El viaje de Lara a los infiernos
Torre de Marathón
La perla sevillana comenzó como titular y con gol, pero fue suplente en las tres últimas jornadas y el sábado vio la roja
10 Dec 2020. Actualizado a las 22:44 h.
«Insistir, persistir, resistir y nunca desistir». Lara bien se puede aplicar el lema que preside sus cuentas en las redes sociales para este momento que atraviesa, el más delicado desde que hace tres meses fichó por el Deportivo. Suplente en los últimos planes de Fernando Vázquez, fue expulsado en Pontevedra y será baja en el partido del domingo a las cinco de la tarde en Riazor contra el Celta B.
Nunca en las tres temporadas y pico que han transcurrido desde que dio el salto al filial del Sevilla, esta perla que ahora viste la blanquiazul había visto la tarjeta roja. Y la recibió tras recibir una falta y en un rifirrafe exagerado por el delantero granate Rufo: «En el minuto 81 el jugador Alonso Lara, Jose fue expulsado por el siguiente motivo: golpear con la palma de la mano en el pecho de un contrario con uso de fuerza excesiva sin estar el balón en juego». Aquel fue el último paso de Lara (Sevilla, 2000) hacia los infiernos, donde el atacante cedido por el cuadro hispalense en el Deportivo ha caído de forma insospechada después de un arranque de Liga como fijo en las alineaciones.
Falso extremo en los sistemas del profesor de Castrofeito, más parecido a Nolito que a Jesús Navas durante su primer desafío de responsabilidad lejos del Sevilla, el joven jugador había pasado de puntillas por las tres primeras jornadas, justo hasta que el Coruxo apareció por el estadio de Riazor. Entonces, con dos fogonazos, por fin se asemejó al eléctrico futbolista protegido por Joaquín Caparrós durante su irrupción en el Sevilla y el que se anunciaba con su fichaje. En acciones casi calcadas, desbordó al lateral contrario y marcó. El árbitro anuló la primera por un fuera de juego que no existía, mientras en la segunda, como guinda a una combinación de todo el ataque deportivista, quebró a su par antes de cruzar sin apelación.
Cualidades
Hasta ese momento su juego había adolecido de justo aquello que más se echa en falta en el Dépor de este arranque liguero, y que a él se le señalaba como el más indicado a aportar: alegría, movilidad y desmarques. Dotado de un poderoso tren inferior, a Lara se le ha visto demasiadas veces de espaldas a portería, con el balón pegado al pie, así como enredado en un bosque de piernas, sin ideas para hallar huecos, ni facilidad para escaparse de adversarios que siempre lo atan en corto. La tristeza ha invadido poco a poco el juego, incluso el rostro, de un jugador calificado de asociativo y vertical, pero que en estas siete primeras jornadas cada vez recuerda menos a aquella perla capaz de entrar en los planes de Lopetegui en la atípica recta final de la pasada temporada.
Su condena al banquillo en favor de otros compañeros y hasta de la puesta en práctica de un distinto sistema de juego ha coincidido con la lesión de Keko, el puñal deportivista de la otra banda. Así que Vázquez se ha inclinado por jugar sin extremos en una alineación del Deportivo con más retrato defensivo que nunca. De los ensayos de pretemporada con dos delanteros y los elogios a la capacidad de sus atacantes, el entrenador coruñés ha pasado a la zaga de tres centrales, dos carrileros y tres pivotes por delante con que saltó al césped de Pasarón. Habrá que ver si repite pizarra este domingo como local frente al Celta B, de nuevo contra un adversario que habitualmente se planta con dos referencias atacantes.
Reacción
El técnico, en su día padrino futbolístico de promesas como Joaquín o Rubén Castro, prefiere ahora a Borja Galán en el puesto en que Lara había comenzado, aunque el ex fabrilista ha participado más en el juego desde la mediapunta que por el costado, mientras un mediocentro como Gandoy se ha visto desplazado a la banda derecha. Justo ahí jugó Lara cuando con casi toda la segunda parte por delante salió al campo en Pontevedra, donde destacó como el primer refresco deportivista, hasta que recibió una falta y, en una reacción propia de patio de colegio, empujó a Rufo y fue expulsado.
Es un nuevo contratiempo de diciembre para Lara, que por estas fechas en el 2018 se vio obligado a comenzar de nuevo después de romperse los ligamentos de la rodilla izquierda. Ahora vuelve a torcer el gesto, quizá para apretar los dientes como entonces, espabilar y volver más fuerte a una temporada y un Deportivo que no espera a nadie en su carrera por regresar a la élite del fútbol español.