28.000 gargantas frenan al campeón
Torre de Marathón
Euforia en Riazor
Equipo y afición se unen en perfecta comunión en el partido número 1.500 en Riazor
13 Mar 2017. Actualizado a las 15:22 h.
Hacía tiempo que Riazor no vivía una comunión tan perfecta entre equipo y afición como la que se produjo ayer para lograr esa dosis extra de esfuerzo necesaria para derrotar al Barcelona.
Álex Bergantiños, desde el centro del campo, levantaba los brazos para pedir que los más de 28.000 hinchas que había en Riazor pusieran sus gargantas a servicio de la defensa del Dépor para contrarrestar el poder ofensivo azulgrana. Los futbolistas respondieron con garra, talento y tres puntos a la mejor entrada de la temporada.
Riazor vivió una tarde mágica en la que recordó anteriores gestas tanto de Liga como de Champions. En plena resaca azulgrana por la remontada frente al PSG, el partido oficial 1.500 del Deportivo en Riazor sirvió para que la hinchada blanquiazul recordara a toda España que, para remontadas, la del Milan del año 2004. Y en homenaje a aquel glorioso 7 de abril, ayer dio un paso al frente y llevó en volandas a unos jugadores que suplieron sus limitaciones físicas, tras cuatro desgastadores partidos en once días, con entusiasmo y fe en la victoria.
Cánticos contra la lluvia
Ni la lluvia ni el empate barcelonista nada más empezar el segundo tiempo frenaron un Riazor que se puso a los pies de la Sagrada Familia como pocas veces. Una Sagrada Familia coruñesa que tampoco tiene nada que envidiar a la barcelonesa. El tanto de Álex Bergantiños a 16 minutos del final del duelo bien pudo haber provocado una onda expansiva similar a la que generó el gol de Sergi Roberto en el Camp Nou.
Y así fueron pasando los últimos minutos con un estadio apretando y ensayando para la gran cita del próximo domingo. Y es que, tan metida estaba la hinchada blanquiazul ayer en empujar contra el Barça, que ni siquiera recordó que dentro de ya solo seis días hay derbi. Y no es un derbi cualquiera. Es O noso derbi. Un encuentro en el que volverá a hacer falta esa dosis extra que ayer convirtió el feudo blanquiazul en una olla a presión en la que el actual campeón de Liga acabó evaporándose.