Tino Fernández toca fondo
Torre de Marathón
08 Apr 2019. Actualizado a las 13:11 h.
Un par de movimientos rápidos, y la culpa del desastre del Dépor ya debería descargar ahora sobre Natxo González, como la esperanza sobre José Luis Martí. Borrón, un nuevo margen de confianza y a seguir. Así se manejan los tiempos en el fútbol. Nueve meses tuvo el destituido entrenador, bastante más que algunos de los anteriores. Con Tino Fernández al frente del Deportivo, el banquillo de Riazor quema. Y en realidad la crisis del equipo nace en la presidencia, continúa en su primer ejecutivo, José González-Dans, y se reparte luego entre el resto de la pirámide, sin olvidar a unos jugadores encogidos por una crisis convertida en caricatura ante el Rayo Majadahonda.
Vive Tino Fernández su peor momento como presidente. Ha tocado fondo, como ilustró Dani Giménez sobre el Deportivo que perdió el sábado en Riazor. Inició su segundo mandato otra vez con una abrumadora mayoría accionarial. Pero en Riazor vive sus días más bajos.
Ya se sabe que el presidente del Deportivo enmendó un agujero económico que ponía en riesgo la supervivencia del club. Pero hacía décadas que el equipo no llegaba a un mes de abril de una manera más triste. Nunca en las últimas décadas era el Deportivo quinto de Segunda División a estas alturas del campeonato.
Por eso, aunque atruene la música por la megafonía del estadio o deslumbre la luz de los focos de Riazor, muy pocos dudan de que temporada tras temporada los proyectos deportivos de Tino Fernández han ido a peor. Por eso es semejante el desencanto de la afición. Si el objetivo era llenar el estadio, que acudir al campo fuese a medio plazo una experiencia exclusiva, parece que ahora no llama ni ir al campo con entradas casi regaladas. Por eso solo acudieron 15.800 a la llamada del club ante el Majadahonda.
En ese estadio medio vacío, el público se volvió contra el consejo de administración de Tino Fernández. Para él, jugar el play off no era un drama hace apenas una semana, pero Natxo González ya ha salido por la puerta. El octavo. Y a por otro.