácil, porque he contado con la ayuda de Javier Vicuña. Me ha facilitado todo, y es justo decirlo. Mis programas descansan un poquito en la elaboración de personajes y mi mundo propio, porque yo veo el mundo a través de mis personajes: ‘la vieja’l visillo’, ‘el tío la vara’. También hacía crítica política y social, claro, y eso me ha caracterizado, pero aquí damos un paso y medio más en el compromiso con la ironía o crítica. Mete más el dedo en la llaga.
-¿Por qué lo presenta Santiago Segura?
-No se me ocurre mejor maestro de ceremonias. Es un tío rápido, ágil, inteligente. No estoy descubriendo nada nuevo. Estaba haciéndolo muy bien en Viaje al centro de la tele, y quería que, igual que lo hace ahí en ‘off’, lo hiciese aquí en ‘on’.
-Se habló de que estaba preparando una serie sobre Miguel Gila. ¿Cómo quedó el tema?
-Fue una propuesta que, por su calado y por dónde estaba orientada, me parecía una idea fantástica. Gila era un hombre en medio de la preguerra, la guerra y la posguerra, y la serie tenía que ver con el humor entre medias de todo eso, de la barbarie, de los tiempos convulsos. Era una excusa maravillosa para poner el humor con letras mayúsculas. Cuando las dos Españas veían a Gila se sentían unidas de alguna manera. Aunque solo fuese un momento. El humor une y cose heridas.
-¿El humor ahora cose heridas o las abre?
-El discurso de lo políticamente correcto ha secuestrado la comedia, y eso no puede ser. No le podemos tener miedo al humor. Ahora todo se cuestiona y se mira. Con los logros sociales que se han conseguido gracias a colectivos, que es algo cojonudo, ha venido de la mano el «cuidado, no hagas esto». Yo creo que el humor tiene que tener un plus de licencia.
-Y por ahí van los tiros de su especial de Navidad de este año, ¿no?
-Con el especial de Nochevieja de este año estoy como un niño con zapatos nuevos. De verdad. Se me ha ocurrido la idea que más me ha llenado de toda mi carrera. Es necesaria la presencia de muchos compañeros en ese especial para contar lo que quiero. Es un puñetazo en la mesa del humor. En España tenemos crispación, tensión. Hay odio en el ambiente. Se ha utilizado la herramienta del odio, sobre todo en política, para envenenar. Seré un romántico, pero yo creo que la gente está deseando abrazarse. Es una metáfora, pero creo que están fallando los mecanismos para que ese abrazo se produzca. La gente está hasta los huevos.
-¿Antes no era así?
-En los años 80 dimos la espalda a los valores de nuestros abuelos y las enseñanzas de nuestros padres. Ellos venían de la Guerra Civil, de pasar calamidades, pero era una generación que valoraba cada paso positivo que daba, y sellaba las cosas. Y eso se ha tirado por la borda. Se les dio la espalda a los pueblos. Nos avergonzaba. «¿De dónde eres?» «No, yo estoy en Madrid». No, tú eres de pueblo gracias a Dios.