La Voz de Galicia

Diego Caballo: «Esto no ha dejado de ser un sueño»

Torre de Marathón

Alexandre Centeno

Meses después de lograr dorsal del primer equipo, mantiene el hambre por seguir creciendo

14 Dec 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Una mañana de mediados de agosto, Carmelo del Pozo llamó a Diego Caballo (Salamanca, 1994) para mantener una pequeña reunión con él. La buena pretemporada realizada por el lateral recibía su recompensa en forma de dorsal de la primera plantilla. De esta manera adelantaba a Dubarbier y Saúl, que partían con ventaja a principio de verano. Meses después se encuentra absolutamente asentado en la primera plantilla, en la que una inoportuna lesión le hizo perder una titularidad que tras las primeras jornadas parecía indiscutible. Ahora, se pelea cada semana con Saúl por un puesto en el once. En la presente, con la sanción del cántabro, le vuelve a tocar a él.

Por eso, el golpe recibido el pasado sábado no le impedirá estar listo para recibir al Zaragoza. Aunque comenzó la semana sin entrenarse, ayer ya lo hizo. Asegura estar preparado y con ganas de volver al carril izquierdo blanquiazul.

-¿Cómo se encuentra de las pequeñas molestias que arrastraba?

-Bien, bien. No deja de ser un golpe. En cuanto se vio que no había fractura ni fisura ya me quedé más tranquilo. Según pasan los días mejora y no voy a tener problema para estar a disposición del míster.

-Ya han pasado unos meses desde que subió al primer equipo, ¿cómo se ve?

-Pues sigo adaptándome. Poco a poco. Todo tiene su período de habituarse. Voy encontrando mi sitio, pero hay que tener tranquilidad.

-¿Qué ha cambiado en este tiempo?

-Pues al final cambian muchas cosas. No deja de ser una categoría diferente, que exige mucho más. Te enfrentas a jugadores que quizá no conoces tanto, que no sabes cómo son y eso te hace exigirte más y adaptarte.

-Y, como futbolista, ¿en qué aspectos cree que ha mejorado?

-En madurez. Sin duda. Cuando vas superando categorías te exigen diferentes cosas: el tiempo de reacción o de actuación es menor. Así que, es sencillo: o te adaptas y lo haces bien, o te comen.

-Y como persona, ¿en qué ha cambiado en este tiempo?

-No creo que haya cambiado en nada. Sigo teniendo la misma gente alrededor, con los amigos que tenía de niño. Soy consciente de dónde estoy. Así que sigo siendo el mismo.

-¿Se ha habituado a salir a la calle y que le pidan fotos y autógrafos?

-Nunca te habitúas. Pero es un orgullo que te reconozcan y te pidan fotos y autógrafos. Al final, los aficionados son los que van al campo, te apoyan y ayudan. Pero ya le digo que todavía me sorprenden algunas cosas.

-¿Por ejemplo?

-El otro día fui a María Pita a ver las luces y un señor con sus hijos me paró para hacerse una foto. Incluso llamó a más gente para hacerse fotos. Fue divertido.

-A nivel colectivo, ¿cómo está viendo la temporada?

-Es el principio. Quedan muchas jornadas. Ya se ve lo que puede pasar. Cualquiera gana a cualquiera. Da igual en que posición estés. Lo importante es mantenerte ahí arriba. No dejarte ir o entrar en una zona de confort, porque es lo que hace que te vayas para abajo. Hay que estar ahí, luchar y cuando haya que dar un golpe encima de la mesa, darlo.

-¿Acomodo como el que le costó al equipo perder dos puntos el sábado?

-No creo que eso fuera por tener una sensación de comodidad. Pienso que ellos dieron un paso adelante, cogieron confianza, se vinieron arriba y lograron el empate. Como le decía antes, está todo muy igualado.

-Coincidían esta semana Dani Giménez y Pablo Marí en que el equipo debería defender más arriba. ¿Qué opina?

-Somos jugadores a los que nos gusta tener la pelota y cuando dejas de crear, te cuesta más. Cuanto más arriba defiendes, más lejos tienes tu portería y menos daño te pueden hacer.

-¿Y por qué se echan atrás?

-A lo mejor es lo que te exige el partido. No es algo que hagas conscientemente. Cada partido te exige una cosa u otra. Tampoco es que seamos un equipo que juega atrás, pero sí es cierto que alguna vez podemos dar un paso atrás y hay que darlo al frente.

-Tras lograr el sueño de subir al primer equipo, cuando se había convertido en indiscutible llegó la lesión. ¿Qué sintió?

-El sueño no ha dejado de ser un sueño. Lo importante era dar un paso al frente. Y lo había dado. Ahora, lo difícil es mantenerlo. No dejaba de ser una lesión en la jornada cinco. Lo importante era recuperarse pronto y no tener molestias ni recaídas. Luego, volver al nivel y recuperar la confianza que tenía.

-Pero tenía a Saúl descartado en la lucha y se reenganchó.

-Saúl no estaba descartado. Ninguno lo está. Todos los jugadores están metidos. Y se está viendo cómo cualquiera que sale compite y lo hace igual de bien que los que están jugando.

-Pero, de repente, los elogios que se había llevado usted cambian de destinatario.

-Es fútbol. La gente es crítica con lo que ve en el momento. En cualquier aspecto de la vida es así. Lo que ha pasado ya no queda. Puede parecer egoísta, de una forma fea, pero es presente. Igual en otro momento cambian las tornas. El futuro no sabemos lo que va a deparar. La gente opina de lo que ve en esos instantes, de lo que pasó nadie se acuerda. Y hay que asumirlo.

-¿Es posible ser amigo de un rival por el puesto o la rivalidad y el entendible egoísmo humano lo impide?

-Hay rivalidad, pero es sana. Y esa rivalidad es lo que te hace ser mejor cada día. Si no existe y te da igual todo, pues no mejora nadie. Lo que hay que tener siempre presente es que una cosa es el entrenamiento y otra fuera. Así que puedes mantener una lucha en el campo, pero salir y mantener una buena relación.

-Situémonos en el mes de junio. El equipo está ascendido con lo que la puntuación a la temporada sería de 9. ¿Qué le faltaría en el plano personal para ser de 10?

-Aquí hay un objetivo común. Si te paras a pensar, el año pasado estaba en Segunda B, intentando subir, pero sin posibilidad por el descenso del Dépor. Entonces, en verano, das un paso atrás, arriesgas y llegas al primer equipo. Para mí, si ascendemos, la temporada ya será de diez.

-Todos los jugadores hablan de que el vestuario de este Dépor es sensacional. ¿Podría compararse con la «Fabrilia» (término con el que bautizaron los futbolistas del filial a su plantilla la temporada pasada)?

-La Fabrilia fue un año. El pasado. Quien diga que este año es la Fabrilia está muy equivocado. Lo creamos ciertos jugadores que hicimos un año especial. El ambiente que se respira aquí este año es increíble. No hay egos. Todos miramos por el grupo y eso seguro que se nota si algún día se dan malas. Pero no tiene nada que ver con la Fabrilia. Para empezar, porque las exigencias también son diferentes. Este año hay un objetivo que lo marca el club y la afición. El objetivo del Fabril, lo marcamos los jugadores.


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