Y de propina... ¡Ramadán!
Torre de Marathón
Ba compagina la atípica pretemporada con acostarse a las 5 de la mañana y ayunar hasta la noche
22 May 2020. Actualizado a las 09:42 h.
Son las cinco de la mañana y Abdoulaye Ba se dispone a acostarse. No, no llega a casa tras una larga noche de celebración: es el ritual que sigue cada día para poder reponer las energías suficientes y entrenarse a un buen ritmo. La crisis del covid-19, con confinamiento y pretemporada atípica incluidas, le ha coincidido con el Ramadán.
Desde que sale el sol hasta que se pone el futbolista no puede ingerir ningún tipo de alimento ni bebida. Ayuno total. Y, en esta ocasión, le ha tocado con una pretemporada que no entraba en los planes de nadie. Pero él, fiel a su religión, cumple. Como lo hace Koné. Con ambos, el Dépor tiene que tener un cuidado especial.
«El principal problema es tratar de que no se deshidraten. Como no prueban gota durante los entrenamientos, pues tenemos que andarles más encima. No solo por un posible mareo por un golpe de calor, sino porque la falta de reposición de agua, cuando se suda mucho, puede provocar lesiones musculares. Quedan pocos días (termina el 25), así que cruzamos los dedos para que no suceda nada», relata Carlos Lariño, jefe de los servicios médicos del Deportivo.
Para Ba, todo es mucho más normal de lo que pueda parecer -«llevo haciéndolo desde los 8 años, así que mi cuerpo está habituado», reconoce-, porque pese al ayuno no descuida la alimentación. Lo que hace es cambiar los horarios.
De esta manera, cuando se oculta el sol, entre las nueve y las diez de la noche, es el momento en el que comienza la ingesta de alimentos: «Es muy importante seguir los consejos del nutricionista del club. Yo lo hago, porque un deportista profesional necesita unos mínimos que no puedo pasar por alto: hidratos, proteínas...», relata.
Su hábito es comer y beber de forma más o menos continuada hasta las cinco de la mañana. «Hay futbolistas que interrumpen el sueño por la noche para levantarse y tomar algo. Es una opción», explica el doctor Lariño. El deportivista no. Trasnocha hasta que el sol está cerca de volver a salir. «A mí me sienta mejor así. Estoy despierto y voy tomando primero unas cosas, luego otras... Sobre todo dátil, que contiene fibra, y mucha agua, bebidas energéticas y leche. Es fundamental, porque al día siguiente voy a pasar 16 horas sin probar nada. La hidratación es esencial», reconoce con firmeza el central senegalés.
La diferencia entre que el Ramadán coincida en pretemporada o durante la competición -dado que el calendario musulmán es lunar varía cada año respecto al gregoriano unos diez u once días- es enorme, porque las sesiones preparatorias en este instante son más intensas y, con frecuencia, dobles. Lo explica el jefe de los servicios médicos del club: «Cuando hay sesión por la tarde no deja de ser algo casi sobrenatural para ellos. Por eso, tratamos de adaptarles, con el preparador físico, la preparación para que no hagan tanta carga. Si solo se ejercitan por la mañana, pues tienen toda la tarde para descansar, dormir... Y así reponen fuerzas hasta el momento de poder ingerir alimentos», subraya.
Medidas preventivas e higiénicas, pruebas médicas y físicas y horas de sueño robadas al reloj, pero una preparación a prueba de atletas: «No tengo duda de que, si conseguimos que no caiga en estos días que faltan, va a llegar al reinicio de la competición en un estado de forma tremendo», enfatiza el médico mientras escucha a africano decir: «No podrán conmigo».
Aumenta la concentración y el rendimiento físico para evitar ser señalado
«Claro que es duro hacer el Ramadán. Aunque yo esté acostumbrado desde los 8 años, pues cuesta. Pero es una sensación también muy buena. Te permite concentrarte más en tus oraciones para respetar a los demás. No ir a sitios malos. No hacer comentarios inapropiados. Todo eso te lo da el Ramadán», explica enfático el central cedido por el Rayo Vallecano.
Y aunque cualquiera, aun sin tener conocimientos físicos ni médicos, podría asegurar que el ayuno resta fuerzas en los entrenamientos y los partidos, Ba tira por tierra esa teoría con su propio ejemplo.
«Siempre temí que la gente pensara que no rendía lo suficiente en un entrenamiento o un partido porque estaba haciendo el Ramadán. Nunca quise que eso fuera una excusa o algo para echarme en cara. Así que, aunque pueda estar más flojo, durante el período de ayuno me muestro más fuerte que nunca. Nadie me tumba», reflexiona.
E incluso ha tenido que soportar cómo durante la época de competición algunos rivales intentaron aprovecharse de su supuesta debilidad. «Los ves venir. Creen que como te encuentras durante ese tiempo de ayuno vas a estar más débil. Pero conmigo no pueden. Y yo pienso, este que viene ahí es tonto [se ríe]. Yo los días de partido no hago ayuno. Los deportistas tenemos dispensa para hacerlo, porque hay que estar al cien por cien para hacer nuestro trabajo. El resto de los días sí», subraya el futbolista, que aspira a debutar con el Deportivo en cuanto se retome la competición.
Porque si algo tiene claro el senegalés es que «a nadie le importa si yo tengo que comer más o menos, o cuándo lo hago. La afición quiere ver a su equipo, y yo voy a darles el espectáculo que quieren», sentencia.