La Voz de Galicia

El Deportivo, a la espera de un director de juego

Torre de Marathón

pedro barreiros a coruña / la voz

La marcha de Culio abrió un hueco en el juego del Deportivo que Rabello aún no ha cubierto

11 Mar 2014. Actualizado a las 18:25 h.

Solo es un debate de sensaciones. Por ahora. Los resultados siguen avalando a este Dépor serio y seguro en defensa, instalado desde hace cuatro meses en las posiciones de ascenso directo gracias al exitoso desempeño de la retaguardia, pero que apenas emite señales de vida en ataque. La épica, vital contra el Sporting, el Alcorcón o el Hércules, por citar únicamente los últimos, o los éxitos de las acciones de estrategia taparon las penurias de su juego ofensivo, que a poco que mejore debe guiarlo sin sobresaltos al ascenso directo a final de temporada. En Anduva completó, esta vez con derrota, un nuevo partido sin apenas ocasiones e interpretó la desafinada sinfonía de un bloque carente de director sobre el campo.

Nueve jornadas después de su último partido con la camiseta blanquiazul, el Dépor sigue echando de menos a Culio, el carismático mariscal de su fútbol hasta el campeonato de invierno. Del descaro del argentino se ha pasado a las promesas de Rabello, llamado a dirigir desde la mediapunta el fútbol deportivista. Y es que más allá de las virtudes de estos dos jugones, aquello que Riazor más echa en falta es la personalidad del futbolista traspasado a la Liga de Dubái.

El mediapunta, de 19 años y que el Sevilla fichó en el 2012 del Colo Colo para que jugase hasta ahora fundamentalmente en el filial de Segunda B antes de permitir su llegada a A Coruña en préstamo hasta final de temporada, no se ha distinguido por su decisión para asomarse a la meta contraria. Según las estadísticas de la Liga de Fútbol Profesional, de los cuatro disparos que ha protagonizado en los seis partidos disputados (404 minutos) como deportivista, ninguno llegó a portería. Quizá su especialidad no sea el remate. En el Sudamericano sub-20, disputado el pasado año en Argentina, se destapó como asistente y marcó un golazo, de falta en la semifinal contra Perú.

El gol al Zaragoza

Culio, de 30 años había marcado dos goles (origen de seis puntos, contra el Barça B y la Ponferradina) y había brindado cuatro asistencias durante su estancia en A Coruña. Pero quizá la imagen que dejó grabada en la afición procede del empate contra el Zaragoza, cuando en el suspiro final del partido estrelló en el larguero una falta lejana que Borja remachó a la red. Un gol que festejó como propio en medio del delirio general.

Con Rabello volcado a la izquierda, incluso cuando apareció Sissoko, quien sorprendentemente se situó en la mediapunta, la baja de Luisinho acentuó la falta de claridad y carácter del juego deportivista en Anduva. El zurdo portugués, quien no ha parado de evolucionar desde su fichaje, aún se perderá los próximos partidos contra el Barcelona B, el Zaragoza y el Tenerife por sanción.

El traspaso de Culio propició la llegada al Dépor no solo de Rabello, sino también de Salomão (un gol antes de caer lesionado para toda la temporada), Toché (el mayor acierto, con cuatro goles en seis jornadas), Lopo (un gol en cuatro partidos), Sissoko (102 minutos y dos tarjetas amarillas) y el meta del Fabril Marc Martínez.


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